La noche de la empresa vasca 2022
REGISTRO

Urge armonizar la normativa de la UE

Los clústeres piden un marco legal común y ágil para afrontar la transición ambiental

Y el Mejor Empresario Vasco del Año 2021 es...
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Empresa XXI
Bilbao
1/5/24

Los responsables de los clústeres sectoriales Iñaki Ugarte (Papel), Marcial Alzaga (Feaf), Asier San Millán (Siderex), Luis F. Ruiz-Minguela (Sife), Jon Ander Egaña (Basque Food Cluster) y Arancha García (Anfac) coinciden en que la economía circular exige la superación de diversas barreras sociales, políticas, técnicas y económicas, como la construcción de infraestructuras de tratamiento de residuos próximas al lugar de generación o el establecimiento de un marco legal común y sencillo que evite desigualdades y pérdida de tejido industrial.

> ¿Considera que la producción legislativa en el campo medioambiental, por su volumen y número de administraciones en Europa es un problema de primer nivel burocrático y de gestión para la industria?

Iñaki Ugarte / Clúster Papel

Iñaki Ugarte, Cluster del Papel
Iñaki Ugarte, Cluster del Papel

Desde finales del siglo pasado la generación de legislación europea y sus posteriores trasposiciones a derecho español y el consecuente desarrollo normativo a nivel de las CCAA, diputaciones forales y entidades locales no ha parado. Para el caso de sectores IPPC, como lo es el papelero, la presión normativa ha ido creciendo, tanto en fuerza como en complejidad. En su día, principios de este siglo hasta el momento de las solicitudes de Autorizaciones Ambientales Integradas, hubo un número importante de fabricantes de celulosa y papel que no la pudieron aguantar. Hoy, se ha interiorizado en la gestión cotidiana. Dicho esto, la carga de trabajo que genera es un problema de primer orden y todas las empresas requieren de personal especializado que pueda dar respuesta a la abrumadora demanda de información requerida por parte de la Administración. No parece haber un límite y la complejidad es cada vez mayor.

Iñaki Ugarte, gerente Clúster del Papel: "La presión normativa crece en complejidad"

A esto hay que añadir el hecho de que se demanda información desde distintas Administraciones de forma descoordinada, lo que llega a implicar informar de lo mismo varias veces. Además, cada Administración suele tener su propia plataforma digital para subir información, cada una funcionando de forma distinta y a menudo respondiendo a unos requisitos técnicos obsoletos que obligan a las empresas a mantener en uso equipos informáticos viejos con softwares que dejaron de usarse hace mucho tiempo. Existe un convencimiento sectorial de que la sostenibilidad ambiental es clave. Se entiende la presión, pero es frustrante la forma en que las Administraciones gestionan todo ello. Quizá hoy este problema aflore más porque cada vez más sectores se enfrentan a una cada mayor legislación medioambiental, pero sectores como el papelero lo llevan padeciendo desde hace mucho tiempo.

Marcial Alzaga / Feaf

Desde la Federación Española de Asociaciones de Fundidores (FEAF), defendemos y apoyamos cualquier esfuerzo para detener el cambio climático y proporcionar mejores condiciones ambientales y de salud. Si bien, nuestras empresas observan con gran preocupación la creciente presión regulatoria de la Comisión Europea. En el curso del Pacto Verde Europeo, la Comisión ha iniciado un gran número de revisiones de directivas y reglamentos, y estos proyectos están generando una gran cantidad de burocracia y costes adicionales para las empresas. No observamos una legislación similar en el resto de continentes, principalmente América y Asia, donde están instalados los principales competidores para la fundición europea. Hay numerosa normativa nacional y europea. Por ejemplo, la Comisión ha propuesto actualizar la Directiva de emisiones industriales (DEI), para apoyar a las industrias en sus esfuerzos por alcanzar el objetivo de contaminación cero para 2050, en particular respaldando las tecnologías e inversiones en economía circular. En la FEAF tenemos más de 50 plantas de fundición afectadas en España por la DEI. Pero esta Directiva quiere introducir un nuevo sistema de gestión ambiental específico y auditable, cuando ya existen estándares de gestión ambiental reconocidos mundialmente, como es el sistema europeo de gestión ambiental EMAS o la ISO 14001. Las nuevas regulaciones legales deberían contribuir a que la transformación de la industria sea más rápida y simple. Los permisos no deberían volverse aún más complejos, y extensos. La nueva legislación debe permitir el progreso, sin ralentizarlo.

Asier San Millán / Siderex

El tema de la creciente regulación en materia de sostenibilidad en Europa, ya de por sí, se ha ganado el apodo en diversos foros y sectores de “tsunami normativo”. Esto ha generado una ingente cantidad de nueva regulación en un corto periodo de tiempo, hecho que ha provocado que sea bastante complicado e intenso adaptarse a estas exigencias. Básicamente, porque resulta arduo y farragoso conocer absolutamente todos los requerimientos que aplican a cada industria en concreto. Por ello, en muchos casos, es incluso necesaria la contratación de un servicio legal externo que ayude en la tarea para que no se pase por alto ninguno de estos requisitos. Además, “lidiamos” con regulaciones europeas, estatales, comunitarias, etc. y hay que conocerlas e interpretarlas todas, porque puede que a veces lo que no nos aplica a un nivel sí lo haga en otro.

