La lucha contra el cambio climático es una buena oportunidad de encontrar segmentos de mercado en donde competir, anticipando tipos de actividad económica que jugarán un papel más relevante en los próximos años, según subraya a Empresa XXI las directora científica del Basque Centre for Climate Change-BC3. Esta fisióloga, experta internacional en la materia, forma parte del Panel Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático (IPPC).
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> ¿Qué otras amenazas, además de la medioambiental, trae asociado el cambio climático?
Las crisis ambientales y las crisis sociales no se pueden desvincular y para resolver una crisis ambiental no se puede ignorar la parte socioeconómica. La crisis del cambio climático, en realidad, es una crisis muy compleja porque, de alguna manera, conecta todos los sectores económicos. Afecta en muchas ocasiones a los más vulnerables, tanto en la escala social como en cuanto a la distribución geográfica de la población. La crisis en sí puede tener unos impactos sociales importantes, pero el cómo se solucione tiene que tener en cuenta también que esos impactos no se exacerben o no se agudicen en este nuevo contexto socioeconómico en el que tenemos que proponer soluciones. Ahora todo hay que acelerarlo porque nos queda menos tiempo y las prisas nunca son buenas compañeras.
> ¿Qué retos destacaría desde el punto de vista social y desde el económico?
Lo que ya es obvio que está ocurriendo es que se está transicionando hacia modelos energéticos diferentes en los que la energía renovable tiene un papel mucho más relevante y tendrá que sustituir al modelo energético basado en los combustibles fósiles. En esta transición habrá ganadores y perdedores y de lo que se trata es de que a plazo medio todos ganemos algo, pero siempre suele olvidarse de aquellos que tienen menos influencia, que son las familias o los ciudadanos que tienen menos recursos. Entonces, creo que al diseñar estas transiciones, hay que tener en cuenta a todo el mundo en las medidas que permitirán que se desplieguen.
"Para resolver la crisis ambiental no se puede ignorar toda la parte socioeconómica"
Y también pienso que es una oportunidad para cambiar cosas que ahora creo que a todos no nos parecen necesariamente bien, pero que en un sistema como el que tenemos ahora, por sí mismas, no cambiarán. Al tener que hacer una revolución tecnológica que vaya acompañada, también en parte de una revolución social (los cambios de comportamiento serán muy relevantes: cómo nos movemos, cómo disfrutamos de nuestro tiempo libre...), no nos podemos olvidar de nadie.
> Además de una amenaza, ¿cree que el cambio climático puede suponer también una oportunidad para mejorar la competitividad empresarial?
Es una buena oportunidad de encontrar nuevos nichos en donde competir, de anticipar tipos de actividad económica que irán jugando un papel más relevante en los próximos años. Obviamente, visto desde el punto de vista de la industria, también ofrece posibilidades.
"En esta transición va a haber ganadores y perdedores. Se trata de que a plazo medio todos ganemos algo"
En todas las transiciones hay oportunidades. En este río revuelto que tenemos ahora de que tenemos que cambiar, el que sepa ver las oportunidades en la dirección correcta es el que obtendrá unos beneficios más claros. Pero lo que está claro es que tenemos que procurar que esos beneficios estén mejor distribuidos y que no agranden las brechas que ahora mismo tenemos sociales, que, en parte, son responsables de algunos de los conflictos que van emergiendo.
> ¿Se avanza al ritmo necesario para alcanzar los objetivos marcados en el Acuerdo de París?
Si consideramos la meta que nos hemos marcado a 2050, que sería unas emisiones netas cero a nivel global, nos queda un trecho importante. Si para alcanzar esa meta consideramos seriamente y de forma consciente y teniendo en cuenta todos estos factores de los que hemos hablado antes de promover beneficios para todos, si lo hacemos así, una vez estas medidas se inicien, pueden coger una velocidad importante. Pueden tener un impacto mucho más rápido de lo que podíamos anticipar. El problema es que hasta ahora hemos centrado mucho el esfuerzo en la meta solamente, en lugar de concentrar el esfuerzo en el cambio. Eso ha sido, creo.
> ¿En qué sentido?
Cada vez que nos acercamos más a la meta necesitamos, desde mi punto de vista, hacer más énfasis en los cambios reales, no tanto en tratar de manipular ciertas partes del sistema para que bajen las emisiones, porque si hacemos eso ahora las emisiones luego pueden rebotar. Por ejemplo, durante la pandemia, bajaron por el descenso de la actividad y nos da la falsa impresión de que estamos mejorando, pero en realidad no hemos cambiado los factores que están ahí debajo y las condicionan.
