La noche de la empresa vasca 2022
REGISTRO

“Es un lujo renunciar a un recurso como el gas”

Jacinto Lobo (Consejero de Barbo Renovables y del Círculo de Energía Fineco-Kutxabank) es un reconocido experto en el campo de la energía. Aconseja valorar que “el déficit neto de la balanza energética en España fue de 25.000 millones de euros en el primer semestre de 2022”, por lo que “no se puede estar tan cerrado como para ignorar un recurso que tenemos aquí, el gas, en una situación como la actual y la de los próximos años”.

Y el Mejor Empresario Vasco del Año 2021 es...
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Jesús Galindo
Bilbao
15/9/22
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Energía
Jacinto Lobo Morán es Ingeniero Industrial, especialidad Técnicas Energéticas, por la Escuela de Bilbao. Ex director general del EVE, de Bizkaia Energía y de Energía de Ence Energía y Celulosa. Actualmente es consejero de Barbo Renovables y del Círculo de Energía Fineco-Kutxabank.

> ¿La Unión Europea tiene alguna posibilidad de esquivar la crisis energética este invierno? ¿Será inevitable que se pare temporalmente la gran industria consumidora de gas natural?

La Unión Europea está tomando medidas desde el principio de la última parte de la crisis, que ya venía del año anterior, en cuanto a diversificar sus sistemas de suministro, sobre todo de gas natural y sobre todo del proveniente de la federación rusa. Ya en el mes de mayo aprobó el plan ‘REPowerEu’ para reducir los consumos de gas en la medida de lo posible y las importaciones desde Rusia; y, en Consejo de 26 Julio, el ahorro se concretó en el 15 por ciento. A parte de eso, y de obligado cumplimiento, instó a los estados miembro a elevar el almacenamiento de reservas estratégicas por encima del 80 por ciento, cota que ya se ha conseguido. Eso significa que teóricamente, con un invierto normal, con ese 80 por ciento almacenado, podríamos llegar al 20 por ciento al final de abril aunque Rusia cortara el suministro, que ya está en un orden del 10 por ciento de su suministro habitual. Adicionalmente, suceden cosas que no son positivas y que inciden negativamente en el asunto, como la gran sequía que padece Europa.

La UE, con un invierno normal y aunque Rusia corte el gas, llegará a abril. Hay riesgo de paradas puntuales de la industria por los precios, como sucede ahora

Por ejemplo, los precios del mercado eléctrico Nordpool de Noruega, que es solo hidráulico, ha pasado de 15/20 euros/ MWh a 80/100. La sequía también la notan. Y, además, en Francia han parado unas cuantas centrales para mantenimiento y para una serie de inspecciones requeridas por la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa por un problema surgido en noviembre de 2021. Han estado parados hasta fin de agosto 30 reactores de su parque de 56. Han arrancado cinco en septiembre, pero todavía quedan 25 sin producir, lo que también tensiona los problemas en España y en el resto de países. Medidas se han tomado y se toman con la idea clara de reducir la dependencia de Rusia, porque en algunos países había llegado al 100 por ciento y en Alemania al 50 por ciento. Esas son condiciones de riesgo externo. Por muy bueno que sea un suministrador no puedes depender tanto de él. No hay ningún sector industrial que dependa más de un 50 por ciento de un solo proveedor.

> Se dice que España presenta una posición más diversificada y desahogada en la actual crisis del gas. ¿Es cierto o las posibilidades de que pare la gran industria son las mismas?

España y Portugal, Iberia, cuentan con siete terminales de GNL activas, seis en España, la tercera se construyó en el País Vasco, y una octava en Gijón, que se está pensando en arrancar. Fueron una apuesta importante que ofrece la posibilidad de diversificar los suministros con Argelia. España sí está diversificada, pero debemos tener en cuenta que recibimos gas licuado, que es, en general, más caro que el de gasoducto. Los yacimientos argelinos están a 1.600 kilómetros de Córdoba, relativamente cerca; y, para el gas licuado, el primer proveedor del semestre ha sido Estados Unidos. Hablamos de cruzar el Atlántico y, por cierto, gas de fracturación hidráulica. Otra de las hipocresías de este país. Creamos leyes para impedir explorar nuestros recursos, por pobres y pequeños que sean, y no nos importa quemar gas de Estados Unidos 100 por ciento procedente del fracking. También es cierto que existe el riesgo de tener que hacer puntualmente paradas industriales por los precios. Este factor será el impedimento de muchas industrias, como estamos viendo ya con algunas cogeneraciones que han debido parar.

