Los expertos contratados por el G7 concluyen que se necesita una acción global para abordar los siete grandes retos....
Las economías desarrolladas y con sistemas políticos democráticos que conforman el G7, encargaron a un selecto grupo de economistas la búsqueda de respuestas a los nuevos retos que plantea la globalización económica y social. Sin duda, la irrupción del COVID ha sido la gota que ha empujado a dichos países a reconocer la necesidad de unas nuevas reglas del juego para la gobernanza global. Los expertos han concluido que se necesita una acción global para abordar los 7 grandes retos a los que nos enfrentamos y que debemos hacerlo desde una perspectiva diferente.
Según sus recomendaciones, se necesita un nuevo consenso que coloque en el centro de sus preocupaciones el logro de una economía resiliente, sostenible e inclusiva. En su opinión, el consenso de Washington descuidó los valores democráticos, el bien común y la acción de la política económica y ahora toca restaurar la confianza social en una economía de mercado globalmente interconectada, haciéndola más justa y regulada. Se impondría así, una mayor colaboración público/privada en el tratamiento de los nuevos retos y se plantea que los países democráticos lideren este cambio.
En el área de la salud, se propone revisar el tratamiento del derecho de propiedad para facilitar el acceso rápido de las vacunas para todos los países y prepararnos para afrontar desde la solidaridad los problemas futuros que se puedan plantear.
Sobre el cambio climático, constatan el retraso en la ejecución de los acuerdos de París y proponen un alza anual de 2 puntos de PIB de la inversión en todos los países hasta 2030 para corregir el retraso y fortalecer la recuperación económica.
En el ámbito digital entienden que su avance debe ir acompañado de un control de las prácticas monopolísticas, fiscales y de protección de la libertad de los ciudadanos. La activación de la OMC y de su órgano de apelación, también para hacer frente a las prácticas de China, se considera urgente. En este marco se aboga por una mayor coordinación y colaboración en el mercado de las tierras raras. Se insiste además en evitar el crecimiento de la desigualdad y en un mayor protagonismo para la OIT.
Sin duda, el G7 tiene ante sí el proyecto de un nuevo paradigma, que FMI y OCDE venían anticipando.
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