Kutxabank obtuvo una buena nota en todos los epígrafes del negocio en 2020, tanto en la cuenta de resultados como en el balance. Pero la decisión de destinar 457 millones de euros a coberturas, 2,5 veces el beneficio del año y 325 millones más que en 2019, indica que se prepara para cualquier sorpresa que pueda deparar el ‘riesgo’. Ya en junio pasado, la dirección de Kutxabank adelantó “una previsión negativa prolongada en el tiempo”. Un análisis al que responde en el cierre de 2020 con una apuesta “por mantener un criterio de máxima prudencia a la hora de dotar las coberturas”. El presidente de la entidad, Gregorio Villalabeitia, radiografía la situación al señalar que el ejercicio resultó “extremadamente complejo, un auténtico test de resistencia para el sector financiero, que hemos superado con solidez, dejando patente una vez más la fortaleza y escalabilidad del modelo de negocio de Kutxabank, a la vez que se ha mejorado la posición relativa del banco en el sector”. El riesgo, en estos momentos, se dibuja alrededor del ritmo de salida de la crisis económica, que puede deparar el aumento de la mora, que la entidad ha colocado en el 2,32 por ciento en 2020, frente al 8,65 por ciento de un lustro atrás.
Las coberturas multiplican por 2,5 veces el beneficio
La posibilidad del crecimiento de los impagos se ha refrendado, como destacan desde Kutxabank, en “una nueva recomendación supervisora para alcanzar una cobertura progresiva de hasta el 100 por ciento de los activos dudosos”. La entidad ha respondido con el destino a cobertura de 346 millones de euros con cargo a los resultados de 2020 y con otra partida de 111 millones de euros deducidos del capital. Tampoco se puede olvidar que en el aire flota la insinuación gubernamental de que la ayuda directa a la banca podría canalizarse con una quita de parte de la deuda ICO. Una idea que perjudicaría directamente a la banca, más cuanto más se haya comprometido en el respaldo al tejido empresarial en la crisis. Kutxabank, en concreto, estima que canalizó 4.175 millones de euros a apoyar a familias y empresas a través de distintos programas públicos y de diseño propio. De momento, el esfuerzo dotacional elevó su tasa de cobertura del 56,54 por ciento en 2019 al 77,90 por ciento, con un alza anual del 40 por ciento, lo que indica que no se quiere dejar ningún flanco al descubierto.
«Para el sector, 2020 ha sido un auténtico test de resistencia, que hemos superado con solidez»
Este esfuerzo en las coberturas no impidió que la ratio de solvencia continuara su ciclo alcista y pasase del 17,17 al 17,8 por ciento. Esta política de prudencia “ha obtenido el reconocimiento de las autoridades y el mercado”, y ratificado con “la nota obtenida en el Ejercicio de Transparencia de la EBA, que situó a Kutxabank, por sexto año consecutivo, a la cabeza del sector financiero español en solvencia; además de ser la entidad con menor requerimiento de capital en España y la sexta en Europa, y también la que tienen en el continente el menor requerimiento MDEL (fondos propios y pasivos admisibles). Todos los factores anteriores, como señala Kutxabank, les llevó al “cumplimiento de los principales objetivos para el año, tanto en termino de ingresos ‘core’ (50% de ingresos no dependen de los tipos de interés), crecimiento de márgenes, mejora de la calidad de los activos, afianzamiento del liderazgo en solvencia y transformación digital (incremento de las amortizaciones por la gran inversión en este área). A la prudencia sumaron la austeridad en el gasto (-3,7%) y el buen saldo en la comercialización y rentabilidad de fondos, con 1.553 millones de euros de suscripciones netas, un 124 por ciento más que en 2019.
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