La deuda pública acumulada tras las sucesivas crisis y la irrupción de la guerra en Ucrania plantean a las economías europeas...
Jean Monnet , uno de los padres fundadores de la CE, ya avanzó que la UE se construiría afrontando sus crisis. Tras la crisis financiera el BCE se vio obligado a romper con la ortodoxia dominante y comprar deuda de los países miembros, ofreciendo así una garantía común a la deuda de los mismos, garantía que todavía está vigente. Fue un primer paso que evitó la ruptura del euro fortaleciendo el funcionamiento de la UEM.
El crecimiento en la UE siguió siendo más débil que en los USA y eran muchas las voces que en ese tiempo defendieron que se necesitaba un esfuerzo presupuestario común para alcanzar un mayor ritmo de crecimiento, ante las carencias de los endeudados presupuestos nacionales. En esto llegó el Covid y la UE creó el fondo Next Generation, financiado con deuda común europea, para que los países miembros inviertan: en energías renovables y políticas de ahorro energético, desarrollo de la digitalización de la economía y política de formación y reciclaje de la población activa.
La deuda pública acumulada tras las sucesivas crisis y la irrupción de la guerra en Ucrania plantean a las economías europeas el doble reto de controlar la inflación provocada por las ofertas: energética, alimentaria y de algunas cadenas de valor, y evitar la recesión económica. Ante tal dilema el Eurogrupo y la Comisión han dado por buena la iniciativa hispano/holandesa de proceder a un cambio en las reglas de estabilidad. Lo que pretende dicha propuesta es que cada país, en función de su particular situación, se dote de un plan de sostenibilidad financiera y crecimiento a medio plazo. Ese plan deberá reforzar los proyectos de inversión del NG y será supervisado por la CE y organismos independientes de cada país.
Más Europa y nuevas reglas.
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