Los responsables de los clústeres sectoriales del País Vasco anticipan unas expectativas favorables en sus estrategias para el ejercicio, aunque condicionadas por la evolución de la cadena de suministro y precios de las materias primas
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La recuperación de la demanda durante el ejercicio 2021 ha sido evidente. No obstante, lo que parecía iba a ser un año positivo se truncó de golpe desde principios de primavera con las subidas de precios de electricidad y gas. En el caso de la pasta de papel la escalada comenzó a principios de 2021 y se vio seguida de importantes incrementos de otras materias primas (papel recuperado, madera, aditivos, …). A lo que se unió desde el verano el incremento de costes de transporte.
Todas estas alzas continuadas y descontroladas ponen en peligro la sostenibilidad de las empresas a medio y largo plazo ya que el mercado solo acepta que se le traslade una parte de los incrementos de costes. El problema se ha agravado por el hecho de que distintos fabricantes de pasta y papel han visto como sus proveedores de electricidad y gas rescindían los contratos de suministro obligándoles a comprar a los actuales precios de mercado.
Unos precios, en cualquier caso, insostenibles para una industria intensiva en consumo energético y la nula esperanza de poder negociar contratos energéticos a plazo a precios mínimamente competitivos han generado una extrema preocupación en el sector. Además, los problemas de suministro de materia primas han sido importantes y los derechos de emisión de CO2 han mantenido su imparable e histórico incremento de precios iniciado en la primavera de 2019.
"El sector augura un 2022, por lo menos en su primera mitad, complicado"
Por último, la implantación de restricciones por la amenaza de nuevas variantes del Covid, por no alcanzar niveles de vacunación elevados o el simple hecho de que la vuelta a la “vieja normalidad” se siga demorando, provoca el temor a una nueva caída de la demanda frenando la recuperación.
En lo que respecta a los bienes de equipo la actividad a lo largo del año ha retomado de forma positiva. No obstante, también se han padecido problemas de suministros y precios que han frenado el desarrollo de proyectos y las malas expectativas de la segunda mitad del año debido a los altos costes han frenado la firma de nuevos contratos. De cara a 2022, hoy, la visibilidad es escasa y la preocupación extrema. Dependerá de la evolución de la pandemia y de si, a nivel industrial, se superan los problemas de suministro y de costes de materias primas y energía. Aunque, respecto a estos dos últimos, parece que se mantendrán altos, por lo menos hasta bien entrada la primavera. Con los contratos de compra a plazo de energía rescindidos, unos precios de mercado desorbitados y sin esperanzas de asegurar precios energéticos competitivos a medio plazo, la preocupación es altísima y abre la puerta a paradas selectivas de producción en algunos casos para intentar minimizar de algún modo su impacto en las cuentas de resultados. Además, el alto nivel de inflación de 2021 tendrá consecuencias directas en los costes salariales de 2022, lo que agravará la situación creada por los incrementos de costes de materias primas y energía. Así, el sector augura un 2022, por lo menos en su primera mitad, complicado.
Todo el mundo es consciente que el sector aeronáutico ha sido, y está siendo, uno de los sectores industriales más afectados por la crisis derivada de la pandemia. Tras casi dos años resistiendo y adaptándose los socios de Hegan a las condiciones del mercado y del sector, consideramos que las expectativas para 2021 se han cumplido. Si bien estas expectativas eran el poder continuar esta ‘travesía del desierto’ sin más ajustes que los inevitables y desgraciados en que tuvieron las asociadas que incurrir en 2020. El esfuerzo que hicieron las empresas en aquel año es evidente: con caídas de actividad cercanas a la mitad con respecto a 2019, los ajustes de plantilla en el sector fueron de sólo el 10%.
Este esfuerzo, mantener las personas (el talento), viene acompañado a la idea de no debilitarnos perdiendo competitividad; ahora, las oportunidades comerciales son escasas pero el mercado irá recuperándose y es necesario contar con una cadena de valor capaz de volver a dar respuesta a las necesidades de los clientes. De ese modo, y debido a la perseverancia y el trabajo de los socios, 2021 va a cerrar con cifras similares al año pasado, previéndose un mantenimiento de empleo y facturación. Esto es debido a una estabilización en la demanda de los clientes (en cadencias mucho menores a las anteriores de la pandemia), al afianzamiento de nuestros socios como suministradores clave de esos clientes, al acceso a ciertos nuevos programas y a la diversificación en nuevos proyectos y clientes.
Creemos y esperamos que 2022 sea el comienzo de una paulatina (aunque lenta) recuperación que nos lleve hasta la definitiva allá por 2025. Si bien en términos de empleo y facturación continuaremos de manera estable, el esfuerzo en I+D+i será notorio ya que los requisitos del sector y de los nuevos programas así lo exigirán, manteniendo una actividad de desarrollo importante. Para ello, los asociados pondrán el foco en la digitalización y la sostenibilidad como vectores de competitividad y contarán con una hoja de ruta común que es el Plan de I+D+i de Hegan 2021-2024, recientemente aprobado.
"Es más necesario que nunca un apoyo decisivo y sólido por parte de la Administración para mantener nuestra posición"
Siempre hemos lanzado la idea de que el sector es estratégico para la economía del país ya que es generador de empleo estable y de alta cualificación, vector de transferencia tecnológica a otros sectores e industrias y creador de valor añadido y riqueza. Pero ahora es más necesario que nunca un apoyo decisivo y sólido por parte de las Administraciones porque disponer de planes estatales con visión a largo plazo y estables, presupuestaria y legislativamente, permitirá mantener nuestra posición frente a otros países que cuentan con ellos; además de que este sector es parte inequívoca de la solución para un mundo más limpio.
