Otra transición

El mundo de la información política del poder ha mutado en el presente siglo. Como observador, no salgo de mi asombro por la transición comunicativa -de la que no se habla-, pero que es tan real como la digital o la medioambiental. No sé si es efecto del envejecimiento social, o de la capacidad publicitaria del poder, pero el discurso del gobernante bascula entre el gigante ‘metemiedo’ y la abuelita ‘cuentacuentos’.

Hace unos meses, alineados con la nueva cadena de poder, y como un eslabón más, el Parlamento y el Gobierno Vasco decretaron por ‘ley’ la Emergencia Climática. Hace unos días, la consejera Tapia la amplió, también muy preocupada, a la Emergencia Energética. Las dos declaraciones se parecen, al menos en una de las palabras, aunque la sensación es que ambas están íntimamente relacionadas. Para que la sirena no deje de sonar, el lehendakari Urkullu nos pidió prepararnos para una Economía de Guerra. Las administraciones, antes, buscaban no alterar la estabilidad social para sostener la economía. Han cambiado. Prefieren meterse rápido en la trinchera del yo ya lo advertí. El problema, además, reside en saber si Urkullu se refiere a que su administración adoptará medidas para ahorrar en todo lo superfluo, como exige una guerra, o si solo afecta a los demás.

Resumido: seguiremos cobrando impuestos a tope y todo el gasto se mantendrá blindado.

En el caso de Moncloa, Ribera, la ministra de transición ecológica, en línea con el ya eterno racarraca de la de Sanidad, se asomó a la pantalla, sin preguntas, para narrarnos con suavidad lo que ocurre en el mundo. No para indicar las medidas o las acciones que, como gobernantes, toman. Y, claro, en línea con la historia reciente del poder, apuntar a la UE como causa de la desazón, del problema y de la solución. De impuestos, nada. ¡Ya ve lo dulce que hablamos nosotros! y ¡también las alarmas que lanzamos nosotros desde la cofa del palo mayor!

A vigilar.

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