Luis F. Ruiz-Minguela / Sife

La producción legislativa en el campo medioambiental depende totalmente en la Unión Europea, a través de la Directiva de 2010 de Emisiones Industriales (IED, Industrial Emissions Directive 2010/75/EU) y la actual. Su aplicación en cada uno de los estados sí es diferente, en función de cómo estén establecidas las responsabilidades. En nuestro caso corresponde a las administraciones de las Comunidades Autónomas, es decir al Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente (DESMA) del Gobierno Vasco. Por tanto, la cercanía es algo patente y permite que sean personas que conocen el territorio las que hagan aplicación de la legislación y normativa medioambiental. La aplicación en la industria de la normativa medioambiental se encuentra con un primer problema: tenemos industrias vascas con más de 100 años y un elevado porcentaje con más de 50 años. Esto hace que sean empresas industriales que no nacieron con los conceptos actuales del Medio Ambiente, aunque lo estuvieran haciendo mejor, dadas las circunstancias. Esas empresas disponen de instalaciones con sus máquinas y equipos, que no cumplen con lo que se exige en la actualidad. Tras la adopción de la IED en 2010, entre 2013 y 2018 ha afectado a alrededor de 52.000 instalaciones industriales, cuyas actividades aparecen citadas en su Anexo I. Estas instalaciones necesitan de un permiso emitido por la administración competente. En nuestro caso, el Gobierno Vasco a través de la concesión de una Autorización Ambiental Integrada (AAI), que debe revisarse en un período determinado. Existe una base de datos en cada país que contiene todas las empresas europeas sometidas a la Directiva IED. El problema para la industria está en cada revisión de la Directiva, que está ya en proceso de aprobarse y que será operativa próximamente. En esta nueva se amplían los sectores industriales que están sometidos a ella.

Jon Ander Egaña / Basque Food Cluster

El de la alimentación es un sector ya de por sí hiper regulado por las diferentes administraciones europeas, estatales, regionales y locales. Entre otras cosas, porque en nuestras actividades debe prevalecer la seguridad alimentaria por encima de todo. Dicho esto, sí es cierto que la profusión de normativas en el ámbito medioambiental está siendo cada vez mayor para nuestras empresas, teniendo que adecuarse, por ejemplo, a la reciente ley de envases y residuos de envases o a la inminente ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario. Sin negar la necesidad de establecer regulaciones en estos ámbitos, sí que desde el sector se demanda agilizar y facilitar los trámites, que la obtención de los datos a aportar sea un proceso más sencillo y no les lleve a perderse en cuestiones burocráticas. En definitiva, que no ralentice el día a día de las empresas.

Arancha García / Anfac

Sin duda. La industria está transformando su cadena de valor actual para satisfacer las necesidades de los clientes y generar productos y servicios sostenibles e innovadores. Para ello, están desarrollando nuevas actividades o adaptando sus instalaciones existentes, aspecto que implica una carga burocrática que, en muchas ocasiones, colapsa las actividades industriales. Los procedimientos normativos relacionados con cuestiones medioambientales y urbanísticas se identifican como los principales cuellos de botella y retrasos significativos que interfieren la actividad de las industrias.

> ¿La aplicación de la sostenibilidad, circularidad y descarbonización en Europa sería más eficiente si se crease un marco sencillo y común de aplicación para toda la UE?

Iñaki Ugarte / Clúster Papel No cabe duda. Mejoraría la competitividad de las empresas y claramente se podría controlar a un mayor número de empresas. Simplemente con que hubiera una única plataforma para subir información y que esta siguiera la evolución tecnológica, y se pidiera la información una sola vez, se habría mejorado mucho. Pero esto no parece que vaya a suceder en breve.

Marcial Alzaga / Feaf

Marcial Alzaga, Feaf.
Marcial Alzaga, Feaf.

Creemos que sí, que debería haber una mayor armonización en el desarrollo y aplicación de la normativa en Europa. La descarbonización es necesaria y las empresas tenemos que adaptarnos y prepararnos, pero no debería afectar a los modelos de negocio que tenemos, de lo contrario, se dejarán de fabricar productos en Europa y se fabricarán en otros países con mayores emisiones y menores costes. Hasta ahora hemos tenido mucha normativa ambiental, pero las Administraciones daban plazos más razonables para cumplirla. Con el nuevo marco regulatorio de la sostenibilidad y el cambio hacia la transición ecológica que ha emprendido Europa, estamos ante un tsunami normativo sin precedentes que llegará en los próximos tres o cuatro o años.

