Teletrabajando
Luego vino la pandemia, el confinamiento y no quedó más remedio que adaptarse a la única opción posible.
Hace ya casi un año, con la aparición de la pandemia provocaca por la Covid-19, fueron muchas las empresas que no tuvieron más remedio que aceptar y adoptar el teletrabajo. Las reticencias previas eran muchas, derivadas en buena medida por la falta de experiencia y confianza en el modelo de muchos directivos. La mayoría hemos vivido situaciones en la que se primaba más el estar que el hacer, más que el obtener resultados o como apunta Simon Sinek, progresar en la dirección adecuada.
El estar es controlable y al directivo mediocre le conforta esa falsa sensación de control. Luego vino la pandemia, el confinamiento y no quedó más remedio que adaptarse rápidamente a la única opción posible. No hemos adoptado el teletrabajo por convicción sino por una necesidad, que preveíamos puntual y se está tornando en más estructural. Ahora, cuando a pesar de la tercera ola y Dios quiera que Semana Santa no traiga una cuarta, empezamos a percibir que el túnel tiene un final, son muchas las empresas que se preguntan cómo volver a la normalidad. Y quizás la pregunta previa sea cuál será la nueva normalidad en relación a la localización del trabajo.
Son numerosas las ventajas que ofrece el el teletrabajo incluyendo en muchos casos una mejora en la motivación y la productividad, en la calidad de vida del trabajador facilitando la conciliación y evitando pérdidas de tiempo en traslados o la reducción de espacios de oficina y costes asociados. Pero el teletrabajo también tiene sus riesgos y desventajas, entre las que están la mayor dificultad para colaborar en identificar y resolver problemas, menor comunicación, dificultad para integrar nuevos miembros al equipo o la seguridad en la gestión de datos e información relevante. Cada empresa deberá analizar cómo le afecta y definir su nueva normalidad evaluando estos pros y posibles riesgos. Un teletrabajo ordenado y responsable se ha demostrado posible y puede suponer importantes beneficios para la organización. Definir la manera que se incorpore de manera natural a la cultura de cada compañía va a requerir de una transformación cultural pensada y ordenada.
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