Tanto los Estados Unidos de Biden, como la UE y China han aceptado los compromisos de París 2015.
El panel de científicos de la ONU nos acaba de anunciar que somos la última generación que tenemos la oportunidad de enfrentarnos a un cambio climático que ya nos está mostrando su capacidad destructora. Estamos ante un reto universal al que debemos hacer frente colectivamente, pero desde sociedades, economías y empresas que compiten entre ellos. Se trata, en primer lugar, de un reto tecnológico que nos obliga a alcanzar en 2050 el objetivo de cero emisiones netas de carbono y hacerlo compatible con unas economías prósperas y en crecimiento.
Tanto los USA de Biden, como la UE y China han aceptado los compromisos de Paris 2015. En este contexto la CE ha lanzado la Comunicación Objetivo 55, dirigida al PE y a los Estados miembros con una propuesta estratégica que será presentada en la cumbre climática de Glasgow en noviembre de 2021. La UE se marca como objetivo una reducción de emisiones de CO2, en 2030, del 55% en relación con el año 1990, cuando entre 1990/2020 se logró una reducción del 24%. Esa reducción fue compatible con un incremento del PIB del 62%, pero el esfuerzo que se plantea para esta década es tres veces superior.
La apuesta europea se basa en dos pilares que marcarán el futuro: desarrollo tecnológico y solidaridad con los sectores económicos, empresas, regiones y ciudadanos que se verán más afectados por el ajuste climático. En la Comunicación se amplía el número de sectores afectados, más allá del energético (siderometalurgia, cemento, vidrio, papel, químico...) y se asume que la Comisión y los países miembros deberán cooperar para compensar los impactos asimétricos. Las economías y empresas deberán proceder a procesos de amortización e inversiones aceleradas, shocks de oferta, bajo la presión sobre sus costes de los derechos de emisión y la fiscalidad y ello requerirá de apoyos públicos. El programa europeo NG ya preveía un 37% (750 MM) de su Ppto para estos fines, a los que se añadirán un Fondo Tecnológico específico y un Fondo Social 2025/32 de 72 MM. Estamos ante un reto de civilización y el liderazgo europeo es la forma adecuada de abordarlo. Harán falta nuevos consensos europeos y nacionales. El clima no espera más.
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