Hasta ahora creíamos que estábamos gobernados por partidos más o menos progresistas y solidarios, que reflejaban correctamente la inclinación mayoritaria de los españoles por la justicia social y la igualdad. Craso error del que nos acaba de sacar la Comisión Europea. Hartos de que sus prédicas sobre la insostenibilidad del sistema de pensiones, o el peligro que supone un déficit público tozudo, cayeran en oídos sordos, ha decidido poner los puntos sobre las íes en materia de justicia social. Aducen como ejemplo que sucesivos gobiernos de signo aparentemente distinto han diseñado un mercado de trabajo inestable que ha aumentado la brecha salarial entre trabajadores fijos y temporales, con el riesgo de exclusión social que ello supone. Además, han creado un sistema de pensiones que perjudica la equidad intergeneracional entre jóvenes y mayores. En ambos casos, el sistema no sólo es inviable sino, lo que es peor, resulta manifiestamente insolidario. A eso hay que añadir que el gasto en ayudas familiares es insignificante, la mitad de la media europea, y la pobreza se ha extendido a los colectivos más vulnerables.
La Comisión nos devuelve una imagen de nosotros mismos más exacta, y menos halagüeña
El riesgo de exclusión social alcanza ya a una cuarta parte de la sociedad española. Pero los Gobiernos simplemente reflejan la absoluta indiferencia de los españoles hacia parados, trabajadores temporales, jóvenes o pobres, indiferencia que contrasta vivamente con su comprensión de las reivindicaciones de los jubilados, los funcionarios y los trabajadores con contrato fijo, colectivos con gran capacidad de movilización gracias a que están apoyados por sindicatos financiados mayoritariamente por la propia administración. La Comisión nos demuestra que en realidad, y contra lo que pensamos, estamos gobernados por solapados neoliberales, y nos devuelve una imagen de nosotros mismos mucho más exacta, y menos halagüeña.
¿Solidarios? No me haga reír.
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