El nuevo centro de innovación, impulsado por la Diputación de Bizkaia, busca explotar el valor del dato en toda la cadena de gestión de residuos para mejorar procesos y resultados
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En un contexto marcado por la presión de la legislación europea en materia de residuos, la escasez de materias primas y las exigencias de sostenibilidad, la industria debe ir más allá del cumplimiento normativo y reinventar su relación con los residuos. Un cambio de paradigma que ya ha comenzado a tomar forma a través de Waste Lab Bizkaia, un pionero centro de innovación impulsado por la Diputación Foral de Bizkaia con el fin de dar una segunda vida a las toneladas de residuos que ahora mismo estaban condenadas a acabar en vertederos. Según afirma la diputada de Medio Natural y Agricultura, Arantza Atutxa, “Waste Lab quiere inspirar, innovar y transformar la forma en la que entendemos y gestionamos los residuos. Y lo hace mediante un modelo abierto, que combina sensibilización, formación, experimentación y transferencia de conocimiento”. El centro nace como una iniciativa de la Diputación Foral de Bizkaia, a través del Departamento de Medio Natural y Agricultura, dentro del marco del Plan de Prevención y Gestión de Residuos de Competencia Local 2030 (PIPGRB 2030), aprobado como Norma Foral. Este plan establece una hoja de ruta ambiciosa para lograr una gestión más eficiente de los residuos. “El principal reto es reducir un 15% la generación de residuos en 2030 respecto a 2010, y alcanzar un 75% de valorización material, con menos del 2,5% de residuos destinados a vertedero”.
Para ello, señala Atutxa, es imprescindible no solo implicar a la ciudadanía en la prevención y separación de residuos, sino también dotar al territorio de tecnologías e infraestructuras e impulsar la colaboración público-privada y la coordinación entre entidades locales. En ese camino, Waste Lab Bizkaia emerge como punto de encuentro y colaboración entre administraciones locales, empresas del sector, centros tecnológicos, universidades y ciudadanía. Desde el inicio, fue concebido de la mano de Aclima (Clúster de Medio Ambiente de Euskadi) y EIDE (Asociación de Diseño Vasco), buscando integrar también a las industrias creativas en la solución a los retos de la economía circular.
Promovido desde la sociedad pública Garbiker, el centro articula su actividad en tres zonas. La denominada ‘Calle’ está orientada a la sensibilización de la ciudadanía, mientras que la calificada como ‘Barrio’ es la zona donde se desarrollan residencias de investigación, proyectos de colaboración entre empresas y centros tecnológicos y estudios académicos. En ella conviven proyectos de digitalización, valorización de residuos, investigación sobre nuevos materiales o análisis de datos. Muchos de estos están vinculados a convocatorias europeas de I+D+i. El espacio ‘Plaza’, por su parte, es el punto de encuentro entre ciudadanía, entidades locales y agentes del sector para compartir experiencias, retos y buenas prácticas. Como afirma Atutxa, “este enfoque integrador, que conecta lo local con lo tecnológico y lo creativo, es lo que hace al centro único en su ámbito”. Pero no solo eso. “El centro aspira a funcionar como antena de vigilancia tecnológica, normativa y de oportunidades de financiación”.
El concepto de inteligencia del residuo es el eje central. En palabras de la diputada, “se busca explotar el valor del dato en toda la cadena de gestión de residuos para mejorar procesos y resultados. En ese ámbito, se están de sarrollando dos proyectos clave: Waste Data Lab, que se basa en la creación de una estrategia compartida de datos entre agentes públicos y privados, estableciendo estándares abiertos y espacios comunes de información; y Digital Corner, enfocado en la aplicación de realidad aumentada para mostrar procesos de tratamiento de residuos, como la planta de clasificación de envases ligeros BZB, mediante gemelos digitales. Otras iniciativas que se están desarrollando en el seno de Waste Lab Bizkaia giran en torno a proyectos sobe residuos textiles, innovar en la reutilización de materiales plásticos desechados por empresas públicas en sus propias infraestructuras y la gestión circular de residuos de plásticos y rechazos recogidos en los Garbigunes, buscando reutilización industrial. Dado que los residuos industriales triplican en volumen a los urbanos en Euskadi, “Waste Lab Bizkaia busca conectar el flujo de residuos urbanos con los residuos industriales o agrícolas, explorando soluciones compartidas entre sectores”, señala Atutxa. Para ello, el centro trabaja para generar sinergias reales. Es el caso de los proyectos que se están llevando a cabo para recuperar plásticos de puntos limpios y reintroducirlos como materia prima; o los retos de innovación para empresas públicas que buscan reutilizar sus residuos en sus propias infraestructuras. Además, el centro de innovación actúa como espacio de encuentro entre empresas generadoras de residuos y potenciales usuarias de estos materiales, impulsando de este modo una economía verdaderamente circular.
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