> ¿Cuáles son esos factores?
El sistema productivo, el modelo energético, el modelo de movilidad, algunos comportamientos de consumo. No me gusta que parezca que le estás echando la culpa al consumidor. No. El modelo de consumo también está dirigido por cómo el modelo de producción se quiere proyectar. La educación. A lo mejor, si tuviéramos consumidores que fueran más críticos o que tuvieran un conocimiento mayor podrían tener más capacidad de elección y no ser llevados por las formas de promocionar los productos. Creo que todo eso junto es lo que condiciona el cambio real. Y, además, tiene que ir acompasado. El cambiar la demanda desde un punto de vista más informado y más crítico del ciudadano y el cambiar el sistema de producción.
"Transformar el modelo energético es el primer paso, pero también hay que empezar a adaptar los procesos productivos"
Ahora está muy en boga el tema de la economía circular. Cuando era pequeña no nos quedaba otra que la economía circular. Estamos recuperando conceptos que hemos perdido por el camino y no entendemos muy bien por qué y el consumo está muy derivado de eso. Intentamos bajar los precios de los artículos para poder comprar más, pero ¿no sería mejor comprar un artículo de mayor calidad, que tenga más duración, aunque el precio sea ligeramente superior?
> En alguna entrevista le he leído decir que el cambio climático es un síntoma de la insostenibilidad de nuestro modelo productivo ¿Estamos a tiempo de cambiarlo antes de acabar con el planeta?
Siempre hay tiempo. Lo que ocurre es que, según lo serio que nos lo tomemos, el planeta nos dará unas condiciones de vida mejores o peores. Ese es el problema. Cambios que a lo mejor hubieran ocurrido en cientos de miles de años pueden ocurrir en muy poco tiempo. Y eso va a inestabilizar la sociedad. Lo que ahora sí que es patente es que el clima ya está cambiando y nos tenemos que estar permanentemente adaptando a esos cambios. El problema es que si esos cambios se aceleran o son mucho más bruscos, igual nuestra capacidad de adaptación se vea superada. Por eso es importante tratar de limitar que los cambios que ya estamos viendo no se acentúen en el futuro.
> Normalmente, se habla de lucha contra el cambio climático, pero veo que también incide en la adaptación.
Tienen que ser las dos cosas, porque nuestra resiliencia depende de la magnitud de los cambios y de la velocidad a la que se producen. Entonces, si podemos reducir la magnitud y minimizar esa velocidad, tendremos mayor capacidad de adaptación.
> ¿La transformación del modelo energético será suficiente o habrá que dar más pasos?
Eso es el principio: basar el modelo productivo en energías renovables en vez de en combustibles fósiles. Pero en los procesos productivos también hay impactos, por lo que hay que empezar a adaptar esos procesos productivos. No solamente es una estrategia energética también será una estrategia industrial. Repensar un poco qué tipo de industria se quiere promocionar, qué consecuencias ambientales tiene esa industria a lo largo del tiempo y tratar de buscar un impacto lo menor posible dentro de las necesidades de los territorios. También es muy importante ver dónde se colocan las nuevas industrias. Hay que ordenar un poco estos cambios que se están produciendo porque yo creo que el convencimiento del cambio ya está ahí. La industria también es consciente de que tiene que cambiar. Ya hay actores que hace dos décadas no asomaban por estos lares, como los bancos centrales, los bancos de inversión, los fondos de pensiones, que son grandes actores de la economía y ya están ahí también preocupándose por estos temas medioambientales.
> Usted forma parte del Panel Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y trabaja en un grupo especial en torno a los GEI ¿Cómo estamos a nivel global?
Seguimos creciendo en emisiones. Ha habido un rebote. A pesar de la esperanza que teníamos con lo sucedido durante la Covid, han rebotado las emisiones y seguimos creciendo. No al mismo nivel que hace dos décadas, pero seguimos teniendo un crecimiento.
> ¿Y en el País Vasco?
Creo que hay voluntad de implantar medidas para reducir las emisiones. Creo que se está pensando en el futuro de la industria, pero entiendo que tienen ciertas inercias que son difíciles de superar en corto plazo. También es verdad que es un territorio en el que la colaboración es fácil. Hay mimbres para generar redes de colaboración. Probablemente tienen más posibilidades de superar estas inercias que en otros territorios en los que esto no existe. También me parece que la sociedad vasca tiene unos valores muy anclados en el territorio y en su protección.
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