PIB variable

No se trata de buscar lo negativo, sino de intentar acercarse a la realidad. Un buen enfoque, nítido y claro, resulta imprescindible para cualquier toma de decisiones. Ya hace unos años, antes de la pandemia, reflejamos la muy diferente evolución del PIB vasco si la fuente es Eustat, o INE. No sé quién lleva razón, pero lo deseable, al menos como curioso de la actualidad, es que las cifras se aproximen.

Por cierto, Eurostat, en su estadística, ‘oficializa’ las de INE.

Según las estadísticas de ambos organismos públicos, a precios corrientes, el PIB del País Vasco en 2020 alcanzó 71.528 millones de euros para Eustat y 66.528 millones para INE. La diferencia es de casi 5.000 millones de euros, sobre un 7%. Si los datos anteriores se cotejan con la recaudación ‘solo’ de los tributos concertados de las Diputaciones, que es contabilidad contante y sonante y que agregaron 15.470 millones de euros en 2020, el esfuerzo fiscal de ciudadanos y empresas para sostener el entramado público resulta muy diferente.

Si lo medimos al Eustat, el porcentaje es del 21,62% sobre PIB; y si lo cotejamos con INE, del 23,24%.

Regresando a la estadística, la diferencia del PIB vasco de Eustat e INE se movía en el 3% en el año 2000 y ahora, en 2020, como hemos señalado, alcanza el 7%. Esto se debe a que el primero estableció un crecimiento del 70,1% en el periodo; y el segundo, del 63,2%. Si eliminamos la distorsión del pandémico 2020, y se compara con 2019, el Eustat estima un avance del 89,1% y el INE del 81,5%.

Otro dato curioso, Eustat barre para Vizcaya e INE para Álava. La economía vizcaína creció, entre 2000-2019, un 91,9% para el primero y un 76,9% para el segundo; y la alavesa volteó la situación con un repunte del 80,2% para Eustat y del 91,4% para el INE.

Como observador, me da la sensación de que este último dato del INE fotografía mejor lo vivido en estos años.

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