OSKITZ y GAIZKA SAIZAR
Tras 34 años de actividad, Oskitz Saizar y su hermano Gaizka aseguran la continuidad sostenible de la empresa familiar
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Oskitz Saizar y su hermano Gaizka constituyen la segunda generación de Saizarlan, una empresa familiar fundada por su progenitor, Jose María, en 1990. Con Oskitz en la gerencia y Gaizka como encargado de planta, en las dos últimas décadas, ambos han desarrollado su carrera empresarial en el seno de la compañía, ubicada en Oiartzun, y especializada en la transformación de termoplásticos por inyección para diversos sectores. Pero hasta ejercer sus actuales funciones, el desarrollo profesional de los hermanos ha requerido de un proceso de formación interna y conocimiento del funcionamiento de la actividad de varios años. “Nuestros padres fundaron la empresa, entonces denominada Saizar Lantegia, en el bajo de casa, donde con 10 y 12 años mi hermano y yo jugábamos entre máquinas y, en 1995, nos trasladamos a las actuales instalaciones”. Al finalizar sus estudios de Magisterio deportivo, en el año 2000, Oskitz se incorporó al negocio familiar como operario, iniciando con 22 años un periodo de formación de ocho años que le llevaría, en una primera etapa, a desarrollar su actividad como técnico de inyección de plástico y responsable de calidad; para ya en 2008 asumir la gerencia de la compañía.
"Investigamos para encontrar un material biodegradable"
Gaizka, por su lado, realizó el primer contacto con la empresa de su padre en 1996, con 16 años, y tras dos años como operario, decidió probar suerte con su carrera deportiva como futbolista en clubs como el Eibar, el Real Unión o el Tenerife, en primera división. Un periplo, tras el cual, a los 36 años, se incorporó de nuevo en la empresa familiar afrontando, desde 2016, su propio proceso de formación interna como técnico de inyección de plástico, hasta asumir la dirección de planta en 2020.
"Fuimos pioneros en inyección bimaterial"
Especializada en la fabricación de piezas de termoplástico por inyección, la de Saizarlan es la historia de una micropyme de libro con 10 trabajadores, enraizada en una familia guipuzcoana de tradición industrial, cuyos descendientes han apostado por la continuidad del negocio afrontando diversos desafíos para mantener su posición en el mercado. Tras arrancar en 1990 con tres máquinas de segunda mano, entraron en el milenio con cinco equipos de inyección nuevos para, en 2002, convertirse en “pioneros en inyección bimaterial” al incorporar la primera máquina especializada.
Saizar Lantegia se convirtió en Saizarlan en 2006, iniciando una etapa de profesionalización de la plantilla y automatización de los procesos mediante la adquisición de robots y máquinas de inyección de última generación, 100 por ciento eléctricas, sustituyendo a las hidráulicas, en ruta hacia producciones más limpias. “Inversiones que continuarán en 2024 y 2025”. En la actualidad, se focalizan en la fabricación de un producto propio sostenible y respetuoso con el medio ambiente: asas de un solo uso y refuerzo de plástico para cajas y estuches de cartón u otro material, al tiempo que desarrollan un proyecto de I+D para encontrar un material biodegradable. “Con la mejora continua como bandera, seguiremos optimizando los procesos para ganar competitividad y convertirnos en referente del sector”.
Oskitz Saizar nació en Oiartzun y estudió magisterio deportivo. Al terminar, en el año 2000, se incorporó como operario a la empresa familiar, Saizar Lantegia, donde desarrolló toda su trayectoria profesional. Tras cuatro años de experiencia y formación interna pasó a ser técnico de inyección de plástico y responsable de calidad; y en 2008, se hizo cargo de la gerencia de la empresa. En 2016, bajo el nuevo nombre de Saizarlan, abordó el proceso de automatización y modernización, en línea con una producción sostenible.
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