“Seguiremos perdiendo empresas industriales si no mejoramos la competitividad”

El presidente de Adegi, Eduardo Junkera, ha manifestado a Empresa XXI su alarma por la pérdida de tejido industrial: “La sociedad a lo mejor no se ha dado cuenta, pero las organizaciones empresariales, sí y nos preocupa”, porque “es beneficioso que una sociedad tenga su economía basada en la industria”. Por ese motivo, le inquietan “los indicadores de competitividad. Si no los corregimos, puede ser que esta tendencia desindustrializadora se mantenga”.

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EDUARDO JUNKERA
EMPRESA XXI
Y el Mejor Empresario Vasco del Año 2021 es...
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- ¿Cómo valora la evolución de la economía guipuzcoana?
- Está siendo positiva. Adegi, ya a principio de año, vaticinó que se crecería entre el 4,5 y el 6,5 por ciento; y lo mantenemos. Se van a crear unos 3.000 puestos de trabajo netos. Esto no significa que todos los sectores están con las mismas perspectivas. Aunque, por ejemplo, el aeronáutico, que es de los más afectados, ya no registra caídas de cartera y empieza a recuperarse. La situación la veo encauzada. Cada día que pasa, y a medida que las vacunas demuestren su eficacia, veremos un optimismo en aumento. Las empresas nos transmiten que su confianza y sus carteras crecen, en algunos casos por encima del nivel pre-covid. Incluso, algunos sectores están a tope.

- El CRL indica que hay 210 convenios prorrogados y pendientes de renovar, aunque el del Metal se firmó el año pasado, tras diez años de desacuerdos. ¿Cómo califica el estado actual de la negociación colectiva en el territorio?
- El acuerdo del metal ha sido histórico y el proceso lo calificaría casi de modélico, sobre todo porque se ha materializado sin conflicto, que es siempre lo deseable, y porque los acuerdos son buenos para las partes. Evidentemente, es positivo porque, desde nuestra perspectiva, defendemos a la empresa y también a las personas, que es un aspecto clave de nuestra Nueva Cultura de Empresa.

- ¿El resto de convenios se firmarán o están enquistados?
- Desde luego, nosotros estamos por la negociación. Es probable que haya algunos que estén enquistados, pero a lo mejor no tienen que ver con la empresa privada. De estos, no sé su solución; pero en los que intervenga Adegi haremos todo lo posible para llegar a acuerdos.

- Adegi está considerada como un modelo asociativo, por penetración y solidez financiera. ¿La última crisis ha dañado estos pilares?
- Adegi, históricamente, tiene una situación de solvencia e independencia derivada de que casi el 90 por ciento de sus ingresos proviene de las cuotas de sus asociados. Cuando empezó la crisis, temimos que algunas empresas no pudieran mantener sus compromisos y que disminuyese el número de asociados. Pero no ha sido así, incluso los asociados han crecido. En este sentido, las perspectivas son buenas para Adegi. Además estamos en un momento espléndido con el desarrollo del proyecto Fabrika, que propiciará el crecimiento de nuestra actividad transformadora.

- ¿Por cierto, cuál es la situación actual de ‘Fabrika’?
- Ya se puede ver el edificio aquí mismo, en Miramón. Prevemos que las obras finalicen en 2022, para inaugurarlo en 2022 o primeros meses de 2023. Pero eso se refiere solo al edificio. Fabrika ya está activa con sus programas de formación y transformación, en los que actualmente participan 50 empresas.

- El plan lleva años en desarrollo. ¿Ya está completado?
- Adegi hizo pública la Nueva Cultura de Empresa en 2012, con la idea de cambiar las relaciones de las personas con la empresa y de la empresa con las personas. El plan tomó cuerpo en 2014. Desde entonces, a parte de decirlo, Adegi se ha implicado y dedicado parte de su equipo a trabajar con las personas y las empresas en ese proceso. Una vez experimentada y comprobado que la propuesta tenía valor para las empresas, en 2018, nos planteamos cómo llevarlo a la sociedad de forma ‘industrial’. En ese momento, surgió el proyecto Fabrika para transformar empresas y organizaciones en la Nueva Cultura de Empresa.

