Sobreendeudados
La deuda pública crecerá en los próximos años. Todos los organismos buscan fórmulas para mitigar su impacto.
El sobreendeudamiento general, público y privado, de nuestras economías es una preocupación latente, en un momento en que todos hemos asumido que ese es el remedio inmediato para afrontar los retos derivados del Covid. Partíamos al finalizar 2019 de un balance de deuda acumulada durante la crisis financiera, más privada que pública salvo en Italia, que estaba en fase de tratamiento en el medio y largo plazo. El Covid añadirá más deuda a las economías y la necesidad de unas nuevas dosis de ajuste para su tratamiento.
Según el FMI, para la deuda pública, todos los países sufrirán importantes incrementos sobre PIB entre 2019/25: UK 31,6%; USA, 28,2%; Japón, 26%; China, 25,5%; Francia, 25,2%; España, 23,3%; e Italia, 17,8%. Sólo Alemania tendrá en 2025 el mismo nivel de deuda pública que en 2019, tras un incremento de un 13,8% en 2020. De este modo en 2025 algunos de los países citados tendrán los siguientes niveles de deuda pública: Japón, 264%; USA, 136,9%; Italia, 156,2%; Francia, 123,3%; España, 118,8%; UK, 117%; y Alemania, 59,5%. No obstante, las expectativas prolongadas de bajos tipos de interés harán que el impacto en el servicio de la deuda será escaso. En el caso de España, dicha carga pasará entre 2019/25 de un 2% a un 2,3% sobre PIB. Para afrontar esta situación el reciente informe del FMI propone que, una vez superadas las urgencias del corto plazo, se combinen políticas de aumento de los ingresos fiscales con una disminución gradual del gasto a medio plazo.
En materia de ingresos, el Organismo apunta a una reducción de las deducciones en la imposición directa, a la vez que se aumenta la progresividad tributaria. En el gasto se insiste en una mejor gestión de los sistemas de subvenciones. En el caso particular de la UME, se debate que los bonos soberanos adquiridos por el BCE, que representan un 20% del PIB, llegado el momento de sacarlos de su balance, se transfieran al MEDE. Así se evitaría una crisis de riesgo soberano como la producida en 2011/12. El MEDE emitiría deuda europea para comprarlos y los bancos centrales actuarían de garantes últimos. Ante problemas nue vos hay que responder con nuevas recetas, que acompañen a la vacuna.
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