El Fondo Next Generation EU y, en particular, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, ha despertado el interés general. Son muchos miles de millones los que vienen de Bruselas, “dinero nuevo” que llega en un momento muy delicado de la economía. Se sabe que Bruselas quiere que este fondo se invierta en proyectos y reformas concretas, sobre todo relacionadas con la transformación digital y la transición ecológica, pero no hay mucha más definición. Le corresponde al Gobierno de España elaborar el Plan, y remitirlo para su aprobación a la Comisión Europea. En principio, son proyectos y reformas que pueden presentar los diferentes niveles de la Administración Pública (Local, Autonómica y Estatal) y también tienen una dimensión de colaboración público-privada, así que muchos son los llamados.
El Fondo Next Generation EU y, en particular, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, ha despertado el interés general.
Sobre cuántos serán los elegidos (y cómo será el proceso de decantación), de momento no hay demasiada luz. Se habla de Comités de Expertos procedentes de la empresa (la CEOE parece que tendrá un papel destacado), aunque parece inevitable que exista también una negociación territorial que recaerá probablemente en las formaciones políticas. Un cocktail de criterios técnicos y criterios políticos, y un proceso en el que el calendario de compromisos con Europa marcará los plazos (un primer borrador debería remitirse a mediados de Octubre, y el Plan definitivo para Abril. No envidio al que tenga que cerrar el documento definitivo…
Este mismo proceso se producirá probablemente en la escala autonómica, en coherencia con la naturaleza descentralizada de muchas competencias. En el caso de Euskadi y Navarra, tendría sentido también que el marco del Concierto y el Convenio tuviesen reflejo en esta negociación. Sería muy deseable que la evidente complejidad de este proceso no impidiese que los planes y reformas que se presenten finalmente sean los que precisa el Estado, los que precisan las Autonomías. No podemos perder esta oportunidad de invertir estos fondos con eficacia, con acierto. ¿Qué criterios utilizaría yo para priorizar los proyectos?
Un primer borrador deberá remitirse a mediados de octubre y el plan definitivo en abril.
Apostaría por los jóvenes, especialmente aquellos que enfilarán el mercado laboral en este período de fuerte crisis. El futuro les pertenece a ellos, y debemos ser generosos y hacer un esfuerzo por incorporarlos a la economía cuanto antes. Apostaría también por reformas profundas en la Administración Pública, especialmente en una transformación digital orientada a la potenciación de este importante sector emergente. Puestos de trabajo cualificados (muchos de ellos, en perfiles jóvenes) Apostaría por proyectos de Economía Circular, que pueden además crear empleo en personas de todas las edades y de muy diferentes niveles de cualificación. No sería, bueno, me parece, una pedrea de pequeños proyectos sin potencial efectivo de transformación (¿os acordáis del Plan E, en la crisis anterior?). Tampoco sería bueno que las infraestructuras físicas o tecnológicas se lleven todo el dinero, y los aspectos como la formación o el sistema educativo se queden fuera de la ecuación. Al final, como siempre, quienes podemos transformar, somos las personas. Nada cambiará si no abordamos proyectos que permitan cualificar a perfiles de todas las edades, para prepararnos para un mundo mucho más digital, y mucho más condicionado por la in dispensable transición ecológica.
Es una gran oportunidad que debemos aprovechar, aunque con independencia del volumen de recursos que seamos captar en este Fondo europeo, estos proyectos y reformas deberían estar en lo más alto de nuestras prioridades para esta década que iniciamos. Manos a la obra…
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