Se comen las uñas a la espera de lo que diga el TS de Amazon, cual serie de HBO con capítulos cada mes. ¿Y yo? Bostezo.
No se emocionen, creo que el pescado ya está vendido. Levanten sus puestos de vigilancia los periodistas. Muévanse rápido hacia otra victoria pírrica los sindicatos. Amazon ha perdido el segundo round judicial en España en un tribunal de primera instancia de lo Social, pero el final de esta opereta aún queda lejos. ¿Que hay que reconocer a unos miles de falsos autónomos? Pues vale, pero hoy no, que no me viene bien. Para cuando las togas de la plaza de la Villa de París sienten doctrina, Amazon ya habrá redactado la súplica al TJUE, y ahí se pueden dar un tortazo europeo muy serio todos los riders, pues las libreas de Luxemburgo ya han dicho en alguna ocasión que nanay, que no hay manera de demostrar ajenidad. La Ley Rider de Yo-Yolanda (copyright de Maese Alsina) se ha mostrado muy ladradora y poco mordedora en batallas anteriores, con cientos de millones en multas y un mazo de risas en las esquinas en las que se juntan los chavales a beber coca-colas tibias en botellas de plástico. Si me preguntan a mí, españolito que vine a un mundo sin Internet que congele mi corazón, les diré que a Amazon habría que darle un palo en donde más le duele, que es en la operación. Porque el dinero es una dimensión secundaria para la dama, un tema de conversación y poco más, habida la caja que hace cada día normal, por no hablar de viernes negros en bici, patinete o Kangoo abollada. Que le cierren el e-chiringuito ya puede hacer más daño porque, en esta España de ‘Bienvenido Mr. Bezos’, Miss. Amazónica ha alcanzado un volumen logístico mórbido. Ahora, dile tú que tiene que apagar la luz de 1,5 millones de m2 de almacenes. A ver si por ahí, porque lo que es a multas... Cuéntaselo tú a estos Pepe, que a mí me da la risa. La risita sardónica del logo de Amazon.
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