Marcial Alzaga, secretario general de Feaf: "La nueva legislación debe permitir el progreso sin ralentizarlo"

Es decir, están viniendo directivas y requisitos cada vez más estrictos, como la directiva europea de residuos de envases, la nueva Directiva de Emisiones Industriales, o la obligación de fabricar productos con una cantidad de materiales reciclados, y las pymes se verán influidas de modo directo o indirecto, como parte de la cadena de suministro de grandes empresas. Relacionado con el paquete legislativo Fit for 55 nos llega este año, con retraso, la trasposición de la reforma del comercio de emisiones-ETS. En este marco regulatorio van a venir impuestos al uso de combustibles fósiles, el impuesto al carbono en frontera en 2026 (ahora en fase transitoria), etc. Si a todo esto sumamos que, Europa está revisando el documento de mejores tecnologías disponibles del sector de fundición y que de aquí a 4 o 5 años deberemos de cumplir límites de emisiones muchos más estrictos en nuestros permisos ambientales, la situación se antoja complicada para las empresas del sector.

Asier San Millán / Siderex

Sin duda alguna; su aplicación en estas materias sería, indudablemente, más eficiente y efectiva, pero además más justa y homogénea, ya que la forma y ritmo en la que se trasponen las leyes en cada estado miembro es muy diversa de un país a otro. Por ello, detectamos una falta de armonización de medidas legislativas a nivel europeo. En nuestro caso, se nos aplican normativas comunitarias y estatales y en otros países europeos la aplicación de determinados requerimientos no está acompasados con los nuestros. Un ejemplo claro de este hecho se puede ver con la aplicación del Real Decreto 1055/2022 de Envases y Residuos de Envases, en vigor desde el 29 de diciembre de 2022, donde define unas obligaciones que solo aplican a nuestro país y no al resto de Europa de forma obligatoria. Esta situación afecta a nuestra competitividad ya que, tanto los clientes, como la competencia, como los proveedores de muchas de nuestras empresas son europeos. Esto supone que nuestras empresas se enfrentan a regulaciones, y además en diferentes puntos de su cadena de valor, que en otros países no se dan, o no en la misma medida.

Luis F. Ruiz-Minguela / Sife

La aplicación en la sostenibilidad, circularidad y descarbonización en Europa es un proceso en el que podemos considerarnos líderes mundiales, lo cual no quiere decir que esté todo hecho, falta mucho por hacer. Desde el punto de vista político se marcan continuamente plazos, que cada vez están más próximos: en 2035 dejar de fabricar turismos y furgonetas con motor de combustión interna, en 2050 que dejen de circular todos ellos… Parece que no se han tenido en cuenta los problemas que se generan en la industria y que es esta industria la que ha proporcionado los niveles de riqueza de la sociedad europea, sobre todo por medio de la industria de automoción y otras tantas, aparentemente tradicionales, metalmecánicas. El marco de aplicación, que en su vista exterior es común, no es lo mismo para cada estado y, menos aún, para cada región: diferente economía, diferente industria, diferentes fuentes energéticas, diferente educación de sus ciudadanos… Por tanto, las velocidades no pueden ser las mismas para todos.

Jon Ander Egaña / Basque Food Cluster

Sin duda. Tener criterios comunes y únicos facilitaría el cumplimiento de la normativa para toda la cadena de valor alimentaria. Además, hay que tener en cuenta que la cuestión de la sostenibilidad no es un reto a nivel local sino un desafío global, por lo que la regulación y las soluciones adoptadas deberían ser comunes para todos.

Arancha García / Anfac

Sí, pero resulta complejo. La Ley de Industria de Cero Emisiones Netas, actualmente en fase final de tramitación en Europa, intenta abordar esta situación proponiendo acciones para reducir la carga administrativa, mejorar la seguridad de las inversiones y facilitar el acceso a los mercados para una selección de tecnologías estratégicas de ceros emisiones (por ejemplo, tecnologías de baterías/almacenamiento, electrolizadores y pilas de combustible, tecnologías sostenibles de biogás/biometano …). Habrá que ver cómo funciona la eficacia de su implementación. Sirva como ejemplo que en un estudio realizado recientemente por KPMG para la Alianza por la Competitividad de la Industria Española para la optimización de los procesos administrativos como impulso al sector industrial, se establecía como resultado que una de las principales barreras identificadas es la demora en los plazos. En todos los trámites consultados, el plazo real de resolución casi triplica los plazos legales, con más de uno y dos años de espera en algunos de ellos cuando el plazo legal está limitado a tres meses. Además, existe una falta de armonización y homogeneidad en la presentación de la documentación a las distintas Administraciones de cada parte del territorio español. Por último, a pesar de los avances tecnológicos, la sede electrónica de las administraciones no actúa como una plataforma integrada a través de la cual las empresas lleven a cabo todos los trámites y contacten con las distintas Administraciones involucradas.