Las exigencias que a partir de esta época nos llevarán a una sociedad más sostenible pasan por la determinación del sector en este sentido y del desarrollo, desde aquí, de nuevas tecnologías (descarbonización, electrificación, eficiencia, hibridación, neutralidad…) que serán escalables y transferibles a otros sectores e industrias.
A los tradicionales desafíos a los que tiene que enfrentarse el sector y todo el ecosistema que le rodea en materia de política comercial o todas aquellas cuestiones derivadas de la actual coyuntura de pandemia, este ejercicio 2021 ha estado claramente marcado por dos factores: el que hace referencia a los costes energéticos, concretamente los eléctricos, y la subida generalizada de precios de las materias primas.
Respecto a la primera cuestión, los actuales costes no dan pie a que podamos competir en igualdad de condiciones respecto a nuestros principales competidores europeos. No disponer de precios competitivos, predecibles o estables hace que nos encontremos en una clara desventaja.
Si a esto le sumamos la subida de precios de las materias primas y que determinados sectores clientes no pueden acceder a determinados equipos, hace que, a pesar de existir demanda, afecte al sector. El pasado ejercicio ha tenido dos mitades bien diferenciadas, una primera parte bastante buena y una segunda parte de desaceleración de la actividad.
"Las iniciativas para activar la demanda interna de nuestros clientes serán bienvenidas"
A pesar de esta situación, y teniendo como referencia a todos los eslabones de la cadena de valor del sector, las empresas en general trabajaron a buen ritmo. 2022 plantea un escenario muy similar. Ante la situación de incrementos de contagio, nuevamente, la movilidad va a ser un tema fundamental en nuestro día a día.
Hacer previsiones a largo plazo es complicado, pero todo pasa por el hecho de que sectores cliente reactiven intensamente su actividad. Toda iniciativa que ayude a activar la demanda interna de nuestros sectores cliente para que ejerzan su fundamental papel tractor de la economía será bienvenida.
Las incertidumbres existentes hacen que no podamos ver a largo plazo, imponiéndose estrategias comerciales cortoplacistas.
El 2021 ha sido un año de luces y sombras. La esperanza despertada por la recuperación económica y la buena evolución de las expectativas de consumo —motivadas por la vacunación masiva y por el fin de la alerta sanitaria en Euskadi— se ha visto atenuada, en parte, por el incremento producido en los costes de la energía, del transporte y de las materias primas, que están reduciendo los márgenes para las empresas de nuestra cadena de valor.
Al margen de lo citado, el año ha estado marcado por la apertura y recuperación del canal Horeca (Hoteles, Restaurantes y Cafeterías, lo que se conoce como Hostelería) y por la paulatina vuelta a los hábitos de consumo de antes de la pandemia. Todo ello, sin olvidar las grandes tendencias que afectan a toda la cadena de valor alimentaria y que marcarán su futuro: la sostenibilidad, la salud —con especial atención al envejecimiento saludable—, la innovación y la digitalización.
"Las empresas deberán apostar por el valor añadido"
A corto plazo, se aprecian dos claros desafíos para nuestra cadena de valor: el aumento del coste de las materias primas y los suministros y la normalización del consumo. En el primero, hablamos de subidas tanto en materias como la soja (+30% en 2021), el trigo (+35%) o el café (+65%) como en el petróleo y los transportes. Respecto al segundo, una vez superado el cierre del canal Horeca y frenado el auge de los productos más básicos, el consumo se está canalizando hacia productos premium y de hostelería con más fuerza que en momentos previos a la pandemia. Hay una demanda embalsada que se encauzará en este sentido.
De cara a superar estos retos, las empresas deberán apostar por el valor añadido, generando productos que atraigan al consumidor y no tengan sustitutivos claros en el mercado. En este sentido, tendrán que ser capaces de trasladar el aumento de los costes a sus precios, ofreciendo un producto diferenciado que cubra nuevas necesidades del consumidor. Asimismo, se espera que la puesta en marcha del Perte agroalimentario haga fluir las inversiones vinculadas a los fondos ‘Next Generation’, cuyos efectos, hasta el momento, apenas se han percibido en la actividad del sector.
Podríamos decir que la previsión de cierre de la industria naval vasca para el año 2021 es buena, con una tendencia de mejora con respecto al 2020, aunque todavía sin recuperar las cifras del año 2019, que pensamos hacerlo a lo largo del año 2022. Los astilleros vascos han contratado 5 nuevos buques durante el año 2021. Esto hace que, con una cartera de pedidos de 14 buques, se garantice el trabajo, en las 5 plantas productivas abiertas actualmente en Euskadi, hasta finales del 2023, lo cual indica que están en una situación buena, aunque sin normalizar del todo. Así mismo, existen conversaciones muy avanzadas para la firma de 3 nuevos buques, que esperemos se materialicen en las próximas semanas, lo que llevaría la carga de trabajo hasta el 2024 en algún astillero, por lo que podríamos decir que las perspectivas de trabajo para los próximos años son buenas.
