¡Dios les oiga, que se decía antes!
El nuevo Gobierno Vasco se ha fijado el objetivo de industrializar el país y ser protagonista europeo en esta labor. ¡Dios les oiga, que se decía antes! De momento, el equipo de Pradales ha engordado la nómina publica con 15 carteras, frente a las 10 con que Urkullu se enfrentó a la gran crisis y a la austeridad de 2012. Voy a facilitar unos datos del Eustat, que puede que ya no sean exactos, pero al menos dibujan la tendencia de la economía vasca.
Según el Instituto Vasco de Estadística, entre los primeros trimestres de 2020 y de 2024, aproximadamente el mandato del último Gobierno Urkullu, el personal a sueldo de la Administración General vasca, Justicia, Ertzaintza y Educación se incrementó en un 16%. Si tomamos como referencia la estadística PRA (población en relación con la actividad), en ese mismo periodo, los asalariados públicos en el País Vasco, de todas las administraciones, repuntaron un 10%. Más modesto resultó el avance de los asalariados privados, con un 2,07% de subida. Ahora bien, el porcentaje de los ocupados por el sector industrial, según Eustat, cedió un 1,96%, hasta 199.800, un poquito más que los 167.800 asalariados públicos.
Industrializar, en sí mismo, no debería suponer grandes incrementos de empleo. Las empresas manufactureras siempre aspiran a hacer lo mismo, o más, con menos. El mercado, si no lo consiguen, se los llevará por delante. En el sector público ocurre todo lo contrario. Siempre necesitan más, por lo que dice el Eustat. Puede que su labor de difusión hacia las empresas en digitalización, o IA, para mecanizar labores repetitivas y burocráticas no la estén aprovechando de forma adecuada por la gran preocupación de que los demás las apliquen correctamente. Me parece que para industrializar, el nuevo Ejecutivo debería preocuparse, sobre todo, por reducir sus necesidades de personal. Ser más eficiente y redefinir sus procesos y servicios. ¡Vamos, que se industrialicen ellos un poco y que libren talento para los demás!
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