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Nuevo paradigma de la descarbonización

La neutralidad climática no pasa solo por reducir la emisiones. El impulso de las tecnologías de captura, almacenamiento y uso de CO2 constituye ya un objetivo clave

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Y el Mejor Empresario Vasco del Año 2021 es...
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Olga Martín
Colaboradora
15/10/2025

Alcanzar la neutralidad climática en 2050 es uno de los mayores y más determinantes desafíos a los que se enfrentan la economía y el conjunto de la sociedad. Entre las ambiciosas y legalmente vinculantes metas que mantiene la UE en materia climática, la que se refrendó hace algo más de un año; el objetivo de reducir al menos un 90% las emisiones en 2040, puso sobre la mesa la necesidad de ampliar el enfoque tradicional de la descarbonización.

Las aproximaciones convencionales en torno a la descarbonización; la transición energética, la electrificación y los nuevos modelos de movilidad, no son solo imprescindibles, sino que son la clave de bóveda, pero no son suficientes. Existen sectores, importantes en el tejido industrial de Euskadi, donde las emisiones son inevitables y requieren de soluciones complementarias que debemos colocar en el centro de la agenda climática e industrial. En este contexto, las tecnologías de captura, almacenamiento y uso de CO2 (CCUS) se han consolidado como una de las herramientas más eficaces para abordar las emisiones de difícil mitigación. La Comisión Europea estima que para cumplir con los objetivos de 2050 será necesario capturar anualmente alrededor de 450 millones de toneladas de CO2. Se trata de un reto considerable, más aun teniendo en cuenta que durante 2022 la capacidad global de captura y almacenamiento de CO2 se situó en menos de 50 millones de toneladas, pero también de una oportunidad única que nos permitirá reconfigurar las cadenas de valor industriales convirtiendo el carbono en un recurso estratégico. Además del CCUS, los mercados de carbono están emergiendo también como un mecanismo clave para apoyar la descarbonización y son un claro ejemplo del incremento transversal de la competitividad que deriva del fomento de la Transición Ecológica en diversos sectores económicos.

La creación de un mercado europeo voluntario para el CO2 permitirá no solo compensar emisiones en sectores de difícil mitigación, sino también generar nuevas dinámicas económicas más sostenibles. Desde proyectos de absorción en suelos agrícolas y forestales que permita la diversificación sus fuentes de ingresos, hasta iniciativas de valorización industrial. El carbono puede transformarse en un activo con valor añadido que refuerce la competitividad del conjunto de nuestra economía y movilice inversiones en diferentes sectores económicos.

No podemos tampoco olvidarnos de la indispensable necesidad de promover una economía circular efectiva y real de los residuos generados sumando su efecto a los instrumentos ya consolidados en el ámbito de la descarbonización. Europa demanda duplicar la tasa de circularidad en 2030, del 11,8% actual al 24%, poniendo en valor su efecto en la descarbonización de los procesos y en el aseguramiento del suministro local de materiales secundarios. Así mismo, el ecodiseño de las nuevas infraestructuras energéticas es clave no solo como principio ambiental, sino como una estrategia que reduce riesgos y mejorará la resiliencia de un sector desde ahora intensivo en cuanto al desarrollo de grandes equipos industriales, hasta ahora, de dificultosa valorización una vez terminada su vida útil.

En Euskadi, contamos con las condiciones idóneas para liderar, promover y posicionar en el centro del debate este nuevo paradigma alrededor de la descarbonización. Disponemos de un tejido empresarial innovador y también de capacidades tecnológicas ya contrastadas. El sector ambiental de Euskadi representado por Aclima agrupa a empresas que tienen una larga tradición en la valorización de residuos y soluciones circulares aplicadas a una industria donde es complicado lograr la mitigación total de emisiones de CO2. A todo lo anterior habría que sumar un marco normativo europeo que lejos de retroceder en el ámbito ambiental, ha reconocido recientemente la gestión industrial del carbono como un pilar para la neutralidad climática.

Es el momento de abordar un debate amplio y constructivo sobre como integrar de forma activa las herramientas CCUS en nuestras estrategias climáticas y económicas. Convertir el CO2 en recurso, activar mercados de carbono y desplegar nuevas soluciones circulares nos sitúa ante un nuevo paradigma que será una condición vital para alcanzar una neutralidad climática real que sea compatible con el mantenimiento de nuestra industria y estado del bienestar.

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