"Las perspectivas de trabajo para los próximos años son buenas"
Para los fabricantes de equipos e ingenierías 2021 ha sido un año que comenzó con las mismas complicaciones con las que terminó 2020 derivadas de la pandemia, pero durante el ejercicio se ha ido recobrando poco a poco el pulso, en la misma medida que se ha ido reactivando la del mercado internacional. Nuestras ingenierías y fabricantes de equipos están exportando fundamentalmente al mercado del Sureste asiático, que copó el 85% de los nuevos pedidos en los primeros nueve meses de 2021, ( China, Corea y Japón). Qué duda cabe de que la pandemia ha hecho y está haciendo daño a muchas de nuestras empresas, e incluso algunas que venían con dificultades han tenido que cerrar, especialmente en aquellas pequeñas subcontratistas que dependen de la carga de trabajo del gran contratista, por lo que su actividad fluctúa mucho y se está viendo muy afectada también por la pandemia. Son pequeños talleres de soldadura, calderería, montaje, tubería etc., aunque con los nuevos contratos la situación está mejorando notablemente y las previsiones para los próximos 2– 3 años son de importante mejoría.
En el año 2020 la industria naval Vasca facturó 2.769 Millones de euros, dando empleo a 13.294 trabajadores, un año con muchas dificultades por la pandemia y en un escenario internacional muy negativo con los niveles más bajos de contratación de buques mundial de los últimos 20 años. Estas cifras supusieron un descenso de un 3% en facturación y empleo con respecto al 2019. El sector marítimo vasco ya ha experimentado una mejoría, el año 2021 respecto al año anterior, y las previsiones para el 2022 son en general de continuar con dicha mejoría para tratar de volver a los niveles de actividad de prepandemia.
Aun así, no está exento de retos y dificultades que tenemos que abordar en el futuro próximo para que no solo la recuperación del sector sea una realidad, sino para seguir siendo competitivos y crecer en la medida de nuestras posibilidades con un mensaje que yo lanzaría a nuestra Administración, tanto autonómica como estatal, que es que el sector está perdiendo dimensión y masa crítica y ya no es suficiente con resistir para el futuro, sino que hay que activar la demanda y mejorar la competitividad.
Los retos y/o dificultades a los que se enfrenta el sector naval vasco son varios, pero voy a centrarme en los cuatro principales a nuestro entender: la mejora de la productividad, de la sostenibilidad, de la formación y de la internacionalización. Del primero está casi todo dicho: fábricas más eficientes y productivas con la incorporación de las tecnologías que nos proporciona la industria 4.0 en todos los procesos de gestión, producción y comercialización de sus productos para que nos hagan más competitivos internacionalmente. En cuanto al reto de la mejora de la sostenibilidad, nosotros la entendemos en dos ámbitos: sostenibilidad socioeconómica y sostenibilidad medioambiental. En el ámbito socioeconómico, el reto es mantener la actividad de nuestras empresas siendo sostenibles social y económicamente, generando riqueza y empleo a nuestra sociedad, con la implantación de nuevas cadenas de suministro, primando lo local o lo más cercano que faciliten abastecimientos que afectan a la actividad productiva.
En cuanto a la sostenibilidad medioambiental, esta pasa por la descarbonización del sector aprovechando el compromiso de ‘Zero Emisiones’ para el 2050 en Europa y el ‘Green Deal’ que nos abre una gran cantidad de oportunidades en el ámbito de la propulsión, combustibles más sostenibles como el LNG, hidrógeno, baterías y pilas de combustible y en el de las emisiones con las nuevas tecnologías del gas y del hidrógeno y sus vectores como el amoniaco o los biocombustibles, etc. Reto en el que ya estamos trabajando, participando a través del Corredor Vasco del Hidrógeno con a 2 proyectos ‘Hazitek’.
En este reto de sostenibilidad medioambiental incluimos también al eólico offshore, nicho de negocio que crece exponencialmente cada año y que representa una gran oportunidad de negocio para nuestras empresas. Otro reto muy importante es el de la formación y capacitación de las plantillas, con apoyo a aspectos y necesidades específicas del sector que permita mantener el talento y atraer e incorporar nuevos profesionales al mismo. Por último, la internacionalización, retomando nuevamente los viajes comerciales para mostrar nuestras capacidades y conseguir nuevos contratos para nuestras empresas.
En resumen, medidas para ayudar a todas las empresas viables del sector naval vasco a mantener el empleo y las rentas que generan para miles de ciudadanos y también para el sector público en forma de impuestos.
Pese a las incertidumbres que nos ha deparado este ejercicio 2021 por la pandemia (protocolos, medidas seguridad, etc.), a las que hay que añadir las dificultades en la cadena de suministro (materias primas, semiconductores, etc.); y sumamos las incertidumbres energéticas (precio de la electricidad y otros materiales), 2021 se cierra como un año positivo para el sector con un crecimiento moderado. Esto es debido, principalmente, a la tracción que el mercado está ejerciendo sobre la transición digital-tecnológica, convirtiéndose -junto a la transición energético-climática-, en uno de los principales motores de la economía privada en la actualidad.
"Somos optimistas porque el mercado continúa con su compromiso y prioridad en torno a la digitalización"
Dentro del alcance de la digitalización, los aspectos y conceptos que más han destacado son el rediseño de procesos industriales y operativos; la analítica de datos y la inteligencia artificial; la sensorización y comunicación de infraestructuras; la integración de inteligencia en producto; la realidad extendida y los procesos de capacitación; la ciberseguridad y el desarrollo de servicios digitales que complementan la oferta de soluciones.
