Víctima de su propio éxito. Así puede acabar el sector de las energías renovables tras asomarse al precipicio de la luz a cero euros. En apenas dos años, el coste de la electricidad en el mercado mayorista ha pasado de registrar su máximo histórico a desplomarse por los suelos en 2024, contabilizando en los tres primeros meses del año más horas de luz ‘gratis’ que en todo 2023. Y se prevé que este fenómeno se dilate en el tiempo tras comenzar el mes de abril con un valor negativo, un hecho inédito que, solo cuatro días después, obligó de nuevo a los productores a pagar por inyectar su energía a la red durante un tramo de dos horas.
Con independencia de ser una cantidad insignificante de un céntimo de euro, estos episodios puntuales marcan un cambio de paradigma en el que el sector corre el riesgo de saltar por los aires al poner en jaque su rentabilidad. La entrada masiva de renovables, junto al retroceso del consumo eléctrico, ha sido el caldo de cultivo de este escenario de canibalización y crisis, que amenaza con frenar la inversión en nuevas plantas, como vienen alertando desde la Asociación de Empresas de Energías Renovables. Pero lejos de tratarse de un problema de oferta, en un sistema marginalista en el que el precio lo marca la energía más cara, lo que realmente ha puesto al sector contra las cuerdas es que no se está cumpliendo la demanda prevista.
Frente a la actual fotografía de viento, lluvia y sol, urge impulsar la electrificación de la sociedad y desarrollar sistemas de almacenamiento a gran escala como claves para encontrar el necesario punto de equilibrio.
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