Los precios de la energía deben reflejar los costes

> ¿Qué valoración le merece la política energética? ¿Qué déficits presenta?

La política que se ha desarrollado a instancias de la UE, el plan de Energía y Clima, es una iniciativa correcta, pensada y holista. Para mí, sin embargo, tiene un déficit importante: le falta pedagogía. Planes como el de transición energética tienen que ser asumidos por todo el mundo. No solo por los estados, los gobiernos o los partidos, sino por todos los ciudadanos. Si no nos subimos todos al mismo carro y vamos en distintas direcciones, no llegaremos a buen puerto. La pedagogía ha sido, a mi juicio, clave en la transición para abandonar el tabaco. Esta se hizo con una campaña, que no se quién pensó, pero bien implantada, que nos ha llevado a abandonar el tabaco en espacios cerrados sin que nadie piense que nos han manipulado. Es imprescindible que 7.800 millones de personas en el mundo se pongan de acuerdo para producir la transición energética. Si no, no llegará a buen puerto.

> ¿Aun así, la descarbonización hay que repensarla y acompasarla como manifiestan directivos de Repsol o acelerarla como señalan los de Iberdrola?

Ambos tienen razón. Me posiciono en medio. Nos hemos planteado una estrategia a 2050, aprobada en 2020 y con un plazo de 30 años. Leyendo bibliografía al respecto, esta es la cuarta o quinta transición realizada por el hombre en el campo energético. Las anteriores se han realizado en periodos de 30 a 50 años. El periodo de 2020 a 2050 parece razonable. Incluso sabemos que no se puede acelerar más, aunque pensemos que sí por disponer de más tecnologías y más conocimiento. El online en el que parece vivir la sociedad actual nos hace creer que todo puede conseguirse más rápido. La transición, como nos enseñan las experiencias anteriores, lleva su tiempo porque tienes unas infraestructuras y tecnología ingente en red de gasolineras, gasoductos, oleoductos, talleres de vehículos, etc. Transformar eso supone mover un trasatlántico tan grande que es imposible hacerlo de la noche a la mañana. Hemos puesto un periodo que muchos piensan que es demasiado largo y otros demasiado corto, pero tal como está planteado me parece correcto.

> ¿En un estado de crisis energética como el actual, con sus derivadas para la industria y los consumidores particulares, que valoración le merece la prohibición de la extracción del gas en España, o mantener los plazos de cierre de las nucleares?

No es acertado. Todo es revisable. En ciertos momentos se toman decisiones que se consideran correctas, pero si las circunstancias y el contexto cambian debemos ser capaces de repensar las cosas. Hemos decidió en Francia y España que la fracturación hidráulica no es aconsejable porque hay una densidad poblacional que no se da en Estados Unido. Sin embargo, hay que valorar que tenemos esos recursos y que es razonable plantear el debate para explotarlos. Como decía al principio, en el primer semestre, Estados Unidos fue el primer proveedor con un gas 100 por ciento de fracking. > ¿Es cierto que en España existe suficiente recurso de gas, vía fracking, para cubrir la demanda nacional durante décadas? No soy experto en la materia, pero para unos cuantos años seguro que sí, porque ya en mi época del EVE hicimos estudios que lo demostraban. > El Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas ha sacado un informe en el que calcula 40 años de autoabastecimiento…

Los sistemas eléctricos son muy dinámicos y el gas ayuda en esa flexibilidad

Hay que valorar que el gas es crítico en esta transición. Hay compañías que han aprobado que a partir de 2030 no venderán gas a ningún cliente. Muchas empresas ya han asimilado que el gas tiene que desaparecer, aunque emita menos CO2 por kilovatiohora que una planta de carbón, pero también lo produce. Y hay que eliminarlo porque en 2050 las emisiones netas deben ser cero. No nos queda más remedio. Pero no debe olvidarse que el gas en esta transición es clave para la producción de energía eléctrica por su gestionabilidad. Los sistemas eléctricos son muy dinámicos y requieren máquinas subiendo y bajando carga, adaptándose a como consumimos, a nuestra vida, y el gas de momento ayuda en esa flexibilidad.