Siendo conscientes de que todavía, tanto los fondos ‘Next Generation’ como otras grandes apuestas de reactivación no se han visto materializados en hechos concretos, seguimos siendo optimistas respecto al próximo ejercicio. Y lo somos porque el mercado continúa con su compromiso y prioridad en torno a la digitalización. Creemos que el ejercicio 2022 puede convertirse en un año singular si somos capaces de superar las restricciones de acceso a materias primas, las restricciones a la movilidad y a la actividad comercial, los altos costes de los recursos y, a todo esto, le agregamos los fondos extraordinarios para la reactivación económica. Por tanto, los registros de 2021 se pueden ver superados siempre y cuando se den esas circunstancias. Esto en lo que respecta a resultados.
En cuanto a estrategia, 2022 nos tiene que permitir consolidar toda la política de ciberseguridad como activo de la industria vasca; nos tiene que introducir en la economía del dato; nos tiene que permitir experimentar unos nuevos modelos de servitización vinculados a la prestación de servicios o a la producción de bienes; y tiene que consolidar nuevas estrategias para el desarrollo y la gestión de un talento de base tecnológica que va a requerir de la complicidad y el trabajo de todos. Sin estos ingredientes el desarrollo se vería comprometido, y es algo que no nos podemos permitir, por ello trabajamos juntos entidades públicas (Gobierno Vasco, Diputaciones Forales, Ayuntamientos), y entidades privadas (empresas y clústeres), para construir este futuro ilusionante.
Un año más, 2021 ha estado marcado por la pandemia. Ya en 2020, el sector de actividad en el que se desempeñan nuestros socios fue declarado esencial, tanto en la vertiente de transporte de mercancías como de personas. En ese sentido, representamos un sector cuya actividad, afortunadamente, no se ha visto tan impactada como otras. Además, todas las administraciones están centrando la recuperación en materias que forman parte de nuestro núcleo, como la digitalización y la sostenibilidad. Los innumerables programas para favorecerlas están propiciando una intensa actividad en materia de innovación.
Respecto al año anterior, el transporte de personas va recuperando paulatinamente la confianza de los usuarios en cuanto a su seguridad. No se han alcanzado los niveles anteriores a la pandemia, pero se han recuperado viajeros. En transporte de mercancías, quienes más se han beneficiado de la reactivación de la actividad económica y del incremento del ecommerce han sido los operadores mejor preparados en términos de digitalización, lo que les permite trabajar con activos como previsión de la demanda, trazabilidad de las mercancías o gestión de stocks, que favorecen su competitividad. Por eso es imprescindible insistir en la digitalización industrial.
Toda la industria puede beneficiarse de la ventaja que aporta una cadena de suministro digitalizada y cuanto antes, mejor. Nuestros socios son expertos en digitalización de la cadena de suministro industrial, las administraciones están apoyando económicamente esa transición y las ventajas son indudables; no hay excusa para retrasar un proceso que lastra la competitividad.
"Vemos con esperanza 2022 y la oportunidad de los fondos Next Generation"
En este resumen, no podemos eludir mencionar las dificultades que está teniendo el transporte internacional derivadas del ‘Brexit’ y de los efectos de la pandemia en la producción y a todos los niveles. Y también hay que destacar el protagonismo que está cobrando la distribución de última milla. Confiando en que mejore la situación sanitaria y, por tanto, con el optimismo relativo que genera la incertidumbre del momento ‘Ómicron’ que atravesamos, vemos con esperanza 2022 y la oportunidad que pueden suponer los fondos ‘Next Generation’.
Como clúster, la innovación es uno de los pilares que promovemos y, a expensas de cómo se articulen finalmente esos fondos, de nuevo digitalización y sostenibilidad son objetivos clave. En digitalización, no sólo hablamos del sector industrial y su cadena de suministro, sino también de la propia movilidad, avanzando hacia la conectividad total: conectividad de los vehículos, de las infraestructuras y de todo con todo, incluyendo a los usuarios. Es el camino hacia el vehículo autónomo que se hace posible gracias a tecnologías de visión e inteligencia artificiales, big data, sensórica, etc., en las que nos posicionamos muy bien como industria.
En el ámbito de la sostenibilidad, también las perspectivas son optimistas, con las administraciones y operadores cada día más involucrados en transportes de cero emisiones y con una industria en situación de liderazgo. Hay que confiar en que la actividad no se resienta en exceso de la ola pandémica que atravesamos a nivel mundial porque, como sector, el papel que desempeñan nuestros socios no sólo es esencial, sino que contribuye al crecimiento de toda la industria, tanto a nivel de distribución como de digitalización.
El 2021 ha supuesto un ejercicio de recuperación respecto a la excepcionalidad que supuso el 2020. Si bien es cierto que comenzó con una alta incertidumbre, se cierra un año, el año Europeo del Ferrocarril denominado por la Comisión Europea, en el que el sector se ha situado en el centro de las políticas de recuperación de gran parte de los estados. Estos planes vienen a acelerar lo que ya suponía un sector como el ferroviario, sinónimo de sostenibilidad. Todo ello, para caminar hacia una economía verde y libre de emisiones.
