Alemania

Liberales, socialistas y verdes han llegado a un acuerdo para formar un Gobierno de coalición en Alemania. Tratándose de ideologías aparentemente tan distintas algunos se habrán preguntado sobre las posibilidades de que un pacto de estas características funcione. Desde mi punto de vista es viable cuando el punto de partida es una economía con superávit fiscal, endeudamiento contenido y pleno empleo. Con ella se puede hacer frente a cualquier demanda, incluso las más contradictorias: los liberales querrán bajar los impuestos, los socialistas aumentar el gasto público y los verdes subvencionar la transición medioambiental. ¿Lo pueden hacer? Sin duda alguna.

La clave reside en disponer de un margen de maniobra como el que Alemania ha sido capaz de preservar, cualquiera que fuese la coyuntura. A juzgar por las intenciones del Gobierno, a España le gustaría seguir una senda parecida pero es evidente que no puede. La tolerancia en materia de déficit presupuestario se acabará en 2023 para luego enfrentarnos a un duro y desagradable proceso de consolidación fiscal. Todos los gobiernos españoles, incluido el actual, han competido para ver cuál llegaba más lejos y se endeudaba más. Un proceso irreversible que ha destruido cualquier margen de maniobra.

Ahora no pueden bajar impuestos (en realidad los aumentan), o proporcionar más prestaciones sociales (lo de las pensiones consiste en una huida hacia delante insostenible), sin colocarse al borde del abismo. Aunque algunos crean lo contrario, una Deuda pública situada en los aledaños del 120% del PIB limita radicalmente lo que el Gobierno puede o no puede hacer. Desde luego nada que ver con lo que la coalición alemana se puede permitir. Quienes defienden un gasto social importante y un sector público eficaz deberían entender que para conseguirlo más vale ser un liberal de derechas que un socialista de izquierdas.

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