La industria de la ciencia se afianza como un sector cada vez más sólido, cimentado por empresas altamente cualificadas capaces de responder a los retos tecnológicos más exigentes. No obstante, “necesita estabilidad y visión a largo plazo”, según reclama Miguel Ángel Carrera, presidente de la asociación Ineustar. “Requiere políticas de compra pública innovadora, inversión continuada en I+D y mecanismos que faciliten la colaboración”.
Con el apoyo de:

Foto:

> ¿Qué es Ineustar?
Ineustar es la Asociación Española de la Industria de la Ciencia, una entidad que agrupa a las empresas que desarrollan tecnología y servicios avanzados para grandes infraestructuras científicas, tanto nacionales como internacionales. Nació con la misión de dar visibilidad a un sector altamente especializado, estratégico y de gran valor añadido, que aporta innovación, conocimiento y competitividad al conjunto de la economía española. Desde Ineustar trabajamos para fortalecer el vínculo entre la industria, los centros de investigación y las administraciones públicas, impulsando una cadena de valor basada en tecnología punta y talento.
> ¿Cómo es el ecosistema nacional de la industria de la ciencia? ¿Qué peso tiene la industria vasca en él?
España cuenta con un ecosistema industrial de la ciencia cada vez más sólido, con empresas altamente cualificadas que participan en los principales proyectos internacionales, desde el CERN hasta ITER o el ESS. Es un sector de tamaño medio, pero enorme en conocimiento, exportador de tecnología y con fuerte capacidad de colaboración. Dentro de este ecosistema, la industria vasca tiene un peso muy relevante: Euskadi ha sabido aprovechar su tradición industrial y su apuesta por la innovación para posicionarse como una referencia en ingeniería de precisión, materiales avanzados y fabricación de componentes para aceleradores y reactores de fusión.
> ¿Cuáles son las principales fortalezas y necesidades del sector?
Nuestra mayor fortaleza es el conocimiento acumulado: las empresas del sector cuentan con una experiencia y un capital humano excepcionales, capaces de responder a los retos tecnológicos más exigentes. Sin embargo, el sector necesita estabilidad y visión a largo plazo. Requiere políticas de compra pública innovadora, inversión continuada en I+D y mecanismos que faciliten la colaboración entre industria y ciencia. La continuidad en los proyectos es clave para mantener equipos formados y competitivos a nivel internacional.
> ¿Cómo ha sido la especialización de las empresas del sector en el desarrollo de infraestructuras científicas?
Esa especialización es el resultado de décadas de colaboración entre la comunidad científica y la industria. Iniciativas como la del CIEMAT en los años 90, con el desarrollo del reactor de fusión TJ-II, fueron auténticas escuelas tecnológicas. En aquel proyecto se apostó por que las empresas españolas fabricaran componentes de alta complejidad, lo que generó una base industrial con conocimiento único. Desde entonces, esa apuesta ha crecido con cada gran infraestructura: las empresas que participaron en proyectos como ITER o la ESS hoy son líderes europeos en sus nichos tecnológicos.
> ¿Cómo pueden contribuir las instituciones y organismos como el CDTI a reforzar esa especialización?
Las instituciones son esenciales para mantener el círculo virtuoso entre ciencia e industria. Su apoyo permite financiar fases tempranas de desarrollo, mitigar el riesgo tecnológico y abrir oportunidades en programas internacionales. Pero más allá de la financiación, lo importante es el acompañamiento: crear instrumentos que favorezcan la internacionalización, la cooperación entre empresas y centros de investigación, y la transferencia de conocimiento. Si queremos consolidar el liderazgo, el respaldo institucional debe ser estable y estratégico. > ¿Hasta qué punto es una industria rentable? No es una industria de volumen, sino de valor. Los márgenes no provienen de la producción masiva, sino del conocimiento, la precisión y la fiabilidad. Los retornos pueden no ser inmediatos, pero a medio y largo plazo generan innovación, empleo cualificado y transferencia tecnológica que benefician a toda la economía. En términos de rentabilidad social y tecnológica, el impacto es altísimo. Las empresas que apuestan por este sector se posicionan en la frontera del conocimiento, lo que después se traduce en competitividad en sectores industriales más amplios.
> Desde el punto de vista de la inversión, ¿hay interés por el sector?
Sí, y va en aumento. Cada vez más fondos e instituciones reconocen el valor estratégico de las tecnologías asociadas a la ciencia: instrumentación, criogenia, vacío, control, materiales avanzados… Son sectores donde la innovación es constante y las barreras de entrada, altas. Además, la transición energética, la medicina avanzada o el espacio están impulsando una demanda creciente de capacidades que se originan en la industria de la ciencia. Lo que antes se veía como nicho hoy se percibe como oportunidad de futuro.
> ¿Qué papel juega el desarrollo de infraestructuras científicas en la creación de tecnologías aplicadas a la sociedad?