A nivel nacional, la partida destinada a la movilidad para los próximos años es la más cuantiosa en el plan presentado por España ante la Unión Europea, y dentro de esta partida, la parte más importante servirá para impulsar una movilidad ferroviaria "sostenible, segura y conectada", convirtiendo a nuestro sector en una de las principales palancas, no sólo de recuperación, sino también para lograr la descarbonización del transporte y como eje central de la movilidad del futuro. No obstante, y pese a estas noticias a priori favorables para nuestra industria, sigue siendo necesario más que nunca el apoyo y definición de reformas por parte de la administración en aspectos que merman la competitividad nacional e internacional.
"La liberación del sector aportará mayores niveles de inversiones con nuevos actores"
Ejemplo de ello son el coste de la electricidad disparado, el incremento del transporte de mercancías y logística, la necesidad de atraer y mantener el talento en nuestra industria y sector en general, la dificultad de proveernos de determinados componentes clave por su escasez actual o la subida generalizada del coste de las materias primas entre otros.
Además, a nivel internacional, seguimos observando la falta de reciprocidad y escasa apertura de algunos países, principalmente en lo que al acceso a licitaciones públicas se refiere, teniendo en cuenta que la Unión Europea es uno de los mercados más aperturistas del mundo Esperamos que durante el 2022 algunas de estas barreras se vayan solventando. Pero se precisa estabilidad e inversión en mercados domésticos, como España y Europa para que las empresas puedan apoyarse para innovar y para, a su vez, tratar de mejorar competitivamente en el exterior.
Por otro lado, el proceso de liberación del sector seguirá siendo un elemento que aporte al mercado doméstico mayores niveles de inversiones con la entrada de nuevos actores. El ferrocarril es el futuro y la industria ferroviaria española está preparada para protagonizar este importante cambio hacia una movilidad sostenible, altamente tecnológica y neutra en emisiones.
Respondiendo a nuestro plan estratégico, las actividades dirigidas desde el clúster han buscado incrementar la innovación tecnológica dinamizando 2 proyectos ‘Elkartek’, 4 ‘Hazitek’, 10 ‘Hazinnova’, 4 ‘Pymes Circular’, 4 DFG, 3 del ‘Miteco’: 3, 7 AEI´s: 7, 6 Europeos y 1 ‘Life’ como líderes.
Otras de las acciones relevantes en innovación durante 2021 ha sido el ciclo de webinars “Píldoras tecnológicas” para la transferencia tecnológica en medio ambiente en colaboración con la BRTA y la RCYT, así como el l Primer Foro de Innovación y Transferencia Tecnológica Ambiental, Basque Greentech, punto de encuentro entre la Red Vasca de Ciencia y Tecnología (RVCyT) y el sector medioambiental.
Y de una forma muy intensa hemos trabajado con nuestras empresas y otros sectores en el Plan de Prevención y Gestión de residuos de Euskadi 2030 de Gobierno Vasco.
Respondiendo a la doble twin transition (circular y digital), promovida por el Pacto Verde, la digitalización de nuestro sector y el trabajo del área ‘Basque Enviroment 4.0’ es otro de nuestros ámbitos a destacar en innovación, con iniciativas tan interesantes como la creación del grupo de trabajo residuos 4.0 y la participación en el ‘BIND 4.0’ de Spri, para la búsqueda de soluciones a retos medioambientales a través de start ups tecnológicas.
Propiciar la innovación empresarial, ha sido otro de nuestros objetivos como clúster, incorporando los ODS como herramienta de gestión empresarial y desarrollando una nueva área en el clúster para la gestión del talento en nuestro sector. En el primero de los ámbitos, nos gustaría destacar, nuestra participación en el Foro Multiagente de Transición Social y Agenda 2030 de Gobierno Vasco y en ámbito del talento el Programa 3R Empresa en colaboración con la Diputación Foral de Bizkaia entre otras actividades.
"Merece una especial atención el cambio que se va a producir en la política de residuos del País Vasco durante los próximos años"
Nuestra actividad en internacionalización durante el 2021 ha estado protagonizada por la participación en proyectos en colaboración con otros clústeres internacionales, dos ejemplos son: el proyecto ‘euWATER4I-SD’ para la cooperación activa entre 5 clústeres en torno a la cadena de valor del agua, llegando a más de 1000 pymes y el proyecto ‘C2Furure’, con la participación de 6 clústeres, involucrando a 700 pymes en torno a las Smart Cities.
Promover la colaboración públicoprivada y posicionar al sector ambiental como clave en la reactivación económica eran otros de nuestros objetivos para este año, para ello hemos fomentado proyectos para apoyar la transición ecológica, a través de hibridación con otros sectores. Dos ejemplos, los desarrollados con Departamento de Promoción Económica, Turismo y Medio Rural de la Diputación Foral de Gipuzkoa, con el objetivo de integrar la perspectiva circular en sus cadenas de valor, con el sector de la construcción (Ekaikune) el proyecto ‘E-cont’ iniciativa para el diseño de espacios sostenibles y la hibridación sector ambiental y bio-salud (Health). Sin olvidar el grupo de trabajo de sostenibilidad y economía circular con el Departamento de Infraestructuras y Desarrollo Territorial de Diputación Foral de Bizkaia y el proyecto ‘BilbaoZero2’ con el Ayuntamiento de Bilbao que buscan impulsar proyectos de innovación con marcado impacto ambiental
Consideramos que nos encontramos frente a un horizonte de oportunidad de crecimiento sin precedentes para nuestro sector, ligado a la implementación de la estrategia ‘Green Deal’ en todas sus vertientes, donde la sostenibilidad será un eje clave y transversal para todos los sectores productivos y la sociedad en su conjunto. La puesta en marcha de estrategias europeas, el despliegue de los fondos ‘Next Generation’, de los cuales, el 37% debe ir destinado a proyectos ambientales y de impacto climático positivo, la creciente concienciación ambiental de los consumidores, el interés empresarial por la sostenibilidad en general, y particularmente por la economía circular, el cambio climático, y la calidad ambiental y, el movimiento de capital público y privado hacia inversiones con impacto ambiental positivo, entre otras cuestiones, hacen que desde Aclima veamos un futuro lleno de oportunidades.