> ¿La economía nacional, con una deuda pública muy alta sobre PIB, una dependencia absoluta de las importaciones de crudo y gas y una posición periférica en la economía europea, puede permitirse renunciar a asegurar, abaratar y nacionalizar una materia prima base como el gas natural para dar respaldo a la transición energética diseñada?

Lo primero que debe valorarse es que, en el primer semestre de 2022, el déficit comercial energético neto español alcanzó 25.000 millones de euros. Renunciar es un lujo. Se debe asumir que hay personas que dicen que eso no es factible, que se han aprobado leyes que deben cumplirse, pero por lo menos hay que abrir el debate. No se puede estar tan cerrado como para ignorar un recurso que tenemos aquí y en una situación como la actual y la de los próximos años.

> ¿Un país como España puede ser un ‘hub’ gasístico para Europa sin producir un metro cúbico de gas?

Sí, es posible. De hecho ya somos un ‘hub’ gasista por las potentes infraestructuras de importación, pero de segunda división por nuestra posición periférica. No somos Roterdam. > ¿En términos de BCMs y a día de hoy, las infraestructuras españolas de conexión con Europa que porcentaje podrían cubrir de las exportaciones anuales de Rusia a Europa? Nuestra capacidad actual por gasoductos de conexión con Francia, Irún y Larraun, son 7,5 gigametros cúbicos (miles de millones de metros cúbicos), que en el sistema internacional es el equivalente a BCM. Con modificaciones en las estaciones de compresión se podría llegar a nueve. Rusia exportaba a Europa 180-190 gigametros cúbicos. Incluso, el MidCat original, que contempla 3.000 millones de inversión para reforzar una red muy débil como la francesa, aportaría otros 10 gigametros cúbicos como mucho. Ambas interconexiones sumarían no más de 20 gigametros cúbicos. No despreciables, pero pequeño. Eso con el MidCat original, pero los 400 millones actuales para la Conexión de Tránsito por los Pirineos Orientales, no el Midcat, supondría que ese gas serviría para alimentar al sureste de Francia. No para suministrar a Alemania, ni a ningún otro país.

> ¿La crisis energética alineará las políticas europeas?

Voy a contestar a la gallega. Servirá para alinearnos, pero ya se ve que algún país va a su aire. La mayoría se alineará y además servirá para que nos sintamos de verdad europeos, que es una de las cosas que nos falta. Lo importante es la unión ante los problemas. Cuanto más unidos mejor, pero por desgracia algunos países optan por otras alternativas, como Hungría.

> ¿Los precios de la energía acabarán imponiendo un cambio de transición energética, o se incidirá en las ‘subvenciones’ y ‘rebajas fiscales’?

Antes de contestar voy a matizar algo importante. Una parte del precio energético actual es estructural y se quedará. Los gases baratos son los de proximidad y se están agotando. Ha empezado el declive en Argelia, Groningen y Troll (Noruega), como estaba previsto. Igual que sucedió con La Gaviota. Los gases serán lejanos, de Qatar, Trinidad, Nigeria, Estados Unidos; licuados y caros. Por tanto, un parte muy importante del precio se fijará estructuralmente. Y esto afecta a la electricidad. El gas marca precio durante muchas horas en todos los sistemas europeos. Critican el sistema español pero el algoritmo Euphemia se aplica en todos los países de la UE. El gas y el agua están marcando precios. Limitar precios en la hora punta, como piensa la UE, puede ser importante pero no sé cómo lo harán. Estoy con la Agencia Internacional de la Energía, que pide que el precio refleje los costes reales, no inflados, ni ficticios, o estándares, como ha ocurrido alguna vez en España. Todo lo que no sean costes reales es engañarnos, como hacer deducciones, o topar el gas para pagarlo por otro lado. El que vende lo hace a un precio y, si lo pagas difiriendo, el problema se mantiene. Las ayudas fiscales para lanzar una tecnología son importantes, pero sistemas como el mercado de derechos de emisión han llevado al carbón a no ser competitivo, lo que ha provocado el cierre de sus plantas por razones comerciales más que políticas. Engañarnos no es conveniente nunca. Los precios deben reflejar los costes.

