CON EL APOYO DEL GRUPO MEXICANO, DRAXTON ATXONDO ABORDA UN PROCESO DE DIVERSIFICACIÓN PARA SEGUIR CRECIENDO, AL TIEMPO QUE CONSOLIDA SU LIDERAZGO EN EL NICHO DE LAS HORQUILLAS DE FRENO
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La integración de Fuchosa, en 2015, en la división de automoción de Grupo Industrial Saltillo (GIS) permitió a Draxton Atxondo abordar un proceso de diversificación y avanzar, así, en su estrategia de crecimiento. Con el impulso de la compañía mexicana, que fabrica y comercializa componentes para los sectores de automoción y hogar y opera en México, España, Italia, República Checa, Polonia y China, Draxton Atxondo ha emprendido un plan con el fin de consolidar su liderazgo de mercado en el nicho de las horquillas de freno para automoción y, al mismo tiempo, ampliar su cartera de productos.
La historia de la compañía vizcaína, que el año pasado facturó 91 millones de euros, se remonta a 1968, cuando se constituyó Fundiciones Atxondo. Por aquel entonces, la zona del Duranguesado concentraba la mayor densidad de fundiciones de toda Europa y en aquel entorno nació como una instalación generalista que, en sus inicios, trabajaba para diversos sectores de actividad. Tras un periodo difícil de crisis general en la década de los años 80 del siglo pasado, en 1987 se produjo una reconversión interna que provocó que los trabajadores aportaran capital y se hicieran cargo de la empresa al 100 por ciento, convirtiéndose en una sociedad anónima laboral.
Uno de los acontecimientos más destacables para el devenir de la compañía tuvo lugar en 1991, cuando su comité de dirección decidió dar un cambio de rumbo y apostar por la especialización. Aquel mismo año, pasó a denominarse Fuchosa y sus responsables concentraron la producción en el sector de automoción, concretamente en un componente de seguridad del freno de disco. Fue así como empezó a diferenciarse mediante la fabricación de las horquillas.
Apenas un lustro más tarde, el grupo industrial francés Valfond se hizo con la mayoría de la firma vizcaína para impulsar su modernización, así como para llevar a cabo la ampliación de sus medios productivos. De la mano del grupo galo, que se mantuvo en el accionariado hasta el año 2000, emprendió sucesivas inversiones que le permitieron aumentar tanto su capacidad de producción como su plantilla e hizo una apuesta inequívoca por sus capacidades de ingeniería.
Otros hitos remarcables en la historia de la compañía fueron su transformación en sociedad limitada, en 2003, y su integración, tres años más tarde, en el Grupo ACE (Automotive Components Europe), lo que posibilitó a Fuchosa dar un paso adelante en su estrategia de internacionalización, con el foco puesto en el mercado del Centro y Este de Europa. Este fue, precisamente, el origen de la entrada de Grupo Industrial Saltillo en la empresa. En diciembre de 2015, la multinacional mexicana adquirió el grupo ACE y, como parte de él, a Fuchosa. GIS cuenta con 14 plantas de producción en los seis países mencionados, emplea a unas 6.000 personas y el año pasado obtuvo ventas globales por valor de 1.032 millones de dólares, algo más de 900 millones de euros. Por lo que se refiere a Draxton, su división de automoción, está presente en Norteamérica, Europa y Asia, es especialista en fundición y mecanizado de componentes de alta complejidad y cuenta con una capacidad anual de fundición de hierro de 635.000 toneladas, de 10.000 toneladas de aluminio y con una capacidad de mecanizado de 17 millones de piezas.
Tras varios años dedicados a la integración en Draxton, la firma vizcaína, cuyas instalaciones albergan la sede del centro de competencia de ingeniería de frenos, que presta servicio a todas las plantas del grupo, decidió abordar un proceso de diversificación competitiva, al entender que era difícil seguir creciendo en el segmento de las horquillas debido a la importante cuota que mantiene a nivel europeo (alrededor de un 40%) en este nicho de negocio. Sin abandonar el sector de automoción y con la vista puesta a los componentes del freno, ha comenzado a fabricar las carcasas del freno de disco, así como piezas para vehículo pesado. Según explica la directora de la planta de Atxondo, Marta Ratón, “no queremos hacer muchos más productos, ya que nuestro objetivo es fabricarlos con los mismos parámetros y la misma competitividad que fabricamos las horquillas”.
