“Tenemos un problema con el tamaño de nuestras empresas”

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EMPRESA XXI
Y el Mejor Empresario Vasco del Año 2021 es...
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Jesús Galindo
23/4/2024
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> Usted siempre ha mostrado una especial atención a las variables de competitividad y productividad de la economía y de la industria. ¿Desde su punto de vista estos factores se mantienen a un buen nivel?

Efectivamente, son aspecto clave porque la economía de un país se basa en la competitividad de sus fuentes de riqueza, que son en gran medida las empresas. Por lo tanto, es necesario que cuidemos este aspecto y que se considere de forma prioritaria, porque tenemos un problema con el tamaño de nuestras empresas. Si miramos nuestro tejido empresarial, vemos que más del 90 por ciento son pequeñas y medianas empresas, y muchas de estas son muy pequeñas. Así que cuando vienen las corrientes que exigen digitalizar, hacer la transición energética, o ecológica, automatizar, innovar tecnológicamente, el tamaño de la empresa, claro, tiene mucha influencia. Son procesos en los que este factor es de gran importancia. Se menciona mucho, pero a mi juicio se debería ahondar más en este problema para que, de alguna forma, se fomentase su integración en entidades de un tamaño mayor, para crecer en estructura y poder abordar estos aspectos que influyen de una forma decisiva en la competitividad de las empresas y del país.

> ¿Los procesos participativos dentro de las empresas contribuyen a mejorar estas variables?

Es indudable que las empresas que tengan futuro aquí, en nuestra sociedad, necesariamente serán compañías con una actividad basada en la tecnología y el conocimiento. Estos valores se sustentan en el talento de las personas. Por lo tanto, será difícil que una empresa sobreviva de espalda al talento de sus personas y de su participación. Las empresas que competirán mejor serán las que abran y refuercen cauces para que sus personas, todas, tengan la posibilidad de aportar ideas y conocimiento de la forma más óptima posible.

Las empresas que competirán mejor serán aquellas que abran y refuercen cauces de participación

> Los factores que influyen en la productividad y competitividad son muy diversos: legislación y seguridad jurídica, I+D, educación, dimensión… ¿Desde su punto de vista, al margen del tamaño, qué se debería priorizar?

El mundo empresarial tal vez no puede hacer nada para mejorar la aptitud con ‘p’ de las personas, algo que corresponde a la universidad y al propio entramado formativo, pero sí podemos hacer mucho para mejorar la actitud con ‘c’ de las personas para con la empresa. En este sentido, las iniciativas como la nueva cultura de empresas de Adegi siguen esa línea, tratando que las personas se impliquen y compartan el proyecto empresarial. En consecuencia, y en base a una actitud más positiva, que aporten y consigan finalmente que la empresa sea más competitiva. No creo que por contar con una legislación que permita, como siempre ha existido, la participación de los trabajadores en el accionariado se solucione el problema. Participar en el capital no quiere decir que lo hagan en el proyecto. Se trata de que la persona se identifique con el proyecto empresarial y esto supone que sepa perfectamente qué objetivos persigue la compañía en la que trabaja, que conozca la estrategia de la empresa, su situación, los puntos débiles y fuertes, para poder ubicarse en la misma y aportar lo mejor de sí mismo. Este es el gran hecho diferencial competitivo respecto a la empresa que no esté alineada con la participación real de sus personas.

> ¿La estrategia de Adegi con la nueva cultura de empresa ha corroborado la efectividad competitiva de la participación?

Sin duda alguna. Es algo que se percibe más claramente en los momentos difíciles. La empresa, cuando está atravesando una crisis, si las personas de la organización conocen la situación de su empresa están mucho más sensibilizadas con su futuro y su defensa. Las que no practiquen la transparencia, la comunicación, o la confianza, no obtendrán la misma respuesta. Difícilmente esos trabajadores confiarán en su directiva y se implicarán como las personas que sí han recibido esa confianza.

> La industria vasca se enfrenta a un relevo generacional que se extenderá varios años. ¿Le preocupa de esta situación?

Sí, efectivamente, es una gran preocupación. Como decía antes, las empresas que permanezcan en nuestra sociedad, que va elevando su nivel de vida, deberán ser capaces de pagar cada vez un salario más alto. Serán empresas que están en la tecnología y el conocimiento y que, por tanto, requieren personas de nivel académico superior, con un conocimiento científico-tecnológico más alto. El problema es que no abundan e, incluso, tenemos el hándicap de que el número de personas que acceden al mercado de trabajo es sensiblemente menor que el número de las que salen. Si además exigimos un nivel académico superior, comprenderemos que tenemos un problema de carencia de muchos perfiles. Por otra parte, está nuestra pirámide demográfica con una población cada vez más envejecida, por lo que, si el número de cotizantes autóctonos disminuye, el problema se agrava. La situación es delicada y la solución está en cómo abordar con la suficiente rapidez las medidas que diseñemos. Una oportunidad clara es el empleo de personas foráneas, que debemos integrar en nuestra sociedad. Muchas proceden de países en los que han recibido baja formación. Es mano de obra poco cualificada que, de alguna manera, tenemos que tratar de formar. En este sentido, habría que adoptar programas específicos de formación para estas personas. En general, debemos considerar que las empresas sufren y sufrirán un decalaje no solo para reemplazar el número de trabajadores sino que estos requerirán mayor formación, lo que aumenta la dificultad del desafío. Además, si las empresas no consiguen esos perfiles, no podrán permanecer aquí.