> ¿Opina que se han arbitrado ayudas en cuantía suficiente para respaldar el esfuerzo inversor exigido a la industria en I+D+i y construcción de infraestructuras para la reducción del volumen de residuos y el porcentaje de valorización en productos secundarios?

Iñaki Ugarte / Clúster Papel

La mayor parte de las inversiones ejecutadas se han realizado con financiación propia. Es cierto que hay ayudas, pero estas cubren porcentajes pequeños de la inversión, están supeditadas a periodos de retorno de inversión no lógicos en el mundo empresarial de hoy en día y suponen una carga administrativa tal, que solicitarlas resulta para muchas empresas desincentivador. Además, los campos elegidos para promover inversiones no están siempre adaptados a la realidad de las empresas. Y por regla general suelen ser para superar los requisitos medioambientales exigidos por la normativa, no para alcanzarlos “simplemente”. En definitiva, pueden ayudar, pero no son un apoyo determinante. En cuanto a las ayudas para la I+D+i nos enfrentamos a que suelen apoyar proyectos con TRL’s bajos que no se acercan a soluciones de mercado. Al final se genera un conocimiento válido para los centros de I+D+i, pero poco práctico para las empresas. A menudo las empresas han decidido no participar en este tipo de proyectos que les generan una carga de gestión importante y les reportan poco beneficio en la práctica.

Marcial Alzaga / Feaf

El sector de fundición lleva los últimos 25 años invirtiendo en actuaciones y proyectos orientados a la mejora del medio ambiente, en emisiones, residuos sólidos y vertidos líquidos. El principal obstáculo que hemos tenido durante todos estos años ha sido la cantidad de arenas y finos de moldeo que generamos, en su mayoría no peligrosos, que han representado la 5ª corriente de residuos generados por la industria en estos últimos años. La gran mayoría de las fundiciones han invertido en sistemas de regeneración primaria para la reutilización interna de su arena, lo que les ha permitido una reducción importante del uso de arena nueva y una reducción de los residuos generados. También han implantado nuevas tecnologías de regeneración térmica para ciertos procesos de moldeo químico que recuperan hasta el 90 por ciento de arena, pero los volúmenes que generamos son todavía altos y tenemos que seguir dando pasos hacia su valorización. La valorización de algunas arenas de fundición, de moldeo en verde, en el sector del cemento ha sido y es una realidad en nuestras industrias, si bien dependemos de la cantidad de arena demandada por este sector. En el caso del País Vasco, esta valorización se lleva gestionando desde hace más de 20 años, fruto de un proyecto de I+D en cooperación entre la Asociación, fundiciones y cementeras, que contó con el apoyo del Gobierno Vasco entre los años 1998 y 2001. En el caso de las fundiciones vascas, que representan más del 40 por ciento de las fundiciones a nivel estatal, el sector se ha visto favorecido por el hecho de que el Gobierno Vasco haya considerado al sector como prioritario en inversiones medioambientales, lo que ha supuesto una inversión en los últimos 7 años de más de 20 millones de euros en el programa de inversiones medioambientales del Gobierno Vasco. Las ayudas otorgadas no han sido muy altas, del orden del 18,30 por ciento, en términos globales, pero tenemos que agradecer al Gobierno Vasco el haber considerado al sector de fundición prioritario, al igual que a otros sectores industriales generadores de una cantidad importante de residuos. Desde la Asociación hemos favorecido también la realización de proyectos demostración, ya que necesitamos valorizar nuestras arenas en otros sectores industriales, con alta demanda de estos materiales, por lo que estamos colaborando permanentemente con la Administración en la construcción de infraestructuras que permitan acopiar el residuo, clasificarlo y poder gestionarlo como un producto que se pueda certificar y comercializar, en bloques de cemento de seguridad, baldosas, relleno de canteras, relleno de zanjas, ladrillos y tejas, así como en otros usos.

Asier San Millán / Siderex

Iñaki San Millán, Siderex.
Iñaki San Millán, Siderex.

La cuestión no es si las cuantías son suficientes o no, sino cómo de accesibles son éstas y los procedimientos administrativos que son requeridos para poder acceder a estas ayudas. Hablamos por ejemplo de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de Economía Circular, que son un instrumento para canalizar los fondos Next Generation.

Asier San Millán, director general de Siderex: "detectamos una falta de armonización de medidas legislativas en Europa"

La convocatoria para poder optar a este tipo de ayudas presenta un alto nivel de complejidad, sobre todo desde el punto de vista del proceso administrativo; con requisitos técnicos complicados de interpretar y cumplir, y que además se ve agravado por plazos cortos de licitación.

