Nuestra Unión Monetaria (UME) está dotada de un banco central, pero el sistema bancario europeo nació sin un Fondo Común...
La culminación del proyecto euro hace 20 años supuso un gran avance económico y político de la UE. Sin duda es el producto sintético más elaborado de la Unión, pero al igual que esta es un producto incompleto, es el colofón de una Unión Monetaria Incompleta. Nuestra Unión Monetaria (UME) está dotada de un banco central, pero el sistema bancario europeo nació sin un Fondo Común de garantía de depósitos y sin las herramientas de vigilancia y de política económica necesarias para prever y hacer frente a las crisis.
Con esas carencias el Euro tuvo que afrontar la crisis financiera y la crisis griega derivó en una crisis de deuda, con una subida generalizada de las primas de riesgo de países como Italia, España, Francia, Bélgica...
Estábamos ante el primer episodio de fragmentación financiera de los países que conformaban la UME y fue necesaria la intervención del Banco Central Europeo en el mercado de la deuda en julio de 2012, cuatro años después del estallido de la crisis. La economía estadounidense, origen de la crisis financiera, llevaba más de dos años de crecimiento económico con un dólar soportado por una Unión monetaria completa.
En su veinte aniversario el Euro se enfrenta a la crisis Covid con un BCE que tiene en su balance deuda de sus países miembros por encima del 40 por ciento del PIB y que a partir de 2023 deberá sacarla pausadamente al mercado, para retirar la liquidez que ha ido proveyendo para afrontar el riesgo deflacionario. Las nuevas expectativas de precios así lo exigirán y para evitar un nuevo episodio de crisis y fragmentación del mercado de la deuda, esa deuda deberá adquirirla el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) con recursos obtenidos con la emisión de eurobonos. La supervivencia del euro exige un paso más.
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