- ¿Fabrika no es un proyecto dirigido a los directivos?
- No, Fabrika contempla a la organización en su conjunto. Inicialmente empezamos con gerentes porque, si la cúpula no está convencida de algo tan profundo como el cambio de su cultura, pues no se puede materializar. Hay que trabajar con la propiedad y los órganos directivos, pero la transformación cultural de una empresa depende de todas las personas que la integran.

- Adegi invitó a todas las instituciones y asociaciones empresariales a participar en su patronato. ¿Qué respuesta ha encontrado?
- Fabrika, en principio, nace como un proyecto para el mundo. No es para Adegi, ni para las empresas guipuzcoanas, como otras iniciativas que surgieron en la asociación. Por ejemplo, Elkargi. Ahora mismo poca gente lo identifica con Adegi. Fabrika nace con la misma visión con la que se lanzó Elkargi. Entendemos que es bueno para las empresas guipuzcoanas, pero también para las de Euskadi y más allá. Por eso, el carácter que le queremos dar es totalmente abierto, y hemos invitado a participar, en principio, a los agentes más cercanos. Estamos en conversaciones con muchos agentes políticos, sociales, universidades, centros formativos, etc.. El patronato, que regirá la fundación, lo conformamos originalmente personas cercanas a Adegi, pero en el futuro tendrá una composición muy plural y abierta.

TRANSFORMACIÓN: “Fabrika no hubiera sido posible sin la capacidad y solvencia económica de Adegi”

- Pero la inversión la lleva adelante Adegi en solitario...
- El dinero lo pone Adegi. Este proyecto no hubiese sido posible sin la capacidad y solvencia económica de Adegi. Nosotros hemos invertido aquí todos los ahorros de nuestros asociados. Inicialmente hablamos de cinco millones de euros, que probablemente terminarán siendo más.

- ¿Fabrika se va a exportar o a franquiciar?
- En principio no nos lo hemos planteado, pero sí puedo decir que otras organizaciones empresariales de otras comunidades ya se han interesado. Concretamente, próximamente lo presentaremos en Burgos, a petición de su asociación; y anteriormente lo hicimos para la CEN en Navarra. Nuestra idea es que las empresas interesadas en este centro de alto rendimiento acudan a San Sebastián. La franquicia no nos la hemos planteado.

- Volviendo a la realidad estadística, Eustat refleja que los establecimientos industriales en el territorio cayeron el 23,9% entre 2008 y 2020 y el 8,5% entre 2015 y 2020, en este último caso el doble que la media. ¿Siente que la sociedad es consciente de los riesgos que acechan a la industria?
- La sociedad a lo mejor no se ha dado cuenta. Desde luego, en las organizaciones empresariales, sí y nos preocupa mucho. Entendemos que es beneficioso que una sociedad tenga su economía basada en la industria. Por eso nos preocupa. A mí particularmente me inquietan los indicadores de competitividad y dónde nos sitúan. Si no los corregimos, puede ser que esta tendencia desindustrializadora se mantenga; y eso es muy preocupante. Nuestras empresas tienen un tamaño medio de 5,7 personas, es decir, muy pequeño para que aborden procesos de I+D, digitalización, transformación energética, lo que perjudica su competitividad. Por tanto, si no son capaces de aprovechar las ventajas de la digitalización o de usar la I+D como herramienta de desarrollo, tenemos un problema. Pero también está la otra ‘C’, la de competencia para crear producto y servicios de alto valor. Nuestra realidad industrial muestra un bajo número de estas compañías. Es preocupante. Todos debemos reflexionar: empresas, administraciones y agentes sociales. También añado que nuestras empresas compiten a nivel global, por ese motivo hay que mejorar la competitividad, y eso se hace con talento, que engarza con otra problemática, que es la apuesta por tener a nuestras personas mejor formadas, porque nuestros jóvenes son los dirigentes del futuro. El que alineemos las necesidades de las empresas con los estudios de chicos y chicas es totalmente necesario.

