La noche de la empresa vasca 2022
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Confinamiento y Estilos de Dirección

La situación actual somete a la gestión de las organizaciones a nuevas tensiones y necesidades

Y el Mejor Empresario Vasco del Año 2021 es...
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Guillermo Dorronsoro
15/5/2020
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Bill Reddin ha sido un autor influyente en las teorías del comportamiento organizacional en el Siglo XX (falleció en 1999, con casi 70 años). En su libro “Cómo mejorar su estilo de gestión” proponía las características de ocho arquetipos de liderazgo (cuatro eficaces y cuatro ineficaces). Voy a pedir prestadas algunas de las ideas de Reddin, aunque no puedo en la extensión de este artículo explicar su teoría con un mínimo de rigor. Así que, si te parecen interesantes, puedes bucear un poco más por internet o incluso leer el libro (fue traducido al castellano y publicado por Deusto en 1995).

En esencia Reddin clasifica a las personas en cuatro grandes tipos, en función de si están más o menos orientados a la tarea, y más o menos orientados a las relaciones. Hay quienes están muy orientadas a las dos cosas, quien está mucho a las relaciones y poco a las tareas (y al revés), y también hay personas que no están orientadas ni a las tareas, ni a las relaciones (y por raro que parezca, pueden llegar a posiciones directivas los cuatro tipos).
Para este autor, no hay estilos mejores o peores, sino que dependen de las circunstancias. Así que la misma persona puede ser un excelente gestor en un entorno en el que se necesite su estilo de liderazgo, y un pésimo gestor si su estilo no encaja en lo que la organización requiere en ese momento. Sintonizo con ese principio, la experiencia me ha demostrado que las mismas recetas no sirven siempre ni en todas partes… Como hay cuatro estilos, existen cuatro posibles perfiles de “líderes incompetentes” (cuando el estilo no se adapta a la situación), y cuatro posibles de “líderes exitosos” (cuando se requieren precisamente sus habilidades).

“Me he acordado de Reddin estos días, porque uno de los perfiles ‘exitosos’ es el que bautiza como ‘burócrata’: poco orientado a las tareas y las relaciones, el burócrata disfruta de las órdenes, normas y procedimientos”

Me he acordado de Reddin estos días, porque uno de los perfiles “exitosos” es el que bautiza como “burócrata”: poco orientado a las tareas y a las relaciones, el burócrata disfruta de las órdenes, normas y procedimientos. Por supuesto, es muy fiable y digno de confianza, y mantiene el sistema, cuidando los detalles. Ante cualquier desacuerdo o conflicto, invoca las normas y los procedimientos. En caso de duda en la interpretación, propone siempre la opción más restrictiva (por eso de mantener al enemigo lo más alejado posible de las murallas). Prefieren comunicar por escrito. En algunos contextos, este perfil de gestor es el más adecuado, el más eficaz. A pesar de que para muchos el término burócrata tiene una cierta connotación negativa, para Reddin no: hay momentos en los que las organizaciones requieren cumplir reglas de juego, y ese estilo de liderazgo es crucial en esos momentos. Así que estas semanas de confinamiento y desescalada, son el paraíso de este perfil. No hay que pensar, lo importante es obedecer las normas que en cada momento se hayan definido. No es precisa la creatividad, sino el autocontrol y la rectitud. El cumplimiento colectivo de las normas mantendrá el nivel de contagios bajo control, y reducirá el número de muertes. Punto.

Otros perfiles, con más orientación a las relaciones o a la tarea, son menos efectivos en este entorno. Cuestionan la arbitrariedad de las normas, se desesperan por la rigidez del marco, tienden a buscar los resquicios por los que escapar. Se sienten como peces fuera del agua, sus habilidades no son útiles… Hablando con diferentes personas estos días, me ha sorprendido ver la forma tan diferente de aceptar esta etapa. Por supuesto también tiene que ver las condiciones del confinamiento (hay casitas, casas y casoplones), el contexto familiar (teletrabajar con niños pequeños en casa, esa frontera desconocida…), la situación profesional (quien mantiene la actividad y la expectativa de mantener el empleo, frente al que no puede trabajar y/o duda que podrá volver a hacerlo cuando esto acabe…). Pero en situaciones similares (ceteris paribus, que dirían los economistas), he visto a personas que casi puede decirse que casi han disfrutado de la situación, y personas a las que les llevaban los demonios. Somos diferentes, y quizá la lección más importante de Reddin es que no somos ni mejores, ni peores. Todos somos necesarios, según en qué momento.

Desde aquí un reconocimiento a los “burócratas” que han conseguido que todos, bajo su presión y ejemplo, hayamos acatado las normas. Y mi empatía con los otros tres estilos de liderazgo de Reddin, que hemos pasado estos díascon esa sensación de que no estábamos en nuestro medio. Empatía, y un aviso a navegantes: cumplir las normas exclusivamente no nos salvarán de la crisis económica y social que ya ha llegado, necesitaremos a todos los estilos de liderazgo trabajando juntos…

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