Nos hemos fijado unas líneas de actuación para avanzar en la mejora continua del sector medioambiental: ser referente para la innovación de la industria del medio ambiente, capaz de aprovechar nichos y oportunidades en base a la innovación real y efectiva en los socios; apoyar a nuestros socios en sus procesos de internacionalización en función de las demandas reales e intereses de mercado; fomentar la cooperación y colaboración a todos los niveles: entre los socios de Aclima, con otros clústeres y con otras empresas, poniendo en valor la transversalidad del sector medioambiental.
Asimismo, como consecuencia del despliegue del Pacto Verde Europeo, se prevé una ingente actividad legislativa en los próximos años y estamos colaborando activamente en especial con las instituciones públicas vascas, pero también con estatales, europeas e internacionales con el objetivo de establecer políticas de puesta en valor y defensa del sector ambiental. Merece una especial atención el cambio que se va a producir en la política de residuos del País Vasco durante los próximos años, transitando hacía un modelo basado en la valorización de residuos como nicho de oportunidad para productos secundarios.
En 2021, en términos globales, no se han cumplido las expectativas previstas del sector de fundición. Tras un 2020 en el que se había caído un 15% en toneladas producidas, en 2021 únicamente se espera un incremento de la producción del 2,52%: +2,35% para la fundición de hierro, +5,67% para la fundición de acero y +3,96% para la fundición no férrea.
En general, los mercados se han comportado mejor en el primer semestre, con una caída importante durante el segundo semestre, especialmente en el sector automoción, principal cliente del sector de fundición, que representa un 58% en ventas del sector. Aproximadamente un 28% de las empresas han tenido que recurrir a ERTEs, así como a otras medidas de ajuste de las plantillas. El nivel de ocupación medio en el último cuatrimestre del año se ha situado en el 71%, cifra similar a la del 2020.
El sector de fundición español es un sector tecnológico que trabaja para otros altamente competitivos (automoción, valvulería, energía eólica, construcción, cemento, troquelería, ferrocarril, máquina herramienta, maquinaria agrícola, ‘Oil & Gas’, etc.), que en la última década se ha posicionado adecuadamente en los mercados internacionales.
"Creemos que los mercados van a evolucionar en 2022 al alza"
Y el ejercicio 2021 ha sido extremadamente complejo de gestionar ya que hemos tenido a nivel internacional un incremento tremendo de los precios de las principales materias primas utilizadas: chatarra (+54%), lingote (+35%), ferrosilicio (+239%), ferromanganeso (+71%), ferrocromo (+89%)… Y a esto se han unido unos incrementos exponenciales de los costes energéticos (electricidad y gas), la imposibilidad de formalizar contratos a plazo (a precio fijo o contratos PPA en base a generación renovable), ya que las compañías comercializadoras no han tenido ningún interés en cerrarlos, y la modificación o rescisión unilateral por parte de las compañías comercializadoras de muchos de los pocos contratos a plazo que existían.
Todo ello ha puesto en peligro la continuidad de todas y cada una de las empresas por ser intensivas en la utilización de la energía, ya que muchas de ellas han entrado en pérdidas por no poder asumir estos incrementos de costes energéticos. Los precios energéticos de los mercados spot en Europa han sufrido incrementos exponenciales similares, pero en otros países los mercados energéticos a plazo han funcionado mejor y con mayor liquidez que en España. De este modo, las fundiciones españolas que han tenido que comprar energía en los mercados spot (aproximadamente el 85% de nuestras empresas) están en una desfavorable situación competitiva frente a fundiciones alemanas y francesas, nuestros principales competidores.
Aunque se continúa con una incertidumbre tremenda sobre cómo van a funcionar los mercados clave para la industria fundidora, desde el clúster creemos que los mercados van a evolucionar en 2022 al alza, principalmente durante la segunda mitad del año. Pero lo que es necesario para seguir trabajando en mercados internacionales y altamente competitivos es tener una posición predecible de los contratos de suministro de electricidad y gas, especialmente porque los futuros para 2022 y 2023 ofrecen precios que son 10 veces superiores a los que hemos tenido en el quinquenio 2016-2020.
En España, justo al contrario que en la mayoría de Europa, la mayor parte del suministro energético está ligado a los precios del mercado spot, mientras que el mercado a plazo es residual. Por eso, los precios mayoristas están, casi en su totalidad, regidos por el sistema marginalista de formación del precio. De esta forma, el precio final termina reflejando una alta volatilidad, cuya negativa consecuencia se traslada a la totalidad del suministro eléctrico y nos lleva a los actuales precios, muy elevados por la influencia del gas en los mercados internacionales y del CO2 en el mercado europeo de los derechos de emisión.