"La propia empresa es el mejor emprendedor que tenemos en nuestra sociedad"

> ¿Cree que se debería internacionalizar la formación técnica vasca a otros países?

Esa sería una línea a trabajar clarísima, pero debe hacerse de forma estratégica, concertar con ciertos países y hacerlo a través de canales oficiales y con el establecimiento de acuerdos. Tenemos muy buena relación con Latinoamérica y de forma natural llegan personas del Magreb, en las que se podrían establecer escuelas. Sería en todos los casos deseable. Algo hay que hacer y de forma estratégica, porque esto no se solucionará de forma inmediata. De la noche a la mañana no tendremos la solución a este problema. Debemos analizar muy claramente la evolución de nuestra natalidad y de la demanda futura del mundo empresarial, pero sin olvidar la demanda de la propia administración, que ahora es un competidor de la empresa privada. Abordan la renovación de cuadros y plantillas y, no lo olvidemos, nuestra juventud tiende a preferir los puestos en la administración, que ofrece unas condiciones de vida que aprecian mucho y con unos sueldos que, comparativamente, incluso están mejor pagados que la iniciativa privada.

> Las grandes empresas podrán captar perfiles en todo el mundo, dada su dimensión y multilocalización, pero las pymes parece que poco podrán pescar fuera…

- Así es. Por eso el futuro de las pymes, que tienen limitaciones para mejorar derivadas de su tamaño, está comprometido. No es descartable que algunas tengan que emigrar actividades a otros países.

> Confebask refleja mensualmente la debilidad en la creación de empresas. ¿Cree que los empresarios vascos deben jugar un papel más activo en lanzar nuevos proyectos?

Uno de los aspectos en lo que las empresas de mayor tamaño demuestran su competitividad es que son las que más procesos de intraemprendimiento generan. Es decir, hoy por hoy, nuestra juventud, ahí están los datos, sufre una pérdida de vocaciones empresariales respecto a hace unas décadas; en cambio, en los ámbitos de las medianas, o grandes empresas, sí se incrementa el lanzamiento de ‘startup’, o iniciativas puntuales, porque han detectado nichos y promueven una nueva actividad, poniendo al frente a gente joven a los que apoyan. Es una de las cosas que yo veo claramente: la propia empresa es el mejor emprendedor que tenemos en nuestra sociedad. > ¿Esto es suficiente? Hay muchas cosas por hacer. Sobre todo, si más empresas ganan el tamaño deseado. Seguro que entonces el lanzamiento de iniciativas también crecería. En todo caso, hoy por hoy, muchos centros tecnológicos y entidades del entramado de ciencia y tecnología vasco empiezan a contar con iniciativas de crecimiento empresarial que surgen de sus trabajos de investigación. Eso me parece también muy positivo.

> ¿Cree que las empresas están canalizando adecuadamente la capacidad de los centros tecnológicos en la mejora de su oferta y competitividad?

Vamos en el buen camino. Cada vez hay más empresas que hacen I+D efectiva. Y cada vez se apoyan más en los centros en comparación con épocas pasadas en las que la I+D se consideraba como un elemento de financiación. Vamos en el buen camino, pero todavía no ocupamos posiciones deseables como la de las empresas alemanas, que son líderes en productos demandados por todo el mundo. Tenemos que evolucionar hacia el producto y eso lógicamente se realiza en base a dinámicas de I+D+i, porque lo que es producto barato ya sabemos que hay países mucho más competitivos que nosotros.

> ¿Las empresas, o los empresarios, participan con decisión en la colaboración y el impulso de ‘spin off’ de los centros y CIC?

Aun hay hábitos de mejora. Ampliamos la relación, pero, tanto para la oferta que representan los centros tecnológicos como para las empresas que son los demandantes de esa actividad, es necesario el crecimiento del nivel de nuestras empresas.

> En los proyectos semilla de los centros tecnológicos, da la sensación de que las empresas extranjeras se fijan más en lo que se hace que nuestras propias empresas…

En este caso entra en juego otro elemento: la capacidad de financiar proyectos que en un momento determinado se generan aquí. Somos capaces de crear embriones empresariales, pero se registran dificultades para su impulso al grado de madurez. Este tema exige una gran solvencia y una gran visión de los financiadores. Esa industria financiera, capaz de provocar ese salto, todavía no la tenemos. Nos falta. En ese sentido, muchas ‘startup’ que surgen aquí terminan en manos de grandes multinacionales porque cuentan con esa capacidad de financiación.

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