Luis F. Ruiz-Minguela / Sife

Las ayudas nunca son suficientes para el esfuerzo inversor necesario. Las inversiones en I+D+i presentan un aspecto muy vendible. Las inversiones en nuevo equipamiento, con el que, en muchos casos, se resuelve el cumplimiento de la normativa inmediatamente, no aportan lucimiento. Las inversiones en infraestructuras para tratamiento de residuos o valorización de productos secundarios son mucho menos atractivas, si lo comparamos con una autopista, por ejemplo. Ahora bien, no se puede evitar tratar los residuos para pasar a una economía circular, en la que no haya residuos. Está claro, que cuando los residuos son materia prima para otro proceso, la economía circular se aplica, aunque nunca se haya pensado en ello. Lo más reciclable y reciclado son los materiales metálicos férricos y no férricos (aparte del papel y el vidrio, claro), pero están los otros materiales necesarios en los correspondientes procesos, meque ya no lo son tanto. Se necesitan planteamientos integrales apegados al territorio.

Jon Ander Egaña / Basque Food Cluster

Sí, se están haciendo esfuerzos en desarrollar este tipo de infraestructuras. Pero también se da una problemática paralela: por ejemplo, en el ámbito de los envases y residuos de envases, infraestructuras de este tipo son muy necesarias pero, a la hora de la verdad, la opinión pública se suele mostrar contraria a que estas plantas se ubiquen en la proximidad de sus hogares. Al margen de eso, se necesita un impulso para desarrollar esta industria, puesto que se trata de una industria en sí. Es decir, no la debemos contemplar solo como una salida a los subproductos generados, sino como un eslabón de la economía circular. Ayudas sí hay, pero queda un camino importante por recorrer y debe seguir siendo apoyado por las administraciones. Confío en que, de aquí a unos años, será más habitual disponer de estas infraestructuras; las cuales, además, deberían de establecerse cerca de donde se producen los residuos, tanto para que resulten económicamente viables como en clave medioambiental, limitando así las emisiones derivadas del transporte.

> Las administraciones establecen una normativa de gran calado y exigencia para las empresas. ¿Percibe una posición tan firme, de consenso y respaldo cuando se presentan proyectos de construcción de infraestructuras de tratamiento y valorización, o para propiciar con normativa la puesta en el mercado de los productos secundarios producidos?

Iñaki Ugarte / Clúster Papel

Con las infraestructuras de tratamiento de residuos tenemos un problema grave que en otros lugares del Estado o de la UE ya han superado. Por lo tanto, tenemos una debilidad grave a nivel de competitividad. No resolverlo en un plazo de tiempo corto puede acarrear un impacto grave en nuestro tejido industrial en general y en el papelero en particular. En la actualidad, gracias a la valorización in situ y a valorización externa el nivel de valorización de residuos papeleros es muy alto (superior al 90%). Pero lo conseguimos a costa de mover muchos camiones a otras CCAA y siempre dependiendo de los criterios de aceptación de terceros. Si sucediera cualquier cosa con ellos, la situación para el sector sería dramática. Por ello es vital poder desarrollar infraestructuras de tratamiento ad hoc que estén situadas geográficamente cerca. Para ello hay que superar el rechazo social, el político y adaptar la legislación. En particular debería de considerarse estas infraestructuras de interés general, aunque la inversión fuera privada, para facilitar su construcción y evitar el bloqueo por intereses particulares de grupos sociales o políticos. Obviamente siempre que cumplan con todos los requisitos medioambientales y cuenten con la preceptiva autorización ambiental integrada (AAI). Superado el tema de la construcción de la infraestructura, está el del uso de los productos secundarios generados en esta. De momento el camino a recorrer es largo en este ámbito ya que a menudo son productos que generan rechazo a pesar de ser óptimos y casi siempre son más caros que la solución original. Una economía circular verdadera implica superar determinadas barreras sociales, políticas, técnicas y económicas. No nos quedará más remedio que superarlas, de lo contrario un territorio industrial como el nuestro se debilitará.

Marcial Alzaga / Feaf

Creemos que se debe seguir avanzando en el desarrollo normativo, considerando los residuos generados, las tecnologías actuales, y el mercado existente para los materiales secundarios. En concreto, para las arenas vemos necesario el desarrollo de un marco regulador, que regule los criterios de reutilización de estos residuos tras un proceso de valorización y que garantice la calidad de estos materiales reciclados. De esta forma promoveremos la valorización frente al vertido e impulsaremos el mercado de áridos secundarios en sustitución de la arena de cantera. Para ello vemos necesario el apoyo de la Administración para el desarrollo de infraestructuras de acopio, clasificación y valorización de residuos. La Tierra se está quedando sin arena y es hora de dejar de desperdiciar un material necesario para gran parte del mundo de la construcción. Si evitamos la extracción de un recurso natural que cada vez es más escaso y está más amenazado, estamos contribuyendo además con ello a la descarbonización.

