La noche de la empresa vasca 2022
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Tecnología

La unión hace la fuerza en todo, incluida la tecnología. Una gestión compartida que eleva el rendimiento.

Y el Mejor Empresario Vasco del Año 2021 es...
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Luis Blanco
15/10/2020
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Allá por 1949, don Leandro José Torrontegui lo vio claro. Nacido en Bilbao en 1888, fue catedrático y director de la Escuela de Ingenieros Industriales de Bilbao, labor que compaginó con la dirección de la Babcock&Wilcox entre 1927 y 1969, convenció a todos de que la Escuela, fundada en 1897 para proveer de técnicos formados a la industria vasca, necesitaba un moderno laboratorio de investigación y ensayo con la finalidad de “...cooperar con la industria llevando a cabo, en coordinación con la misma, cuantos ensayos e investigaciones industriales aquella plantee en relación con sus problemas técnicos específicos."

En 1955, bajo su dirección, culmina el traslado de la Escuela desde La Casilla a su actual ubicación en Basurto y la creación de los laboratorios de Labein en Olabeaga, una alianza entre la industria, la universidad y las instituciones públicas que aún perdura, integrada en la fundación Tecnalia. Así nació el modelo de centros tecnológicos de Euskadi, en los que la investigación se centra de forma clara y directa en la aplicación de soluciones y el desarrollo tecnológico, en proyectos casi listos para ser desplegados en producción y comercialización por las propias empresas.

La red de tecnología es uno de los secretos de la competitividad de las pymes vascas. En Euskadi ya no existen empresas como Babcock & Wilcox, con miles de trabajadores y enormes instalaciones, con capacidad de dotarse de grandes laboratorios propios, pero empresas muy pequeñas, de apenas 50 o, como mucho, 100 personas en plantilla compiten en innovación en todo el mundo, en sectores tan exigentes como automoción, aeroespacial, máquina herramienta, equipamiento eléctrico y electrónico o el propio sector químico. Una pequeña empresa formuladora de productos para el tratamiento de madera, que ve una oportunidad de mercado en formular un nuevo aceite para maderas tropicales de muebles de jardín, no necesita invertir en cromatógrafos, estar a la última en el conocimiento de revistas científicas, ni enredarse en el complejo mundo de las subvenciones públicas porque los centros tecnológicos evitan barreras de inversión y conocimiento que tanto limitan la I+D+i en las pymes.

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