Caixabankia

Todo apunta a que la fusión de Caixabank y de Bankia será una realidad societaria en no mucho tiempo. Caixabankia se convertirá en el primer banco del sector en España, y también en la tabla de salvación que ha recogido los náufragos de las cajas ‘liberalizadas’ y ‘desprofesionalizadas’ por los partidos políticos. ¡Enhorabuena una vez más, y a todos, por vuestro gran trabajo por el interés general! CAN, CajaCanarias, CajaBurgos se unieron en Banca Cívica y luego a Caixabank; al tiempo que Caja Madrid, Bancaja, Insular de Canarias, Caja Ávila, Caja Segovia, Caja Rioja y Caja Laietana mutaron en Bankia. Hoy ese extenso mar cajista parece cerrarse en una nueva nana a la cebolla de Miguel Hernández, de la que se deberán arrancar muchas capas y cantar los versos: “Vuela niño en la doble / luna del pecho. / Él, triste de cebolla. / Tú, satisfecho. / No te derrumbes. / No sepas lo que pasa / ni lo que ocurre.

Peor sería regalarla por cuatro duros a un banco exterior.

La posición de la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, no suena como una nana, pero es más brutal que la del poeta: “el Gobierno trabajará para que la fusión entre Caixabank y Bankia maximice el valor de la participación pública”. Si uno piensa mal, aseguraría que, a corto plazo, no se endurecerán las prejubilaciones, como canta otro ministro. Bien es verdad que peor es pensar que, tras más de 20.000 millones de inyección pública y lo que supone de alteración de la competencia, y de los ajustes realizados, Bankia no pueda soportar la actual agitación del mercado. Como ya ocurrió a finales del siglo pasado, con BBV y Banco Central Hispano, las parejas de baile se cruzan mal. En esta ocasión, todo apunta a que también, lo que restará maximización a la participación del Estado, que no del Gobierno, aunque peor sería regalarla por cuatro duros a un banco exterior.

Como referencia, Caixabankia concentra 142.000 mi llones de riesgo en Madrid, 113.000 sin bancos centrales y AAPP; y más de 66.000 en Cataluña y 70.000 entre Andalucía y Comunidad Valencia. Mucha tijera, y baja complementariedad. Dejemos que el poeta siga llorando con su cebolla: “Una mujer morena, / resuelta en luna, / se derrama / hilo a hilo / sobre la cuna. / Ríete, niño, / que te tragas la luna / cuando es preciso.

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