- ¿Hay algunas medidas que ya Adegi considere necesarias para reducir estas debilidades?
- De momento lo que sí hemos iniciado, junto con el resto de organizaciones empresariales, es un proceso de reflexión. Trataremos estos temas y otros, como el arraigo de las empresas con el territorio. También hemos lanzado recientemente Etorlan para mejorar el alineamiento de estudios y necesidades empresariales.

- ¿El envejecimiento también es una amenaza para la industria?
- Sí, aunque no es un problema de ahora. Existe un estudio que establece un déficit de 100.000 personas en el País Vasco en la próxima década, y además formadas. Es un drama que coincide con la renovación de plantillas en las administraciones públicas, y con que también es un problema general en Europa. Esto es difícil de corregir hasta con incentivos. Tenemos que hacer nuestras empresas lo más atractivas posibles, porque la captación de talento está globalizada y nuestros jóvenes también tienen valores diferentes a los de nuestra generación. Los emigrantes son una de las soluciones. Es un tema que requiere una hoja de ruta que incluya formación, lo que evitará que el tema se convierta en un problema. Desgraciadamente, la emigración, en vez de tratarse como una posible solución a nuestros déficits de futuro, se aborda solo como un problema y un arma arrojadiza en política.

PERSONAS: “Desgraciadamente, la emigración, en vez de tratarse como una posible solución a nuestros déficits de futuro, se aborda como un problema”

- En una intervención reciente, destacó que las empresas privadas generan el 85% del empleo, el 90% del VAB y el 85% de los ingresos fiscales. ¿Cree que la burocracia y fiscalidad le restan dinamismo para aumentar su aportación?
- La problemática burocrática, con sus diferentes niveles administrativos y legislativos en Europa, genera un trabajo añadido para las empresas. Lo deseable es que el esfuerzo de gestión de sus equipos se dedique a la actividad de la empresa y que no tengan que invertir mucho en burocracia ajena al propio negocio. En ese sentido, una normativa sencilla y clara, con un tratamiento administrativo ágil, es lo más beneficioso. En el tema fiscal, lo ideal es que ninguna empresa tenga ventajas competitivas por el hecho de estar en un sitio o en otro. Sin olvidar que nuestras empresas compiten en el mundo, y nuestro tratamiento fiscal no es tan ventajoso como en Corea, Japón, Singapur y otros países OCDE. Tampoco para las personas, que es otro aspecto muy importante para atraer profesionales.

- ¿Por último, desde su experiencia en el mundo de la I+D, qué cambios considera que deben propiciarse para aumentar la ‘industrialización’ de la I+D?
- Es un asunto con muchas aristas. Pero hay un tema clave: la I+D tiene que alinearse con las necesidades de la sociedad, es decir, con las empresas, que tienen la misión de crear los productos basados en el conocimiento para venderlos en la sociedad. Si no hay demanda de algo por parte de la sociedad, las empresas no lo harán; por tanto tiene poco sentido el esfuerzo innovador en esos temas. El destino final de esa investigación será una estantería y un expediente archivado. También hay que tener claro que se debe hacer investigación básica, aunque, incluso en esta que no tiene aplicación industrial inmediata, debería alinearse con necesidades de futuro de la sociedad. Esto es lo deseable, por lo que debemos tratar de reducir los proyectos teóricos que acaban en estanterías y que ocupan capacidades necesarias del entramado tecnológico. Ahora bien, necesitamos empresas cada vez mejores y con mayor capacidad de desarrollar productos y servicios de alto valor, para lo que es necesario que nuestros centros y nuestro entramado de I+D sea lo más potente y del más alto nivel científico-tecnológico posible. Para lograrlo, se deben maximizar las capacidades que tenemos. En este sentido, la morfología de los centros tecnológicos es policompetente, y creo que debería evolucionar hacia un sistema de especialización. En vez de tener cinco centros de robótica, o de cualquier otra disciplina, contar con un centro que aglutine esas capacidades. El problema es que las propiedades son diferentes, lo que dificulta esa transición. El BRTA (Basque Research and Technology Alliance) impulsado por el Gobierno Vasco tiene esa misión y lo deseable es que se llegue a buen puerto.

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