El principal problema en España es un problema de competencia, los mercados a plazo no funcionan adecuadamente por su falta de liquidez. El patrón generación / consumo centralizado necesita ser revisado en profundidad de modo que las tres compañías eléctricas dominantes, verticalmente integradas, no tengan la actual capacidad de ejercer el poder de mercado del que gozan. Además de que esta situación no implica contratos internos ventajosos, también resta liquidez al mercado al que están abocadas el resto de las comercializadoras sin generación propia.
Si nadie lo remedia, las fundiciones, sector clave para aquellos países que apuestan por la industria como motor de crecimiento económico, van a convertirse en una especie en extinción. Sin industria, no hay empleo.7
Tras la paralización y ralentización de proyectos en 2020 a causa del Covid-19, que dio lugar a una caída media en la facturación de las empresas de un 16% respecto a 2019, el ejercicio 2021 ha cumplido en gran medida las expectativas de recuperación en actividad y resultados, propiciando un incremento global del sector en el entorno del 10% respecto a las cifras del 2020. Las empresas con mejores resultados en este año 2021 serán principalmente las que operan en las cadenas de valor de las redes eléctricas inteligentes, de eólica, tanto terrestre como offshore, de solar fotovoltaica y de gas natural. Nos referimos sobre todo a empresas de la “cadena de valor de la industria energética”: proveedoras de equipos, componentes, ingeniería, tecnología o servicios para la fabricación, construcción, puesta en marcha y operación de activos e instalaciones energéticas.
El aspecto que más ha influido en este incremento de actividad ha sido que las inversiones en estas áreas, tanto en los mercados internacionales como en el estatal, han recuperado su dinamismo y se han relanzado numerosos proyectos. Tras la crisis causada por el Covid-19, las inversiones necesarias para la transición energética se están impulsando a nivel global como una palanca clave para la recuperación económica, con importantes crecimientos en la próxima década.
"Es el momento de apoyar a las empresas industriales, reforzando las ayudas en desarrollo tecnológico e innovación en toda la cadena de valor"
En línea con la citada transición energética, el año 2022 se presenta para el sector energético vasco con buenas perspectivas de crecimiento para alcanzar las cifras previas a la pandemia. Aunque los elevados costes de las materias primas, energía y logística (y las sucesivas olas del Covid) generan importantes incertidumbres en cuanto a la evolución económica general, las empresas del sector están ya abordando nuevas oportunidades en los mercados energéticos internacionales.
Además de los subsectores antes citados con mejor comportamiento en 2021, para 2022 se prevén también incrementos de actividad significativos en segmentos como las instalaciones de autoconsumo o los sistemas de recarga de vehículos eléctricos. El gran reto de las empresas vascas será mantener y reforzar su buen posicionamiento y competitividad en los mercados, en gran medida a través de su capacidad de innovación. Por ello es el momento de apoyar a las empresas industriales, reforzando las ayudas en desarrollo tecnológico e innovación en toda la cadena de valor. Debemos contribuir a que esa potente y competitiva industria que tenemos en Euskadi aproveche en toda su dimensión las oportunidades de negocio y crecimiento que ya está ofreciendo la transición energética.
En este sentido ha sido una excelente noticia la reciente aprobación del Perte (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) de Energías Renovables, Hidrógeno renovable y Almacenamiento, en el marco del PRTR del Gobierno de España. Su objetivo es apoyar soluciones innovadoras que refuercen las capacidades industriales y el efecto tractor de la transición energética sobre la economía y el empleo. El Perte canalizará hacia la industria 3.558 millones del presupuesto del Miteco y 3.362 millones de otros ministerios a través de convocatorias que se publicarán en 2022 y 2023. Por lo tanto en los próximos años se lanzarán un importante número de proyectos de innovación y desarrollo tecnológico en los ámbitos energéticos priorizados en el Perte: eólica marina, digitalización de redes, almacenamiento, comunidades energéticas, hidrógeno o movilidad eléctrica, entre otros.
En términos de volúmenes gestionados, los números ha sido mayores que los inicialmente esperados, pero aún estamos sin superar los anteriores a la pandemia; lo cual, por otra parte, es lógico puesto que nuestro sector refleja los consumos de todos los demás sectores económicos, entre ellos el de la movilidad que aún no se ha recuperado. Este año, además, nuestro sector ha estado, y está, de actualidad como parte de la cadena de suministro y tensionado por circunstancias sobrevenidas que han hecho dispararse los costes operativos. Las disrupciones en los puertos de Asia y de Estados Unidos han tenido un efecto dominó sobre el conjunto de rutas mundiales y ha dado lugar, en el lado mar, a un incremento de los fletes como no se conocía hace décadas, complicando la relación de los operadores logísticos con los cargadores. Es una situación que aún no ha concluido y que se aprecia que persistirá, al menos, durante los próximos meses.
Al margen de las tensiones en las rutas transoceánicas, el comercio marítimo vía Bilbao con el resto del continente europeo se ha comportado positivamente, más aún si se piensa en la incertidumbre que hace un año se cernía sobre el comercio entre los países de la Unión Europea y el Reino Unido una vez que el 1 de enero el ‘Brexit’ fue efectivo, afectando tanto a la parte administrativa como operativa del comercio a ambos lados de las fronteras.
En lo que respecta a los costes, no solo los fletes han afectado a la cadena logística, sino también el incremento de los combustibles, consumo imprescindible de todos los modos de transporte incluidos los servicios auxiliares (remolque, practicaje, amarre). Como organización dinamizadora, este año hemos aprobado nuestro plan estratégico hasta 2024 para continuar con el refuerzo en la mejora de la competitividad y la promoción del puerto de Bilbao como clúster logístico multimodal referente de Euskadi, contribuyendo con ello al posicionamiento internacional del País Vasco.
