“Una fiscalidad más amable es totalmente necesaria”

Confebask percibe la reforma fiscal pactada “como un claro y preocupante castigo empresarial”, con unas medidas que “no contribuirán ni a atraer inversiones ni a fomentar la creación de nuevas empresas”, según advierte su presidenta, Tamara Yagüe, en un momento en el que “tenemos que estar alineados para ser competitivos y crecer económicamente”.

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TAMARA YAGÜE
EMPRESA XXI
Y el Mejor Empresario Vasco del Año 2021 es...
REGISTRO
Ainara Lozano
Bilbao
22/7/2024

> En un mundo convulso como el actual, ¿cuáles son las principales inquietudes o preocupaciones de las empresas vascas?

El panorama internacional es en sí mimo una preocupación. Pero si lo dejamos a un lado, las preocupaciones que ahora mismo se están poniendo encima de la mesa son los costes laborales, en continua alza, el absentismo y la falta de perfiles cualificados, con independencia de que hay una gran inquietud por la industria, porque se está viendo que hay algunos ERTES, cierres ocultos de pequeñas industrias... Es algo que, en principio, hay que estar expectante. > ¿Qué industrias son las que peor lo están pasando? Está claro que la automoción es una de las que más está sufriendo. Pero las inversiones en bienes de equipo también se están comenzando a ver afectadas.

> ¿En qué medida se está notando el parón de la locomotora alemana y la crisis que atraviesa Francia?

Ahora mismo se están dando dos circunstancias: han cambiado las reglas de juego a nivel geopolítico y Europa se encuentra en una situación económica complicada, principalmente en los países que más depende nuestra producción como son Alemania y Francia. Podemos decir que a Alemania se le ha acabado la energía barata, lo que está afectando a la industria, en especial a la electrointensiva. Y por otro lado, el sector del automóvil se enfrenta a una competencia voraz por parte de Asia. Algo similar está ocurriendo en Francia, lo que hace que bajen las inversiones. Y en Euskadi somos productivos, sobre todo, en bienes de equipo.

> En ese contexto, ¿cómo puede afectar la nueva política arancelaria de Estados Unidos a la empresa vasca?

La producción de Euskadi con relación a Estados Unidos se sitúa en un 8%. No es una gran producción. Sin embargo, lo que se teme es el efecto rebote de la política arancelaria estadounidense tanto en Alemania y Francia como en Europa. Hay que tener cuidado en que los productos chinos e indios no inunden Europa, ya que les puede resultar más fácil vender en la UE que en EE.UU. Competimos con unos productos que no tienen las mismas reglas de juego, por lo menos hasta ahora, de modo que hay que reflexionar y, desde luego, proteger a la industria.

> ¿Qué le pide a Europa frente a Donald Trump?

Unidad, rapidez, que es uno de los grandes problemas que tiene Europa, y contundencia en la toma de decisiones. La UE tiene que tomar medidas y evitar que la producción de otros países inunde el continente. Hay que replantear la situación y establecer un cierto proteccionismo hacia las industrias, porque está claro que el automóvil es uno de los sectores que más está sufriendo, un sector principal para Europa y para Euskadi.

> Ante el creciente proteccionismo y la inestabilidad global, ¿qué supone la creación del nuevo Grupo para la Defensa Industrial?

Quiero felicitar al Gobierno Vasco por la idea de crear el grupo. El hecho de que todos los sectores se sienten en un foro junto a empresas tractoras e instituciones para aportar su punto de vista es algo diferente y enriquecedor. Hace país y une a la industria. Todo el mundo escucha, y cuando oyes diferentes opiniones, tienes otras perspectivas.

> ¿Cómo valoran desde Confebask la apuesta decidida del Gobierno Vasco por la Industria?

El mantra que el Gobierno Vasco ha puesto encima de la mesa, ‘Más industria, mejor industria y menos emisiones’, lo compartimos. Es indudable que la industria es creadora del bienestar; es lo que nos puede diferenciar de otras comunidades autónomas y volver a posicionarnos en un liderazgo europeo como referentes en cuanto a sostenibilidad. Lógicamente, habrá que hacer más industria, lo que quiere decir que hay que cuidar el arraigo, el crecimiento local y el emprendimiento industrial. Pero, quizás, tenemos que crear industrias en otros sectores que puedan estar ahora mismo destacando, como puede ser defensa, biotecnología y el sector cuántico. Además, tenemos que ser capaces de atraer inversiones extranjeras a Euskadi para que se convierta en un polo europeo de la industria.

"Tenemos que crear industrias en otros sectores como defensa, biotecnología o cuántica"

> El emblema ‘mejor industria’, ¿qué implica?

Tenemos que incrementar nuestras capacidades tecnológicas, atraer centros de I+D de empresas internacionales o estatales y potenciar la adquisición o creación de nuevas empresas industriales en cualquier parte del mundo, pero que sean empresas vascas.

> ¿Y cuando hablamos de ‘menos emisiones’?

Hablamos de ayudar a las empresas en la descarbonización y en potenciar las energías más limpias. No obstante, se requiere una serie de palancas. Tenemos que hacer incentivos fiscales abundantes que tengan como objetivo el desarrollo de la industria. Para eso, se debe confeccionar un plan exhaustivo de incentivos fiscales y resaltar la colaboración público-privada para trabajar en la inversión de proyectos tractores para Euskadi.