Asier San Millán / Siderex

Teniendo en cuenta que la tipología de residuo que más se genera por parte de los productores de acero son las escorias siderúrgicas y que, además existen experiencias de su uso como insumos para otras industrias como por ejemplo la construcción contribuyendo al desarrollo del uso de materiales reciclados en este sector, consideramos importante el desarrollo y potenciación del Programa de Compra y Contratación Verde de Euskadi 2030 donde un porcentaje de estos productos valorizados deben de ser destinados en los pliegos de contratación de todos los proyectos de infraestructuras. La actual normativa establece que por lo menos el 40 por ciento de subproductos, materias primas secundarias, materiales reciclados o provenientes de procesos de preparación para la reutilización sobre el total de la obra en peso, deben de ser destinadas a este tipo de proyectos. En este sentido, nos gustaría que el porcentaje fuese mayor y se aplicara esta normativa tanto a proyectos de infraestructuras tanto públicos como privados.

Luis F. Ruiz-Minguela / Sife

Lo ya mencionado. Los proyectos de construcción de infraestructuras de tratamiento y valorización no son atractivos socialmente, pero son absolutamente necesarios. Tenemos muchos ejemplos que han sido un éxito y están al lado, tratamiento de aguas residuales antes de verterlas en nuestros ríos. El resultado no es inmediato, se necesitan muchos años de constancia, medida y corrección si fuera necesario. Ahí está la ría del Nervión en Bizkaia.

Jon Ander Egaña / Basque Food Cluster

Jon Ander Egaña, Basque Food CLuster.
Jon Ander Egaña, Basque Food CLuster.

Como indicaba antes, no ayuda el hecho de que socialmente se perciba cierto rechazo a la construcción de estas infraestructuras, por mucho que se entienda la necesidad.

Jon Ander Egaña, director de Basque Food: "Hay ayudas, pero queda camino por recorrer"

Además, en el caso de la alimentación, las exigencias en seguridad alimentaria marcan el destino de los subproductos, si bien hay líneas de trabajo interesantes en la revalorización de este tipo de subproductos para la obtención de ingredientes de alto interés en alimentación tanto humana como animal.

Arancha García / Anfac

Desde nuestra perspectiva, hay un desacoplamiento importante entre el establecimiento de objetivos en la normativa y las políticas y medidas para conseguirlos. Sirva como ejemplo los objetivos que tienen los fabricantes en términos de economía circular que, entre otros muchos requisitos, exige la recuperación del 95 por ciento en peso de los vehículos al final de su vida útil. La consecución de estos ambiciosos objetivos requiere, entre otros aspectos, favorecer y ampliar las capacidades de valorización energética para incrementar los niveles de reciclado, aspecto que no se está produciendo motivado por la falta de apoyo y otra serie de factores como la contestación social.

> ¿Las empresas les trasmiten tensiones y temores para poder adaptarse a esta transición climática, energética y medioambiental?

Iñaki Ugarte / Clúster Papel

Es nuestro día a día. La inevitable adaptación genera entre las empresas mucha tensión e incertidumbre. En primer lugar, siempre hay legislación preparándose. La presión es constante, las inversiones necesarias muy altas y los retos de gran magnitud. Además, los competidores de fuera de la UE no responden a las mismas exigencias y en frontera no se frenan los productos no producidos bajo los mismos estándares europeos de sostenibilidad ambiental y criterios de compromiso social. La competencia es claramente desleal y no hay una acción clara y contundente de la UE frente a ello. Además, se dan casos en que la aplicación de las exigencias dentro de la UE no sigue el mismo ritmo, incluso entre CCAA dentro del Estado. Esto genera desigualdades que afectan a la competitividad cuando las empresas están situadas en territorios más exigentes o “rápidos” a la hora de aplicar la legislación.

Marcial Alzaga / Feaf

Así es, y cada día más, pero no somos nuevos en esto. Las fundiciones somos pioneras en economía circular. El reciclaje de materiales metálicos ha sido nuestro modelo de negocio durante décadas. A partir de chatarra, nuestras empresas fabrican productos que impulsan los objetivos del Pacto Verde Europeo y permiten la generación de energías renovables, porque los componentes fundidos forman la base estructural de las turbinas eólicas. Para adaptarnos a la transición climática, las empresas del sector vamos a tener que cambiar nuestros modelos para hacerlos más sostenibles ya que progresivamente tendremos que cumplir unas legislaciones estatales y europeas que nos forzarán a contaminar menos y no sólo hablamos de la creciente presión regulatoria, sino también de la escasez de algunos recursos naturales imprescindibles para seguir produciendo. Por otra parte, la FEAF participa activamente en la iniciativa Net-Zero Basque Industrial Super Cluster del Gobierno Vasco para la búsqueda de soluciones tecnológicas que contribuyan a alcanzar las cero emisiones netas en el año 2050, con objeto de apoyar a nuestras empresas en el impulso hacia la descarbonización del consumo energético y la eficiencia energética. No estarán solas en este camino hacia la transición climática