La mayoría de las infraestructuras científicas se diseñan a medida de cada proyecto, porque las exigencias técnicas son únicas. Sin embargo, existe un alto grado de tecnología dual: muchos desarrollos que nacen en el ámbito científico, como sistemas de vacío, criogenia o detección, acaban aplicándose en la industria médica, aeroespacial o energética. Esa transferencia es uno de los grandes valores del sector, y demuestra que invertir en ciencia es también invertir en industria y en competitividad.
> ¿Qué grado de colaboración existe actualmente entre la industria y el mundo científico-tecnológico?
La colaboración es intensa y cada vez más madura. España cuenta con una cultura de cooperación entre centros de investigación y empresas que ha crecido mucho en los últimos veinte años. Proyectos como IFMIF-DONES, el CTA o el propio ESS han fortalecido esa relación. Sin embargo, aún hay margen para mejorar los mecanismos de contratación y coordinación, de modo que la industria pueda participar desde las fases tempranas de diseño, no solo en la ejecución final.
> ¿En qué es buena la industria nacional de la ciencia? ¿Y la vasca?
La industria nacional destaca en ingeniería compleja, integración de sistemas, criogenia, vacío y control. Su origen está en una cultura de ingeniería sólida, heredera de sectores como el energético o el aeronáutico. En el País Vasco, la fortaleza está en su ecosistema industrial: empresas altamente tecnológicas, una red de centros tecnológicos de primer nivel y una política industrial coherente. Euskadi ha sabido conectar su tradición manufacturera con la frontera tecnológica, generando capacidades únicas en Europa.
> ¿Qué infraestructuras científicas y tecnológicas se están desarrollando en España y qué papel juega la industria?
España está desarrollando proyectos de primer nivel como IFMIF-DONES, el CTA-Norte, el sincrotrón ALBA II o la participación en la futura red europea de energía de fusión. En todos ellos, la industria nacional tiene un papel protagonista: diseña, fabrica y mantiene componentes críticos. Esto no solo genera retornos económicos, sino que consolida competencias tecnológicas que luego se aplican a sectores estratégicos como la energía, la salud o el transporte.
> ¿Qué desarrollos futuros considera interesantes en España?
España debería seguir apostando por las infraestructuras ligadas a la energía de fusión, la astronomía, la física de partículas y las tecnologías cuánticas, donde ya existe una base industrial fuerte. También es esencial avanzar en el desarrollo de aceleradores y fuentes de neutrones, áreas que tienen gran potencial de transferencia hacia medicina y materiales. Apostar por estas líneas no solo refuerza la ciencia, sino que asegura el posicionamiento de nuestra industria en tecnologías de futuro.
> ¿En qué proyectos internacionales trabajan las empresas del sector?
Las empresas españolas participan en proyectos punteros como ITER (fusión), CERN (física de partículas), ESS (fuente de neutrones), SKA (radioastronomía) o el telescopio ELT (astrofísica). También en programas espaciales de la ESA, desarrollando instrumentación de precisión. Las áreas de desarrollo abarcan energía, espacio, instrumentación científica y materiales avanzados. En todos ellos, la industria española no solo suministra, sino que diseña soluciones innovadoras que se exportan a todo el mundo.
> ¿Cuáles son los principales retos de la ciencia y cómo se abordan?
Los grandes retos son globales: energía limpia, salud, cambio climático y gestión de recursos. La ciencia trabaja para afrontarlos mediante la cooperación internacional y la convergencia tecnológica. Fusión nuclear, inteligencia artificial aplicada a investigación, nuevos materiales, o física cuántica son líneas que marcarán el futuro. La industria de la ciencia es el puente que permite que esos avances pasen del laboratorio a la sociedad.
> ¿La industria europea adolece de cierta falta de inmediatez?
Es cierto que Europa tiene procesos más lentos, pero también más robustos. La fortaleza del modelo europeo está en la calidad, la fiabilidad y la visión a largo plazo. En nuestro sector, esa “falta de inmediatez” es a menudo sinónimo de precisión y seguridad. Lo importante es mantener la agilidad sin sacrificar el rigor. Y en ese equilibrio, las empresas españolas han demostrado ser muy competitivas, combinando flexibilidad con excelencia técnica.
> Como CEO de AVS, ¿qué proyectos está desarrollando la compañía?
AVS es hoy una empresa de referencia internacional en el desarrollo de sistemas avanzados para fusión, misiones espaciales y aceleradores de partículas. Nos hemos consolidado como empresa prime en grandes proyectos científicos, liderando el diseño y la integración de equipos de alta precisión en entornos donde la exigencia técnica es máxima. Participamos en misiones espaciales de la ESA y la NASA, en los principales telescopios terrestres y orbitales, y en infraestructuras de física de partículas como el CERN o el proyecto ITER. Nuestra fortaleza reside en la capacidad de transformar conocimiento científico en soluciones industriales tangibles, aportando ingeniería, innovación y fiabilidad. Además, seguimos invirtiendo en nuevas líneas de negocio vinculadas a la energía, el espacio y la medicina, convencidos de que la frontera entre ciencia e industria es, precisamente, donde se construye el futuro.
Con el apoyo de:


Todos los derechos reservados Industria y Comunicación S.A.