> Con Talgo se ha materializado una nueva fórmula de colaboración. ¿Qué significa esta noticia?

El Gobierno Vasco ha sabido conjugar la inversión pública con la privada. Es destacable la participación de las fundaciones bancarias en una inversión industrial que se va a quedar en Euskadi. Es la primera vez que eso ocurre, y es el camino a seguir.

> Confebask se ha mostrado desde un principio crítica con la propuesta de la reforma fiscal. ¿Por qué considera que es una oportunidad perdida?

Todo tiene un momento. Y en el que estamos viviendo tenemos que estar alineados para ser competitivos y crecer económicamente. Dentro de esos factores, una fiscalidad más amable es totalmente necesaria porque puede ser un elemento diferenciador con otra comunidad autónoma, con otro país. Respetamos y nos parece bien que se intente favorecer a determinados colectivos vulnerables. Aplaudimos los incentivos o deducción a la descarbonización de la industria, pero se quedaba muy coja en la posibilidad de utilizar el concierto económico de cara a ese crecimiento económico y competitividad regional.

> ¿Cómo han recibido la reforma fiscal finalmente pactada por el PNV y el PSE con el apoyo de Podemos?

El acuerdo alcanzado con Podemos es un claro y preocupante castigo empresarial. Más allá de la letra pequeña que nos puedan presentar, esta reforma introduce medidas que consideramos que no contribuirán ni a atraer inversiones ni a fomentar la creación de empresas. El mensaje que se lanza es que hay que apretar más a las empresas vascas porque no contribuyen con lo que deberían, algo que no se corresponde con la realidad. Este acuerdo ha generado entre las empresas vascas -grandes y pequeñas- una sensación de desánimo.

> La patronal ha declinado negociar un SMI en Euskadi. ¿Por qué?

Desde nuestro punto de vista hablar y negociar el SMI pone en riesgo la competitividad y la sostenibilidad de las empresas. Una de nuestras mayores preocupaciones son los elevados costes laborales, que están subiendo constantemente. Con nuestro rechazo a la negociación queremos mostrar a la sociedad, a los políticos, las instituciones y a los sindicatos que la empresa ya no puede asumir más costes labores. Y hacemos un repaso de lo que hasta ahora ha pasado en los últimos años. Desde 2018 el SMI se ha incrementado un 67%, estamos hablando de cerca de 6.700 euros brutos al año; las cotizaciones sociales han subido un 23% desde 2022; la imposición por ley de la reducción de jornada de 37,5 horas afecta y pone en peligro la viabilidad de determinados sectores, que afecta a 350.000 trabajadores, el 50% de los trabajadores por la vía privada. Además, hemos hecho un esfuerzo para elevar los salarios por encima de los del Estado, con incrementos de un 15% frente a un 14%, respectivamente. Todo ello afecta a la competitividad de las empresas, que es la preocupación que tenemos delante. El SMI, ¿de cuántas personas estamos hablando? Nosotros no tenemos la capacidad jurídica para hacer un acuerdo de SMI para todo Euskadi, en todo caso estaríamos hablando de un SMI de convenio. Si hay 50.000 trabajadores, 30.000 son servicio doméstico. Nosotros no tenemos nada que decir.

"Hay que trabajar en el ámbito social porque el absentismo, hoy por hoy, no está mal visto"

> El absentismo se ha convertido en uno de los males endémicos del territorio. ¿Qué plantean contra este fenómeno?

Es un tema complejo, en el que debemos de tener ganas para buscar soluciones entre todos. Nuestra propuesta es trabajar con las tres ‘C’ -compromiso, colaboración y confianza- para analizar las causas y buscar soluciones. Esto no es fácil, y en la mesa de diálogo social no se está avanzando, por lo que vamos a pasar a abordar nuestra hoja de ruta, que ya está aprobada.

"Queremos mostrar a la sociedad que la empresa ya no puede asumir más costes laborales"

> ¿En qué consiste esa hoja de ruta?

Está formada por dos partes: una de análisis y concienciación a nivel del resto de agentes, y una segunda que son las empresas. Vamos a lanzar un observatorio del absentismo y estamos realizando unos proyectos de análisis. Uno de ellos es junto con Orkestra, en el que se estudiará cuáles son las causas del absentismo. Y queremos lanzar otro informe sobre cuáles son las buenas prácticas a nivel de empresa, salud y seguridad social en otros países y regiones. También hay que trabajar en el ámbito social, porque el absentismo, hoy por hoy, no está mal visto.

> La falta de talento se ha cronificado. ¿Los bajos sueldos tienen algo que ver?

En el caso de la industria, los jóvenes cobran entre 1.500 y 1.800 euros netos mensuales los dos primeros años. No creo que sea un salario insuficiente. Otra cosa es que no sea suficiente para comprar una vivienda, pero eso es un tema que no depende de la empresa.

> ¿Qué medidas pueden atajar este problema?

Hay que trabajar en la orientación educativa. Los estudios que están realizando los jóvenes hoy en día no están acordes a las necesidades de las empresas. De manera que hay que acercar la Formación Profesional y las universidades a la realidad de las compañías. Aunque es ineludible que vamos a necesitar traer personas inmigrantes a Euskadi.

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CARA O CRUZ

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