El apoyo de Grupo Industrial Saltillo resulta clave para abordar esta nueva etapa, que requiere de un intensivo plan de inversiones en equipo e instalaciones. De modo recurrente, la compañía emplea unos dos millones de euros anuales en desembolsos relacionados con labores de mantenimiento y renovación de la planta vizcaína, en la que dispone de cuatro hornos de inducción eléctrica con una capacidad de 12 toneladas cada uno, así como de dos líneas de moldeo vertical y una granalladora al final de cada instalación. No obstante, la hoja de ruta que Draxton ha definido para flexibilizar y adaptar sus instalaciones de Atxondo a los nuevos productos, así como para implantar en ellas nuevas tecnologías y soluciones innovadoras que generen procesos robustos y competitivos integrando la innovación como uno de sus motores de crecimiento, ha requerido de importantes inversiones adicionales recientemente ejecutadas. En este sentido, la compañía implantó hace unos meses una instalación para la fabricación de machos, lo que le permite fabricar de modo competitivo otro tipo de productos que requieren de machos para su fabricación. Además, ha llevado a cabo diversas actuaciones para la implantación de nuevas tecnologías encaminadas a avanzar en la denominada ‘Fábrica Inteligente’, como la integración de una célula de defectos, con la que se identifican de forma automática irregularidades superficiales que pueden aparecer en las piezas.
Igualmente, Draxton Atxondo ha desplegado en fechas recientes otras actuaciones orientadas a la aplicación de sensórica y tecnologías de visión para mejorar el desempeño de sus líneas de producción, entre las que destacan la puesta en marcha de un controlador de precisión de moldeo, que detecta posibles desajustes o errores de paralelismos en los moldes de arena antes de verter el hierro fundido en los mismos. En la actualidad, están en pleno desarrollo de un proyecto intensivo en inversiones enfocado, básicamente, a actualizar tecnológicamente la planta. Las instalaciones están inmersas en un plan de renovación y modernización de infraestructuras críticas con el objetivo de mejorar su competitividad a medio plazo, tal y como explica Marta Ratón. Además, el proyecto ayudará a reducir los impactos ambientales, ya que la actualización incluye tanto equipos productivos como instalaciones dedicadas a minimizar su huella de carbono y a avanzar hacia la descarbonización. Dado que la horquilla de freno, el principal producto que se fabrica en Atxondo, no es un elemento que varíeen el vehículo eléctrico, la electrificación no supone una amenaza como tal para Draxton.
Su directora la ve “más en clave de oportunidad”, aunque reconoce que acarrea cambios importantes, como la digitalización, la conectividad de todos los procesos o la descarbonización, aspectos en los que ya trabaja la fábrica vizcaína. Precisamente, para adaptarse a estos cambios, ha definido cuatro grandes líneas de trabajo que incluyen, además de la mencionada diversificación, el mantenimiento de la eficiencia y la competitividad, a través de las inversiones en digitalización, en automatización y en soluciones relacionadas con la Industria 4.0; la atracción y la retención de talento; y avanzar en todo lo relacionado con el concepto del ‘working enviroment’, centrándose en la mejora del entorno de trabajo tanto a nivel interno (productividad, condiciones de seguridad y salud laboral, etc) como externo (reducción de impactos ambientales y huella de carbono).
Estoy sumamente emocionado (…) fue un gusto cuando nos avisaron de este reconocimiento (...) Euskadi, para nosotros, es muy especial. Es una tierra que nos adoptó (...) Y aquí somos felices trabajando. Esto inició hace 96 años. Con nuestro fundador, un joven visionario que empezó a hacer cacerolas y componentes para cocina: don Isidro López Zertuche. Él tuvo esta visión. Cuando empezó a hacer estas cacerolas y estas sartenes dijo: “tengo que hacer la fundición también para los componentes” (...). Y con su legado y visión, cuando empezó a crecer en México en los años 60, decidimos utilizar esa fundición para hacer componentes de automoción.
Y así, en base a componentes de automoción, finalmente fuimos los líderes en México (...) y dijimos: automoción es global. Tenemos que ser globales ¿Dónde está la empresa más competitiva de componentes de freno en el mundo? Pues está en Euskadi. Vinimos con ellos. Decidimos invertir con ellos y aquí estamos (...). Aquí, encontramos talento. Podemos vender mucho. Podemos invertir mucho (...) la tecnología es muy importante en nuestro negocio, pero sin el talento de la gente que tenemos aquí no lo hubiéramos podido lograr (...). Aquí está nuestro centro internacional de tecnología y de desarrollo de ingeniería. Desde aquí se diseñan todas las piezas de frenos a nivel mundial para cualquier empresa de Draxton (...). Eso es muy importante para nosotros, porque no solo exportamos productos, también conocimiento e ingeniería.
Así que se puede decir que cualquier componente de freno que vean en algún automóvil cuando estén en alguna parte del mundo, también es ‘made in Euskadi’, porque está hecho con inteligencia que sale de aquí. Valores compartidos Don Isidro estaría muy orgulloso con este premio, porque compartió muchos valores con la sociedad de Euskadi: innovación, crecimiento, emprender. Pero, sobre todo, la pasión y el corazón que se le ponen a las cosas para poder sacarlas adelante (...). Quiero acabar con una frase suya: lo más transcendental del ser humano son las obras que deja, porque eso es lo que va a perdurar, más que su existencia física. Y esto es Draxton Atxondo.
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