Asier San Millán / Siderex

Las empresas de nuestro sector llevan años enfrentándose a una complicada situación competitiva a nivel mundial, sobre todo en materia de costes energéticos, especialmente desde el conflicto de Ucrania. Concretamente en nuestro sector las actuaciones e inversiones necesarias para poder adaptarse al reto de la neutralidad climática son muy elevadas, ya que requieren cambios radicales y drásticos en los procesos productivos en equipos que tienen de por sí un prolongado tiempo de vida útil. Las adaptaciones necesarias en nuestra industria deben de ser tanto técnica como económicamente viables. Un claro ejemplo es el uso del hidrógeno verde, que se postula teóricamente como el sustitutivo idóneo del gas natural que se consume en nuestros procesos siderúrgicos. Para desarrollar este ámbito es necesario apretar el acelerador para disponer de una infraestructura adecuada para su fabricación y distribución a escala industrial. Del mismo modo, es necesario analizar la posible interacción química de este carburante con los materiales presentes en los hornos, como es el ladrillo refractario o el propio acero que podrían afectar a la calidad del producto. En este sentido, desde Siderex estamos poniendo nuestro granito de arena y estamos trabajando para tratar de dar una respuesta adecuada a todas estas situaciones; como son la participación en el Corredor Vasco del Hidrógeno, la participación activa en proyectos de esta temática desarrollados dentro del Net Zero Basque Industrial Super Cluster, con la alianza “Decartech” a través del programa Elkartek o con el proyecto “H-Acero” enmarcado en el programa Hazitek.

Luis F. Ruiz-Minguela / Sife

Luis Francisco Ruiz-Minguela, Sife.
Luis Francisco Ruiz-Minguela, Sife.

Las empresas viven su día a día y que las exigencias, aparte de ser mayores, tienen unos plazos más cortos. La transición climática, energética y medioambiental es un elemento primordial en gestión de las empresas y no digamos en las cotizadas y aquellas sometidas a la Directiva de Emisiones Industriales.

Luis F. Ruiz-Minguela, director general de Sife: "La velocidad no puede ser la misma para todos".

Sin embargo, los tiempos para cada empresa no pueden ser los mismos. Se necesita mucha inversión en nuevos equipos y procesos más sostenibles. Estas preocupaciones no son exclusivas de nuestras empresas. Países líderes en la industria, como Alemania, Francia e Italia, transmiten a sus gobiernos la preocupación por lo que, a veces, parece que se quiera “desindustrializar” Europa.

Jon Ander Egaña / Basque Food Cluster

Sí, entre las empresas hay incertidumbre. De hecho, esa es la razón por la que hemos impulsado, junto a Elika Fundazioa, la creación de ontzi – Basque Food Packaging Innovation Hub, la comunidad de innovación en envases y embalajes alimentarios de Euskadi. Una iniciativa pionera a la que se han adherido cerca de 400 agentes de la cadena alimentaria, y que nos ha permitido identificar los principales retos en esta materia para las empresas, así como las soluciones tecnológicas disponibles en el mercado global más adecuadas para darles respuesta de una manera sostenible, segura y competitiva. Asimismo, desde ‘ontzi’ hemos puesto en marcha una línea de asesoramiento para resolver todas las dudas que pudieran tener las empresas, con información acerca de la aplicación de la normativa y líneas de ayudas para la financiación de proyectos y actuaciones en este ámbito. No hay que olvidar que la gran mayoría de las empresas de la cadena de valor alimentaria de Euskadi son pymes, que siempre requieren más apoyo que las grandes para adaptarse a este tipo de cambios.

> ¿Considera real el riesgo de pérdida de tejido industrial en Europa, ya sea por deslocalización o por imposibilidad de que muchas pymes rentables sean capaces de integrar este desafío en competencia con empresas extracomunitarias eximidas de muchos de estos requisitos?

Iñaki Ugarte / Clúster Papel

El riesgo es real, ya sea por el incremento de costes derivados de la adaptación a la legislación frente al cambio climático ya sea por competencia de productos provenientes de países menos ambicioso en su lucha con este. De hecho, en el ámbito puramente de las emisiones de carbono, los fabricantes de pasta y papel son considerados como “en riesgo de fuga de carbono”. Es decir, podrían deslocalizar su producción a países menos exigentes o se enfrentan a competencia de países menos exigentes en materia de lucha contra el cambio climático.

Marcial Alzaga / Feaf

Las piezas fundidas son indispensables para una fabricación sostenible y climáticamente neutra. No existe ningún sector industrial que pueda prescindir de piezas de fundición de hierro, acero o metales no férreos. Para sectores exportadores como el de la automoción, el ferrocarril, el sector eólico y la producción de máquinas herramienta, entre otros, la industria de la fundición es un sector clave dentro de sus cadenas de valor. Tememos que el enfoque de la política económica y medioambiental europea haga que las pequeñas y medianas empresas se enfrenten a una competencia todavía mayor. Nuestros competidores no solo producen en China o India, sino también en países más cercanos como Turquía. En estos países las condiciones laborales son más laxas en comparación con Europa y no se aplican los mismos requisitos de protección medioambiental. Los fabricantes de esos países pueden ofrecer sus productos a precios con los que las fundiciones españolas y europeas normalmente no pueden competir. Como resultado, según datos de nuestra Asociación de Fundición Europea, EFF, se han perdido más de 11.000 puestos de trabajo sólo en el sector de fundición europeo en los últimos 10 años y si la Comisión europea no actúa con sentido de la proporcionalidad, esta tendencia continuará.

