La primera vez que piensas “los jóvenes no tienen valores”, es que te has hecho mayor. Los jóvenes tienen valores. Tienen sus propios valores, que no coinciden con los de la generación anterior y eso lleva molestando a los mayores desde la edad de piedra.
Ligar absentismo y juventud es una forma de discriminación, como antes se ligaba absentismo y mujeres. Las empresas tienen que adaptarse a las realidades sociales y, muy importante, a la gestión de expectativas que las personas traen cuando entran en una empresa.
Es obvio que, en nuestro papel como asociaciones empresariales, nos toca bregar con los sindicatos, el gobierno, la seguridad social, las mutuas o la administración sanitaria para que las normas de conciliación se cumplan… por parte de todos. Que los procesos sean ágiles, que atiendan a las necesidades reales y que trabajadores y trabajadoras, jóvenes y mayores, puedan atender sus obligaciones familiares, descartando ese pensamiento que parece haberse instalado en bastante gente que dice “como han ingresado a mi abuela, toda la familia tenemos vacaciones”.
Pero también es necesario un esfuerzo por parte de las empresas en elevar la satisfacción y el compromiso de las personas que la forman y es ahí, dónde la gestión de expectativas es clave.
En todas las empresas hay un gráfico con forma de campana de Gauss que dibuja esta realidad. En un lado, unas pocas personas con un compromiso descomunal, que no han faltado a trabajar en su vida, en el lado opuesto, los pocos “absentistas profesionales”, insolidarios y egoístas.
Las asociaciones empresariales tenemos que conseguir que la normativa y el proceso de bajas, licencias y permisos sea adecuado y proporcionado. Las empresas que su “gráfico” se desplace hacia el lado del compromiso. Y no es poca cosa.
Todos los derechos reservados Industria y Comunicación S.A.