La industria vasca está preparada para responder a la demanda del mercado eólico y muestra todo su potencial tecnológico en Wind Europe 2024
La celebración del Congreso internacional Wind Europe 2024 en el BEC de Barakaldo ha ratificado la proyección que se le espera a la industria eólica vasca, a pesar de las dificultades que, no obstante, todavía impiden el total desarrollo del sector. Dar solución a los problemas administrativos que retrasan la construcción de los parques y la consideración de criterios de calidad y medio ambiente en las subastas eólicas, más allá del precio, son factores que impulsarán la tramitación de los proyectos en un contexto en el que la eólica offshore tiene mucho que aportar en el desarrollo de parques flotantes en aguas profundas y a distancia de la costa.
Es un “mercado de gran potencial”, señala la directora general de Irizar Forge, María Lasa, por el que el fabricante centenario de ganchos para el movimiento de cargas pesadas lleva apostando en las últimas décadas. “El futuro está en la eólica flotante, y la expansión que se le espera requerirá de grandes inversiones, señala la responsable, que prevé ampliar sus instalaciones y empezar a construir una nueva planta en el año 2025.
Con todo, el ambiente en el certamen está “algo revuelto”, matiza el CEO de Hine, Lander Guibelalde, afectado por los problemas de calidad que rondan a Siemens Gamesa y las repercusiones para sus suministradores. “Nosotros nos estamos focalizando en el negocio del Service” que ofrece grandes posibilidades de desarrollo.
“Estamos viviendo una época convulsa en el mercado”, afectado por las fluctuaciones en la carga de trabajo derivada de la estrategia de compra de los clientes en países de bajo coste, como China, reconoce a Empresa XXI el director de planta de Renogear, Joseba Iturbe. “Nuestro know how y proximidad a los clientes nos beneficia”, pero en Europa no se está protegiendo la industria suficientemente, como se hace en países como Estados Unidos o Brasil, destaca.
Con todo, el certamen constituye un foro de enorme interés para empresas como Composite Patch, Alerion o Dinnteco Spain, que han podido conocer las tendencias tecnológicas del mercado y mostrar sus productos a potenciales clientes. El fabricante de parches guipuzcoano, Composite Patch, ha presentado una nueva gama de resinas bio y de curado ultravioleta que, en el primer caso, reducen la huella de carbono y, en el segundo, aportan mayor rapidez en el proceso de curado y reparación. El CEO de la compañía, Álvaro Pipó, ha reconocido que los cambios en Siemens Gamesa les afecta. “No es lo mismo trabajar para Gamesa que para Siemens”.
Por su lado, el fabricante de drones para inspección de palas eólicas ha desplegado las capacidades de su prototipo de inspección de tanques petrolíferos en refinerías.
Y Dinnteco Spain constató que su producto para proteger los aerogeneradores contra el impacto de los rayos es “una de las tecnologías mejor valoradas por los visitantes europeos”. Según indica la responsable de exportación de Dinnteco Spain, Anabel Ribó, fabricantes como Vestas o Gamesa “no han solucionado en su totalidad” el problema de la acumulación de cargas electroestáticas.
El dispositivo, fabricado en la planta de Vitoria, logra neutralizar las condiciones para que el rayo se genere y, tras suministrar al Ejército del Aire un primer encargo, prepara una oferta de Enel para 20 de sus turbinas; y para 87 torres de telecomunicaciones de una empresa filipina. Una demanda creciente que requerirá de la ampliación de sus instalaciones en la capital alavesa.
Nabla Wind Hub, ingeniería alavesa especializada en el desarrollo de soluciones para la extensión de la vida útil de los parques eólicos cumple su décimo aniversario focalizada en un plan de expansión internacional con el que prevé duplicar su cifra de negocio e incrementar la plantilla de la planta de Vitoria hasta los 50-60 trabajadores entre 2024 y 2025. La compañía surgió en 2014 como una startup formada por tres personas y la vocación de alargar la vida de los parques eólicos, principalmente onshore, con la finalidad de salvar las dificultades inherentes a la construcción de nuevas infraestructuras, relativas a los incrementos de costes asociados, a la regulación compleja asociada a los proyectos y a la necesidad de encontrar el talento adecuado, según ha explicado a Empresa XXI el director general de Nabla Wind, Alfonso San Emeterio.
El reto es alargar la vida de un parque onshore hasta los 35-40 años, cuando inicialmente estaba pensado para estar operativo no más de dos décadas. En 2018, la compañía fue adquirida por un fondo de pensiones, en manos de un consorcio formado por empleados públicos de la ciudad de Michigan, pero bajo la cabecera de una empresa suiza, y ahora, prepara un plan de inversión con el objetivo de dar el salto a Estados Unidos durante este año.
Inicialmente, planean establecer la sede en Texas, enclave desde el que generarán carga de trabajo adicional con el objetivo de llevarla a cabo desde sus actuales instalaciones de Salburua. La inversión inicial asciende a medio millón de euros, solo para el proyecto de Estados Unidos. Y los cálculos apuntan a alcanzar una cifra de negocio de 4,2 millones de euros, ya en el presente ejercicio 2024. Como parte de esa expansión internacional, la compañía también lleva a cabo la prospección del mercado alemán con objeto de adquirir una empresa local que le permita encontrar una vía de entrada y realizar inspecciones in situ.
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