La noche de la empresa vasca 2022
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Recesión europea

Se trata de que el euro no se convierta en un problema para la economía europea y sus ciudadanos

Y el Mejor Empresario Vasco del Año 2021 es...
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Jon Larrinaga
15/5/2020
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Las previsiones del informe de primavera de la Comisión Europea estiman una caída del PIB de la zona euro del 7,7%, de un 6,5% en USA y del 3,5% de la economía mundial, para este año 2020. Las economías de Italia (-9,5%), España (-9,4%) y Francia (-8,2%) caerán más que la media de la zona euro, por la importancia relativa que en ellas tiene el turismo. En consecuencia, el ratio de deuda pública en la UEM alcanzará en 2020 un 102% del PIB (60% es el límite es tablecido), difiriendo la situación de los países miembros: Italia, 159%; España, 115%; Francia, 116%; Alemania, 75%. En la economía USA dicho ratio se situará en un 131%. La Comisión prevé que en 2021 se producirá un fuerte crecimiento del PIB, del orden del 6,3%, y que este será mayor en el caso de Italia (+6,5%), Francia (+7,4%) y España (+7%). Esta previsión se sustenta en dos hipótesis: que la pandemia esté controlada para finales de mayo, y no se produzca un rebrote significativo en otoño, y que las medidas de apoyo a la economía europea anunciadas por el BCE, la UE y los países sean suficientes y se ejecuten con rapidez.

El esfuerzo que supone el proyectado Fondo de Recuperación Europeo equivale al 8% del PIB de la UE y desde el punto de vista cuantitativo supondrá un impulso importante para la actividad. Su destino a la reconversión del modelo energético, la digitalización de la economía, el impulso a la formación acelerará el cambio que las economías europeas necesitan. También debería incorporar dicho fondo un componente de ingreso como los eurobonos, que contribuya a aligerar la carga de los países más endeudados y así, a la estabilidad del euro. Este instrumento es aún más necesario cuando el tribunal constitucional alemán ha puesto en duda el papel del BCE en la mutualización de la deuda. Esta incursión entorpece el papel que el BCE quiere desempeñar en esta coyuntura y nos muestra, una vez más, la precariedad del sistema euro. El BCE no dispone de las atribuciones de la Reserva Federal y sería conveniente que esta nueva crisis nos sirva para completar sus competencias.

Se trata de que el euro no se convierta en un problema para la economía europea y sus ciudadanos.

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