"Aventuramos una tendencia al crecimiento de los tráficos ligada a la evolución del comercio internacional de las empresas del hinterland"
Es complicado vaticinar cuando seguimos con una pandemia que lo trastoca todo, incluida la actividad productiva y la movilidad. Lo que si aventuramos es una tendencia al crecimiento de los tráficos ligada a la evolución del comercio internacional de las empresas del hinterland y, aunque costará, esperamos que para final del ejercicio podamos estar muy cerca de niveles de pre-pandemia.
En cuanto a los retos del sector, uno que comenzará a tener cada vez más vigencia es la reducción de las emisiones de la huella ambiental de todo el transporte. Es un reto que nos ocupará y preocupará, puesto que no siempre existen alternativas realistas a los motores de combustión. Ese es el caso del transporte por carretera donde los equipos (cabezas tractoras) tienen precios no asumibles y tampoco existe desplegada una red de recarga. Estaremos al tanto de los cambios normativos y de las novedades logísticas y técnicas para que el transporte pueda lograr sus ambiciosos objetivos medioambientales. En este sentido, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana tiene previsto lanzar la primera convocatoria de ecoincentivos para el transporte ferroviario y marítimo en el primer trimestre de 2022, que a la fecha se vislumbra con una cierta preocupación, puesto que parecen primar los modos/servicios de transporte no por su efectividad y eficiencia sobre lo que se desea promover (sostenibilidad medioambiental), sino por intereses de una oferta muy particular.
Por otro lado, la accesibilidad, tanto por carretera como por ferrocarril, seguirá siendo un eje importante (infraestructuras, servicios, peajes, etc.), con el plan de carreteras de Bizkaia encima de la mesa y el Real Decreto que modifica el Reglamento General de Carreteras del Estado. En el ámbito del transporte por carretera la concreción de los acuerdos a nivel nacional con el MITMA, el traslado al lado operativo y las mejoras que se puedan definir a nivel local y operativo serán uno de los temas del 2022.
El año llega con un nuevo desafío en lo que se refiere al comercio con el Reino Unido, uno de los principales orígenes/ destinos en el puerto de Bilbao. El Gobierno inglés avanza en la adopción de procedimientos que les garanticen un comercio seguro y añade nuevas exigencias a los exportadores comunitarios y a los importadores de UK. Por muchos de sus puertos, y en especial para el tráfico que llegue en ferry, sólo se podrá introducir mercancía que llegue con los despachos aduaneros realizados de antemano. Un proceso que obligará para lograrlo, desde el 1 de enero de 2022, a trabajar con tiempo suficiente de antelación a los exportadores/importadores. Prevemos que esta situación tensionará también las cadenas de suministro europeas con UK, que se sumará a la tensión existente en el trans-oceánico comentada y que se prolongará.
En el ámbito empresarial, otro de los retos ineludibles es la revisión de los distintos contratos en estos momentos de inflación, con costes altos de la energía y de los combustibles. En lo que a Uniport respecta, como asociación dinamizadora clúster seguiremos trabajando en todo ello, basándonos en cooperación inter-empresarial, inter-administraciones y públicoprivada, con la innovación como herramienta transversal de nuestra actividad. Todo ello dirigido al desarrollo sostenible del puerto de Bilbao y de sus empresas, instrumentos claves para la internacionalización del sector industrial y comercial, así como su contribución al bienestar general de nuestro entorno.
Dentro de la faceta de promover el comercio por el puerto de Bilbao también es de destacar que trataremos de reactivar la promoción presencial, aunque debamos seguir realizando muchas actividades on line. La primera de 2022 será el 27 de enero con una jornada centrada en el Short Sea y en el ‘Brexit’ y dirigida a cargadores del principal mercado del puerto: Reino Unido e Irlanda. Asimismo, volveremos a realizar talleres ‘Brexit’ para abordar los nuevos cambios previstos, realizaremos misiones deep-sea y encuentros empresariales con empresas de otras CC.AA., y acudiremos a ferias tanto estatales como internacionales de carga general, breakbulk, alimentarias o eólicas, como Wind Europe que se celebrará en abril en Bilbao.
El ejercicio comenzó con buen pulso, recuperando gran parte de la actividad perdida en el 2020 y con perspectivas de crecimiento de entre un 9 y un 11%. Esta realidad se ha ido frenando a lo largo de los meses por razones de todos conocidas como la falta de chips, el encarecimiento de las materias primas, la subida de los fletes, la escaladas de la energía y, al final, el repunte del coronavirus. Eso ha hecho que una año que parecía iba a ser brillante se haya quedado a medias.
2022 será un año de transición donde muchos de los problemas actuales irán volviendo a la normalidad
Aun así, cabe decir que acabaremos en positivo a nivel facturación. La visibilidad para 2022 se presenta relativamente baja. Será un año de transición donde muchos de los problemas actuales, como el suministro de materias primas o de semiconductores, se irá solucionando, y donde los consumidores de todo el mundo irán volviendo a la normalidad, con ganas de aprovechar el tiempo perdido. Pero deberemos trabajar a fondo en temas de gestión y ajustar costes para poder aprovechar las oportunidades que salgan.
En cuanto a los registros, sí pensamos que se superarán de nuevo, aunque todavía es pronto para saber en qué porcentaje.
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