Los sindicatos y las organizaciones empresariales tenemos muchas más cosas en común que diferencias
No es la primera vez, ni será la última, en la que retuiteo en mi propia cuenta un mensaje de un dirigente sindical. En realidad, y seguro que preocupo con esta frase a mucho profeta del radicalismo por ambos lados, los sindicatos y las organizaciones empresariales tenemos muchas más cosas en común que diferencias, muchas más cosas que nos llevan a entendernos, que temas que nos separan. Hace unos días repicaba a mi propia comunidad de amigos de Twitter una frase de Unai Sordo, secretario general de Comisiones Obreras, que, en síntesis, decía: “Me llama la atención la normalidad con que se denomina “empresarios” […] a los zánganos y mangantes de las mascarillas. Creo que los empresarios/ as debieran marcar distancia…” y es que no puedo estar más de acuerdo.
Me molesta y me duele en lo más profundo que un término que denomina a personas que admiro profundamente, que se levantan a las cinco cada mañana, que han arriesgado su patrimonio y que han sacrificado el tiempo que deberían disfrutar con su familia, personas que se comprometen y luchan cada día por mantener su empresa en marcha y a su gente en sus puestos, que crean, innovan y lideran, se utilice para referirse a caraduras, comisionistas y aprovechados. Desde esta tribuna que me concede Empresa XXI quiero hacer un llamado, casi un ruego a los medios de comunicación y a las redes sociales: reserven, por favor, las palabras “empresario” y “empresaria” para personas cuya actividad diaria, cuyo esfuerzo genera prosperidad y empleo, enriqueciendo a la sociedad que les rodea. Tenemos muchos ejemplos cercanos. No hace falta ir muy lejos… si se acercan por Bilbao el próximo 11 de mayo, a la asamblea general de la Confederación Empresarial de Bizkaia - CEBEK, conocerán a algunas de ellas.
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