> ¿El gas, a pesar de esta crisis, será más importante, o menos, en el futuro europeo?

Hasta 2050 será muy importante. Más allá, en teoría, no. Pero hay investigaciones en la captura del CO2, en Islandia y otros países, muy prometedoras. Si tienen éxito, podrían extender su uso. Pero hasta 2050, el gas será clave y Gazprom lo sabía. Ya ha abierto un gasoducto con China, el Power of Siberia, y trabaja en unir las reservas del Este de los Urales, desde las que suministra a Europa, con el ‘PoS’. China, en 2014, comenzó a sustituir el carbón -quema el 50% de la producción mundial- por gas, entre otras. Rusia tiene alternativas de oportunidad y de coste.

> ¿La crisis del gas afianzará el resurgir de la nuclear, o esta tecnología ya está avalada por el crecimiento de consumo energético mundial?

El debate nuclear debería iniciarse, sobre todo los países que han aprobado el cierre de sus centrales. En 2011 hubo un accidente en Fukushima, en un país del G-7, pero Japón ya ha tomado la decisión de reabrir las centrales. No todas, porque algunas no han obtenido el aprobado a las nuevas exigencias de seguridad. Incluso ya tienen previsto abrir alguna este mismo invierno. Alemania también tomo en 2011 la decisión de cerrar su potencia a finales de 2022. Le quedan tres reactores abiertos, pero en este momento, con un gobierno de coalición con los Verdes, han decidido dejarlas hasta abril de 2023, hasta que pase el invierno. Si viene un invierno muy crudo, Alemania tendrá un problema muy grave que afectará al resto de los países. Lo mismo, o más. Está claro que el debate debe abrirse, sobre todo los que ya tiene centrales en servicio y pasen los análisis de seguridad. Las centrales europeas son todas seguras.

No se habla del otro 50% de la energía final a descarbonizar

> ¿Si estuviera en su mano, podría señalar alguna medida que ayude a una transición más eficiente?

Hay un tema del que no se habla y es muy importante. Hay dos tipos de energías: la primaria, que está disponible en la naturaleza; y la final, que es la que ya está lista para consumir. Entre las primeras no está la electricidad, pero sí en las finales. Usando combustibles primarios generamos electricidad, que destinamos a muchas aplicaciones. La energía final, hoy, se cubre de media en un 24 por ciento con electricidad, aunque hay países como Francia que llegan al 28 por ciento. El objetivo de la UE es alcanzar el 50 por ciento en 2050. Esto requiere electrificar sobre todo el sistema de movilidad. Es una tarea posible y dura, especialmente por la falta de sistemas de recarga. El otro 50 por ciento, del que se habla muy poco, es el calor de las fábricas, la calefacción, el agua caliente… También debe ser renovable y requerirá un esfuerzo enorme. Hay que explicarlo porque todos los sistemas actuales, como las calderas de combustibles fósiles, desaparecerán. Hay que facilitar el nuevo modelo en el que serán básicos la biomasa, la solar y la bomba de calor (aerotermia). Debemos empezar a crear infraestructuras, formar instaladores, impulsar un urbanismo que planifique estos sistemas en las ciudades y en las promociones inmobiliarias, porque 2050 está a la vuelta de la esquina y nadie habla de este 50 por ciento. Otro aspecto importante, al que ya me he referido, es la pedagogía y educación sobre la transición.

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