Asier San Millán / Siderex

El ámbito medioambiental está en las hojas de ruta del sector, por concienciación ambiental y por desarrollo estratégico. La siderurgia, sin duda, es uno de los protagonistas en la lucha contra el cambio climático. Esto es así, porque prácticamente está presente en todas las industrias necesarias para contribuir a los objetivos de neutralidad climática como infraestructura, vivienda, movilidad o energía renovable, pero, principalmente, y un tema que hay que poner en valor, es gracias a su alta reciclabilidad. El acero se puede reciclar una y otra vez, indefinidamente, hasta tal punto que hoy en día se sigue reciclando acero fabricado hace más de 150 años. La industria siderúrgica culmina el ciclo, reciclando la chatarra recolectada (eliminándola de los paisajes) y fabricando nuevos aceros que se utilizan en sectores clientes estratégicos dentro de sus procesos industriales, sin perder ni un ápice de su calidad y de sus propiedades iniciales. Dicho esto, como en otros ámbitos, no estamos compitiendo en igualdad de condiciones y evidentemente afecta a nuestra competitividad, es por ello que, a nivel normativo y con el objetivo de equilibrar las “reglas de juego”, la Comisión Europea ha puesto en marcha el mecanismo de ajuste al carbono en frontera (CBAM). Se trata de un mecanismo de defensa para compensar el esfuerzo inversor que las empresas europeas están haciendo para reducir emisiones respecto a países que no están sujetos a cumplir con los mismos requisitos. Este punto es clave para mantener la competitividad de la industria.

Luis F. Ruiz-Minguela / Sife

El riesgo de pérdida de tejido industrial sí es real. Siempre ha estado allí. En otras épocas lo llamamos reconversión industrial, pero básicamente era el cierre de industrias que ya no cumplían los estándares de mercado. No es este el caso, afortunadamente, pero, si Europa cumple con todo lo que se ha impuesto a sí misma y se deja entrar por las fronteras productos que también fabricamos en Europa con nuestra normativa, cuando ellos la tienen menos exigente o ninguna, el resultado para nuestra industria, sobre todo la pyme, puede ser dramático. La deslocalización ya no es la gran amenaza, sobre todo si se tiene en cuenta que fabricar en un país más barato, pero sin requisitos medioambientales y se tienen que cumplir las europeas, va a hacer difícil que se puedan reintroducir esos productos en Europa.

Jon Ander Egaña / Basque Food Cluster

Sí, es un riesgo evidente. Si no se exige a todos los países las mismas reglas de juego, nuestras empresas competirán en inferioridad de condiciones. En el caso de las pymes, desde Basque Food Cluster, asociación que engloba toda la cadena de valor alimentaria de Euskadi con más de 140 empresas y organizaciones asociadas, les ayudamos a mejorar su competitividad, apoyándolas en este tipo de procesos y facilitándoles la ayuda necesaria para solventarlos a través de la innovación y la colaboración empresarial. Prueba de ello es el desarrollo de proyectos como N0Waste, con el que aspiramos a generar gas natural sintético de alto valor a partir de los procesos de valorización de residuos alimentarios; EkodisFood, para reducir el impacto ambiental de envases y embalajes; Lekaleak, que impulsa el desarrollo de alimentos plant-based con harinas de legumbre de producción local; ViUtiFood, con el que exploramos nuevos sistemas de I+D para alargar la vida útil de los alimentos y reducir así el desperdicio.

Arancha García / Anfac

Arancha García, Anfac.

La competitividad industrial de Europa se ha visto afectada tradicionalmente por una mayor carga administrativa y la fragmentación inherente a la construcción de 27 Estados Miembro entre otros muchos factores. Ahora se ha visto aún más erosionada por los esfuerzos muy enfocados que llevan realizando otros continentes desde hace más de una década, poniendo en peligro la fabricación y el empleo en Europa. La UE carece de un planteamiento sólido y coherente frente a la competencia cada vez más dura del exterior.

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Por ello, la UE necesita una estrategia industrial sólida que apueste por las tecnologías estratégicas, ampliando su perspectiva y creando las condiciones para una actividad económica sostenible. Así, entre las recomendaciones del sector de automoción para el próximo mandato quinquenal de la UE, se encuentra la de establecer una estrategia industrial holística de la UE que abarque todos los eslabones de la cadena de valor digital y ecológica, así como adoptar una visión estratégica y replantearse el marco regulatorio actual, yendo más allá del enfoque actual centrado en amontonar normativas y, en su lugar, desarrollar una estrategia cohesionada con seguridad en la planificación a largo plazo y ritmos de implementación viables técnica y económicamente.

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